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Volvió a verse el destello de un rayo, seguido de un trueno que retumbó por el cielo e hizo que las paredes de la cabaña se estremecieran. La electricidad se había cortado hacía ya una hora, y Abby había prendido un par de velas para iluminar el interior, aunque considerando la cantidad de rayos que estaban cayendo, probablemente no tendría que haberse molestado.
Bo se había refugiado bajo la cama de su dormitorio. De vez en cuando lo oía lloriquear y Abby respondía con unas suaves palabras de tranquilidad para reconfortarlo. Gloria estaba en el establo, sana y salva. Abby esperaba que no hubiese demasiados daños, pero los sonidos provenientes del exterior no la reconfortaban demasiado.
Hizo lo que pudo para prepararse. La lluvia caía en gruesas oleadas, limitando la vista a apenas unos pasos; iba a ser una noche muy larga. Abby se sentó frente a la pequeña mesa, mirando por la ventana de la cocina cómo caía otro rayo. Era curioso, pero podría haber jurado que había algo más en el trueno siguiente; le había parecido ver algo en el cielo, iluminado brevemente por la descarga de electricidad.
Bo volvió a gimotear, atreviéndose a salir de debajo de la cama para ponerle la cabeza sobre las rodillas de Abby. Todavía llevaba la pelota de tenis en la boca. Abby le acarició la cabeza con aire ausente, rascando detrás de las orejas.
Tras un suspiro, Abby se inclinó y le dio un suave beso en la frente.
―Venga, vámonos a la cama. Quedarnos mirando la tormenta no hará que pase más rápido, y tengo la sensación de que mañana tendremos muchas cosas que arreglar. Quizás hasta te encontremos un par de palos.
Se puso en pie y apagó las velas que había sobre la mesa, tras lo que recogió la que quedaba en el salón y la llevó con ella al dormitorio. Se cepilló el cabello, se puso el pijama de pantalones largos y tirantes con dibujos de perritos y se metió en la cama matrimonial, dando una palmadita a su lado para que Bo también subiera.
―Puedes mantenerme abrigada esta noche, grandullón ―le susurró, pasando el brazo sobre su suave pelaje y abrazándolo contra ella.