12 Abby soltó un suspiro de alivio. Habían despegado más tarde de lo planeado por un frente de mal tiempo que estaba cruzando el centro del país, y para cuando estuvieron cerca del pequeño aeropuerto de Shelby ya había caído la noche. El clima allí era despejado, y podía ver las estrellas destellando al otro lado de la ventana del pequeño jet. Su misteriosa pasajera había pasado la mayor parte del tiempo con un antifaz para dormir, en la parte trasera del avión. Abby no había llegado a poder verla bien, puesto que la mujer ya estaba dentro cuando ella había embarcado. Había estado hablando en voz baja por teléfono hasta que el avión empezó a rodar para despegar, momento en el que se había puesto el antifaz, y Abby ya no la había vuelto a oír emitir el más mínimo sonido. La mecánico que