Alison no deseaba ir al médico, ella temía que su madre se diera cuenta de que había cometido un error, por ello se rehusaba a ir al médico.
— ¿Qué sucede hija?
Pero Ali no deseaba decirle a su madre la verdad, pero estaba incómoda, sentía molestias al orinar, parecía que algo no andaba bien.
— Solo es un malestar mamá, tranquila solo necesito descansar un poco, eso es todo.
Pero Marcella no dejaría a su hija sola mientras tenía que ir a trabajar con los Richmond, la llevaría al médico para cerciorarse de que todo estaba bien.
— Llévala con el médico, utiliza los ahorros si necesita algún medicamento, parece muy adolorida mujer.
Decía Rodrigo a su esposa, pues para él sus hijas eran lo mas importante en la vida.
— Sí, creo que será lo mejor Rodri, ella parece tener un fuerte malestar.
Marcella llamo a la señora Richmond para pedir permiso de llegar tarde quizá dos horas, la señora Sarah era muy amable con los Petters, ella siempre los había visto bien porque eran personas sumamente trabajadoras, Antonella trabajaba en la mansión en las tardes y fines de semana porque asistía a la Universidad, mientras Alison solo asistía de vez en cuando, pues ayudaba con los deberes en casa, ya que su madre y hermana trabajaban.
— Pero mamá, estoy bien, solo necesito algo de té y estaré como nueva.
Pero su madre se negó y la llevo con su médico.
Alison estaba nerviosa, esperaba que el médico no quisiera hacerle pruebas, tenía mucho miedo de decepcionar a su familia, sobre todo que James tuviese problemas al tener que decir la verdad.
Cuando llego el momento de la revisión Ali se negaba a entrar, mintiendo a su madre, que ya se sentía bien, mucho mejor, pero la mujer no dejaría que regresara a casa así, sin estar sana aún.
Ali tuvo que aceptar y darse por vencida.
El médico le hizo preguntas y la reviso, pero al notar el nerviosismo de Ali para responder supuso que había algo que deseaba ocultarle a su madre.
— Necesitaré que me ayude señora, en el piso de abajo hay enfermeras y usted les pedirá una manta por favor, es que hoy no hay mucha ayuda, ¿Podría?
Para Marcella no era problema, era una mujer sumamente amable, nunca se negaría a ayudar a alguien, menos a un médico.
Cuando la mujer salió del consultorio del médico, él le hizo una pregunta a Alison.
— Supongo que no deseas hablar si tu madre esta aquí, pero necesito la verdad, tú estómago esta perfecto, ¿Qué es lo que sucede?
Alison veía al médico y al no estar su madre, aun que dudaba decidió contarle la verdad.
— Yo... Bueno...
Pero el médico le dijo que hablara tranquila.
— Si no me dices la verdad no podre ayudarte pequeña, así que mejor cuéntame lo que sucedió.
Alison suspiro y le explico al médico lo que había sucedido, había sido su primera vez y su novio había sido algo rudo, el médico comprendió ahora con los síntomas que la joven le explico que era lo que sucedía, quizá James no era virgen, pues al parecer había contagiado a Alison de una infección.
— Bien, recuéstate para administrarte un medicamento para ese problema, te daré unos óvulos y tabletas.
El médico le explico a Ali como administrar lo que le entregaba, que era preferible que su madre la ayudara, pues ella aún era muy joven.
— No puedo decírselo Doctor, mi madre no puede saberlo.
Pero el médico lamentablemente tenía que decirle la verdad.
— Comprendo tu preocupación, pero es mi responsabilidad contarle a tu madre lo que sucede, ella es tu tutor, tiene que saberlo.
Eso a Alison le había caído como agua fría, ella no sabía como lo tomaría su madre, o peor, como lo tomaría su padre.
La madre de Alison regreso y el médico saco del despacho a Ali para poder hablar con la madre de ella, contarle la preocupación que la joven tenía, el porqué de sus malestares.
Alison se quedó frente a la puerta del consultorio del médico, su madre ahora mismo estaba conociendo la verdad sobre los malestares de su hija, Alison se frotaba las manos, estaba tan preocupada, decidió llamar a James.
La línea sonaba y sonaba, pero no atendían, quizá estaba en clase, así que lo llamaría mas tarde, necesitaba tenerlo a su lado para afrontar la realidad de lo que había sucedido.
— No se preocupe, todo va a estar bien, su hija solo necesita algunos cuidados el día de hoy y mañana podrá regresar a clases de nueva cuenta.
