Aquella noche fue difícil para Ariel. Le había costado mucho dormir. Se sentía extraña, su vientre dolía y se despertaba cada dos por tres. Tenía pesadillas que no la dejaban cerrar los ojos por un largo rato, temerosa de volver a encontrarse con ella, sentía la habitación muy oscura, todo la perturbaba, se encontraba muy sensible, triste. Alrededor de las seis de la mañana, Ariel se despertó con un fuerte dolor en la región lumbar. Abrió sus ojos con mucho cansancio debido a las pocas horas de sueño y la luz la dejó ver aquella enorme mancha roja en sus sábanas. Al principio pensó que solo era un borrón de sus ojos, por la claridad, aquella reciente luz, pero la humedad de sus piernas no mentía. Debajo de las sábanas, tocó sus piernas húmedas, había tanta sangre que sus manos qued