11 Abby se mordió el labio mientras conducía por la autopista, intentando no volver a echarse a llorar. Zoran se había mostrado muy reacio a dejarla marchar. La noche anterior la había ayudado a acabar de embalar su creación tras volver al taller, y había hecho falta el esfuerzo de ambos para meterla en su camioneta. Esperaba que quien fuera que acudiese a recogerla con el jet no le importara ayudarla a cargar con la obra hasta el avión. Después de aquello habían vuelto a la cabaña, donde Abby había preparado una comida ligera, y una vez cenados ambos se sentaron fuera, hablando de los clientes de Abby y de lo lejos que estaba Nueva York de California. Zoran no había dicho nada, pero aquello no había evitado que notase lo poco complacido que estaba. Abby lo había besado, incapaz de sopor