Alison vio el rostro de su madre con los ojos llorosos, la mujer la veía con decepción, tristeza, porque había caído en la tentación después de haberle hablado sobre el tema de la sexualidad tantas veces, Alison termino haciendo lo que su novio y amistades le habían presionado a hacer, ella no lo deseaba, pero amaba tanto a James que lo hizo, al ver a su madre no supo que decir y solo se cubrió el rostro avergonzada porque ahora su madre sabia la verdad.
— Gracias Doctor, ahora la llevaré a casa para que descanse un poco.
Marcella agradeció al médico y salió con su hija rumbo a casa.
Alison en el camino no hablo una sola palabra, tenía tanta vergüenza de haber sido tan descarada, tenía que haberse negado, pero lamentablemente él hubiera no existía.
James no contestaba el móvil ni llamadas ni textos, ella estaba triste, pensaba que después de lo que había sucedido él la amaría mucho mas.
Cuando llegaron a casa Marcella llevo a su hija a la habitación y le dijo lo que haría, ella como mujer tenía remedios naturales para los malestares de la joven, pero Alison estaba tan apenada con su madre.
Marcella fue a trabajar, no podía darse el lujo de faltar un día, necesitaban el dinero, así que dejo a su hija en casa y fue a la mansión de los Richmond, ese día fue tan complicado, pensaba en su hija y las lágrimas se le derramaban, gracias al cielo trabajaba en la cocina, no tenía que hablar con los dueños, a menos que la señora Sarah la buscara, y para su mala suerte así fue a media mañana, la mujer conocía muy bien a esa familia, la joven Alison era muy hermosa, siempre le decía que si fuera una chica de sociedad ya la habrían pedido mas de una familia.
— Dímelo a mi mujer, no tenemos lo que deseamos, si no lo que la vida nos da, mírame a mí, mi nuera me odia, pero sigue aquí porque es la madre de mi nieto, ¿dime que mal se vería que la echare a la calle? Mi nieto es un conquistador, se acuesta con mujeres que solo buscan del dinero, pero es inteligente, se ha equivocado para madurar, así sucederá con tu hija, tienes que dejar que cometa errores, además, ese tipo tendría que afrontar las cosas con ella, no deben dejar que sea un canalla y se salga con la suya, oblíguenlo a cumplir como hombre, si una jovencita decente como tu hija me dijera que mi nieto la obligo a tener intimidad te aseguro que lo haría pagar su falta, lo adoro como a nadie jamás, pero soy como soy, correcta, lo consiento demasiado, pero sabe que hasta él con su dinero y libertades tiene límites.
— Lo sé señora, pero mi Alison jamás había hecho algo como eso, siempre había sido una niña buena, esta cambiando, y me preocupa.
Pero Sarah con sus años y experiencia la tranquilizaba.
— Lo ves, es joven, cometió un error, no sabes si quizá se sintió presionada por ese muchacho, ten paciencia, si quieres la próxima vez que venga puedo hablar con ella, sabes que nos llevamos muy bien.
Y era verdad, Marcella sabía que tanto Antonella como Alison se llevaban bien con la dueña de la mansión donde trabajaban.
— ¿Haría eso por mi señora Richmond? No sabe como se lo agradecería.
La mujer asintió, apreciaba mucho a ambas jóvenes.
— Claro mujer, avísame cuando la traigas a la mansión, hablaré con ella y te aseguro que escuchara mis sabios consejos.
Marcella sin poder evitarlo le dio un fuerte abrazo a esa mujer, había una conexión que tenían, un secreto que las unía, pero la vida les permitía estar cerca la una de la otra.
— Ahora te dejo, saldré a la compañía a dar un buen regaño a mi sobrino, sus manejos cada día son mas equivocados, intente enseñarle para que se quedara en mi lugar mientras mi nieto aterriza esa cabezota que tiene, pero parece que no lo hará.
Marcella comprendía, Gregorio era un sobrino político que se había acercado mucho a ella cuando su esposo murió, Gregorio ayudaba a la mujer en la compañía, pero no era bueno en los negocios, solía perder el tiempo, solo ver a todos con inferioridad, se sentía ya como el siguiente en la línea a sustituir a su tía Sarah, pero la mujer no había necesitado mucho para darse cuenta de que su sobrino solo buscaba el dinero, no las responsabilidades que implicaba una compañía con el nivel de la de los Richmond.
Sarah dejo a Marcella un poco mas tranquila, tenía que hablar con su esposo, tomar la mejor decisión para su hija, y por su puesto hablar con los padres de ese muchacho, tenía que hacerse responsable de sus acciones.