Había pasado casi un mes desde lo sucedido. Ya Alejandro tenía el viaje planeado. Ariel iría a Italia, la dejaría unos meses con su abuela paterna, Julia. Sabía que allí, en aquel lugar, ella estaría tranquila y muy cómoda, pues era un lugar bello, lleno de paz y calma, él lo conocía a la perfección. “Ariel.” La puerta estaba entreabierta cuando él se acercó a su habitación. “¿Puedo pasar?” “No.” Respondió ella. “¿Qué sucede?” “Mañana salimos a las diez de la mañana, solo lo digo para que estés lista.” “Bien.” Ya tenía todas sus cosas en una maleta, tampoco quería llevar demasiadas cosas, ya sabía que el día era mañana, lo que antes no conocía era la hora de salida. Ya tenía todo preparado para hacerle los mejores postres a Alejandro, las cosas que a él más le gustaban. Ya él ha