30. Besaste a mi sobrina.

1032 Words
Matías. Los ojos de Noemí están en sus manos, pero este no es momento de ser cobarde. Las últimas palabras de Mauricio me causan dudas, pero ni loco me atrevo a preguntar. Saco mi laptop y el pendrive con la copia de video, solo que este está recortado solo a esa noche, mejor dicho hasta que salimos de ese hotel. Noemí me rogó que lo cortará ahí y no pude decirle que no. Mauricio toma una pequeña libreta antes de darle comienzo a la grabación y comienza a tomar notas. Para mi ni significan nada, pero para el seguro que si. En el momento de la cinta en que Noemí me besa, gira su rostro para mirarme y se para para darle vuelta a la silla y apoyarse en su respaldo. -Malditos hijo de puta- dice cuando ve que nos ponen las drogas en las copas y nos las llevan. Camina de un lugar a otro mientras la cinta continúa hasta que finaliza. Noemí sigue con sus ojos abajo, totalmente apenada. -Párate Matias- me ordena. Le hago caso y me paro frente a él. Sus ojos me miran duro. -¿Besaste a mi sobrina? - me acusa. -Si- no voy a negar algo tan obvio. -Tío. Estábamos drogados los dos- le aclara Noemí. Mis ojos viajan a ella con confusión. Ahora toda la justificación es esa. No tiene pensado decirle que continuamos con esto y me parte el corazón. -No hables, princesa- da vueltas mientras tira de su pelo.- tu besaste a nuestra princesa. - me señala con el dedo. -Si- vuelvo a confirmar, con mi cuerpo tranquilo. Mis brazos a los costados de mi cuerpo y mi rostro tranquilo porque no voy a mentir para nada. No es la intención. Uno de sus puños se estampa en mi rostro y mi nariz lo resiente. Mis manos llegan a ella para frenar la humedad que siento y un nuevo impacto da en mis partes más sensibles, dejando todo mi cuerpo en el piso. -Te atreviste a besar a nuestra princesa- me grita mirándome de pie, justo frente a mi. -¡Tío! ¿Qué te pasa?- Le grita Noemí mientras se para de golpe y se acerca a nosotros- Estábamos dro ga dos- le silabea a la vez que se agacha junto a mi- Oh mierda. ¿Estas bien, Matías? -Si, tranquila. Supongo que lo merezco- le respondo tratando de incorporarme. -Toma- Alfonsina me alcanza un paño y se aleja lo mas que puede, pero sin abandonar la habitación. -Estas loco, Tío. Mira lo que hiciste. Miro a Mauricio y sus ojos nos miran a uno y al otro. Noemó toma mi cuello y saca mis manos del paño para ella hacer presión. Trato de hacerlo por mi mismo, pero no me lo permite. -Déjame hacer esto Matias- sus ojos duros. Y yo me dejo, como cada vez que ella lo quiere. -¡Mierda, mierda mierda!- su tío grita y nos volvemos para verlo dando vueltas y observarnos muy detenidamente. Se gira hacia Alfonsina que nos mira con cara de Te lo dije. -Tu lo sabias- la acusa. -Si, pero esto es tema de mi prima, papa. -Otra vez la misma historia. Hay más y lo quiero ahora. -No hay nada más. - Le contesta ofuscado Noemí Yo cierro mis ojos. -Oh por supuesto que hay más. ¿Están en algo cierto?- nos señala. - está historia ya me la conozco. ¿No te la contó? -No se de que habla- le digo cuando sus ojos están clavados en mi. -Deja de llorar que te voy a contar la historia de sus padres- señala a mi chica. Mi chica. Ni siquiera se que somos. Solo que hace más de dos meses que salimos y es mi esposa. -Cuando mi amigo y su madre eran muy jóvenes, como 15 años, hicieron la promesa de que solo se iban a casar entre ellos. Eran como los planetas colisionando cada vez que los veías juntos y uno se prometía a sí mismo encontrar un amor tan grande como ese. Los años fueron pasando y cada vez estaban más grandes. Un día, los abuelos de Noemí fallecieron en un accidente y una vivora, se encargó de decirle a la madre- señaló a mi chica- que su padre lo había mandado a hacer. Luego, la madre de mi sobrina se vino para acá y juró no volver, hasta que fue de visita y allí los drogaron. Sus ojos están perdidos en el recuerdo. Suspira mientras retoma. -Jamás vi a mi amigo tan mal como cuando apareció tirado en una cama de hospital. La madre de Noemí volvió a escapar y se llevó un lindo regalo de Uruguay. - Un atisbo de miedo y duda se asoma en su rostro. - Dime que no estás embarazada- señala a Noemí. -Claro que no- contesta con nuestros ojos sobre ella- No. Están dementes. - nos ve seria. -Si. Es lo mismo que pensó tu madre, hasta que descubrió que esa noche se acostaron con tu padre y no usaron nada de protección. -nos mira nuevamente- Espero que si usen protección, porque si embarazas a mi sobrina date por muerto. -Tío. Deja de hablar como si pasara algo más. Fue solo eso. - Le recrimina mientras mi corazón duele. -Es obvio que pasa algo más. Corriste a protegerlo cuando lo golpee. No es necesario mentirme. -Le hiciste sangrar la nariz. ¿Qué querías que hiciera? ¿una fiesta?- su sarcasmo muy marcado. -Solo quiero saber si al menos se ponen protección. Tienes que terminar los estudios. Ambas- y señala a su hija. -Si me cuido, papá. Es importante mi carrera- contesta Alfonsina con valor. -No quería saber- se tapa la cara y casi tengo el instinto de reírme de él, pero mis preciosas están en juego. - No puedo decirles que no pueden hacer esto. Pero siempre se tienen que cuidar. Dios mío. -Si nos cuidamos, tranquilo- le confirmo para darle algo de paz al miserable. Su cuerpo se enfoca en mi. -¿Porque dices eso, Matías?- reclama Noemí furiosa. -Porque es un abogado que nos lee con mucha facilidad. - me encojo de hombros ante algo obvio.
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