El aeropuerto estaba a oscuras a excepción de unas pocas luces que había encendidas en los hangares cercanos y en la terminal. Harry se había ido a casa hacía unas horas, y teniendo en cuenta lo tarde que era Abby no se vio capaz de enviar a las cuatro mujeres de vuelta cruzando todo el país. Aunque no estaba segura de qué hacer, sus abuelos siempre le habían dado mucha importancia a las buenas maneras cuando era niña. Se mordió el labio, preguntándose qué le parecería a Zoran si llevaba a casa a algunas amigas nuevas para que pasaran la noche. Siempre podía dejarles usar la camioneta de su abuelo para que condujeran de vuelta al aeropuerto por la mañana, y quedar con Edna para traerlo de vuelta.
―Es demasiado tarde para que volváis hoy. ¿Os gustaría quedaros en mi casa a pasar la noche?
