Matías.
Los ojos de Noemí están en sus manos, pero este no es momento de ser cobarde.
Las últimas palabras de Mauricio me causan dudas, pero ni loco me atrevo a preguntar.
Saco mi laptop y el pendrive con la copia de video, solo que este está recortado solo a esa noche, mejor dicho hasta que salimos de ese hotel. Noemí me rogó que lo cortará ahí y no pude decirle que no.
Mauricio toma una pequeña libreta antes de darle comienzo a la grabación y comienza a tomar notas. Para mi ni significan nada, pero para el seguro que si.
En el momento de la cinta en que Noemí me besa, gira su rostro para mirarme y se para para darle vuelta a la silla y apoyarse en su respaldo.
-Malditos hijo de puta- dice cuando ve que nos ponen las drogas en las copas y nos las llevan.
Camina de un lugar a otro mientras la cinta continúa hasta que finaliza. Noemí sigue con sus ojos abajo, totalmente apenada.
-Párate Matias- me ordena.
Le hago caso y me paro frente a él. Sus ojos me miran duro.
-¿Besaste a mi sobrina? - me acusa.
-Si- no voy a negar algo tan obvio.
-Tío. Estábamos drogados los dos- le aclara Noemí.
Mis ojos viajan a ella con confusión. Ahora toda la justificación es esa. No tiene pensado decirle que continuamos con esto y me parte el corazón.
-No hables, princesa- da vueltas mientras tira de su pelo.- tu besaste a nuestra princesa. - me señala con el dedo.
-Si- vuelvo a confirmar, con mi cuerpo tranquilo. Mis brazos a los costados de mi cuerpo y mi rostro tranquilo porque no voy a mentir para nada. No es la intención.
Uno de sus puños se estampa en mi rostro y mi nariz lo resiente. Mis manos llegan a ella para frenar la humedad que siento y un nuevo impacto da en mis partes más sensibles, dejando todo mi cuerpo en el piso.
-Te atreviste a besar a nuestra princesa- me grita mirándome de pie, justo frente a mi.
-¡Tío! ¿Qué te pasa?- Le grita Noemí mientras se para de golpe y se acerca a nosotros- Estábamos dro ga dos- le silabea a la vez que se agacha junto a mi- Oh mierda. ¿Estas bien, Matías?
-Si, tranquila. Supongo que lo merezco- le respondo tratando de incorporarme.
-Toma- Alfonsina me alcanza un paño y se aleja lo mas que puede, pero sin abandonar la habitación.
-Estas loco, Tío. Mira lo que hiciste.
Miro a Mauricio y sus ojos nos miran a uno y al otro. Noemó toma mi cuello y saca mis manos del paño para ella hacer presión. Trato de hacerlo por mi mismo, pero no me lo permite.
-Déjame hacer esto Matias- sus ojos duros.
Y yo me dejo, como cada vez que ella lo quiere.
-¡Mierda, mierda mierda!- su tío grita y nos volvemos para verlo dando vueltas y observarnos muy detenidamente.
Se gira hacia Alfonsina que nos mira con cara de Te lo dije.
-Tu lo sabias- la acusa.
-Si, pero esto es tema de mi prima, papa.
-Otra vez la misma historia. Hay más y lo quiero ahora.
-No hay nada más. - Le contesta ofuscado Noemí
Yo cierro mis ojos.
-Oh por supuesto que hay más. ¿Están en algo cierto?- nos señala. - está historia ya me la conozco. ¿No te la contó?
-No se de que habla- le digo cuando sus ojos están clavados en mi.
-Deja de llorar que te voy a contar la historia de sus padres- señala a mi chica.
Mi chica. Ni siquiera se que somos. Solo que hace más de dos meses que salimos y es mi esposa.
-Cuando mi amigo y su madre eran muy jóvenes, como 15 años, hicieron la promesa de que solo se iban a casar entre ellos. Eran como los planetas colisionando cada vez que los veías juntos y uno se prometía a sí mismo encontrar un amor tan grande como ese. Los años fueron pasando y cada vez estaban más grandes. Un día, los abuelos de Noemí fallecieron en un accidente y una vivora, se encargó de decirle a la madre- señaló a mi chica- que su padre lo había mandado a hacer. Luego, la madre de mi sobrina se vino para acá y juró no volver, hasta que fue de visita y allí los drogaron.
Sus ojos están perdidos en el recuerdo. Suspira mientras retoma.
-Jamás vi a mi amigo tan mal como cuando apareció tirado en una cama de hospital. La madre de Noemí volvió a escapar y se llevó un lindo regalo de Uruguay. - Un atisbo de miedo y duda se asoma en su rostro. - Dime que no estás embarazada- señala a Noemí.
-Claro que no- contesta con nuestros ojos sobre ella- No. Están dementes. - nos ve seria.
-Si. Es lo mismo que pensó tu madre, hasta que descubrió que esa noche se acostaron con tu padre y no usaron nada de protección. -nos mira nuevamente- Espero que si usen protección, porque si embarazas a mi sobrina date por muerto.
-Tío. Deja de hablar como si pasara algo más. Fue solo eso. - Le recrimina mientras mi corazón duele.
-Es obvio que pasa algo más. Corriste a protegerlo cuando lo golpee. No es necesario mentirme.
-Le hiciste sangrar la nariz. ¿Qué querías que hiciera? ¿una fiesta?- su sarcasmo muy marcado.
-Solo quiero saber si al menos se ponen protección. Tienes que terminar los estudios. Ambas- y señala a su hija.
-Si me cuido, papá. Es importante mi carrera- contesta Alfonsina con valor.
-No quería saber- se tapa la cara y casi tengo el instinto de reírme de él, pero mis preciosas están en juego. - No puedo decirles que no pueden hacer esto. Pero siempre se tienen que cuidar. Dios mío.
-Si nos cuidamos, tranquilo- le confirmo para darle algo de paz al miserable.
Su cuerpo se enfoca en mi.
-¿Porque dices eso, Matías?- reclama Noemí furiosa.
-Porque es un abogado que nos lee con mucha facilidad. - me encojo de hombros ante algo obvio.