9 Zoran sostuvo a Abby cerca de él antes de alejarla suavemente lo suficiente para empezar a desabotonarle la blusa. Abby inspiró, sorprendida, al sentir sus dedos sobre la tela, y muy pronto Zoran estuvo bajándole la prenda por los hombros y dejándola caer al suelo, junto a la cama. Abby se arqueó contra él, dejando escapar el aire que había estado conteniendo mientras Zoran pasaba los labios a lo largo de su cuello. ―¿Qué estás haciendo? Zoran gruñó. No iba a mentirle, no importaba que no pudiese entender nada de lo que decía. ―Mi dragón no puede soportar que huelas a otro hombre. Si no te cubro de mi aroma y te hago el amor, será él quien te reclame. ―Desabrochó el cierre de su sujetador e inspiró profundamente cuando sus pechos quedaron libres. Los tomó suavemente en las manos.