Caminé rumbo a mi primera clase, estaba un poco despistada esa mañana, no había dormido bien pensando en todo lo de ayer. La llamada de Alex, la extraña pelea entre los amigos de Zack, apenas llegaba y todo se estaba volviendo caótico o tal vez ya lo era desde un principio, me dolía un poco la cabeza por la falta de sueño, sabía que no debía desvelarme tanto. Solté un bufido y seguí mi camino.
Al despertar por la mañana esperaba encontrarme con mi roommate y venir juntos a la escuela, pero no estaba, salió mucho antes que yo. Podía percibir que Zack era demasiado distante. Como fuera, me encontraba ahí en medio de las instalaciones, perdida, buscando el salón C-13, trataba de leer el croquis, pero jamás había sido buena para estas cosas, bufé por milésima vez, estaba frustrada a demás de cansada por cargar los libros que me entregaron en la dirección, no sabía ni donde estaban los casilleros, me quería morir.
Empecé a caminar tratando de leer el maldito croquis cuando alguien chocó contra mí, tirando todo lo que traía en las manos, lo que me faltaba, maldije y me arrodillé para levantar mis cosas, no esperaba que el idiota con quien había chocado se parara ayudarme, cuando una de sus botas obstruyó el paso de mi mano para levantar uno de los libros me obligué a alzar la vista.
Nick me miró mientras alzaba una ceja y soltaba una sonrisa torcida. Se veía más recuperado que la noche anterior, ya no parecía un ebrio sin remedio, incluso se había alzado su cabello en una coleta, dejando al descubierto los aretes de sus orejas y la argolla en su ceja, al parecer anoche no lo había observado también como supuse, incluso podía notar mucho mejor lo atractivo que era, demasiado si era sincera, pero entonces sacudí mi cabeza al quedarme embelesada mirándolo como boba. Nick soltó una risita ronca que salió desde su pecho y se relamió sus labios. Vale, basta Megan. Me obligué a deshacer esos pensamientos.
—¿Si me das permiso? —Señalé su pie.
Él se agachó a mi altura tomando el libro faltante, lo extendió hacia mí mientras seguía sonriendo de manera curiosa. ¿Qué le daba tanta gracia? Lo tomé seria, no me gustaba la forma en la que me miraba, pero tenía que admitir que tenía una sonrisa y ojos hermosos.
—Gracias. —Me levanté enseguida y empecé a caminar. Era mejor mantenerme alejada de Nick.
—Espera, no nos han presentado. —Detuve mis pasos escuchando el sonido de los suyos hacia mí—. Nick Wells. —Se paró frente a mí y me extendió su mano—. ¿Cómo te llamas? —Lo miré por unos segundos, indecisa. Tenía que decirlo, él tenía un aura totalmente diferente a cualquier persona que haya conocido y me sentía muy nerviosa a su lado.
—Megan Smith. —Acepté su mano, temerosa al sentir el escalofrío que recorrió mi cuerpo entero. Él seguía viéndome intensamente, no sabía que hacer o que más decir y tampoco soltaba mi mano, no acostumbraba a que los chicos se presentaran delante de mí, no sabía como actuar o que más decir, había vivido en una burbuja por toda mi vida y al estar ahí era como si todo fuera nuevo. Al final volví y seguía sin soltarme la mano, por un momento me perdí en sus ojos, de nuevo. ¿Qué estaba pasando conmigo?
—¡Megan! —La voz de Zack me hizo despabilar mientras deshacía el agarre y voltee a verlo. No se veía muy contento cuando me vio con su amigo y caminó con paso velos hacia mí—. ¿Qué haces aquí? —Miró de mala forma a Nick, desde anoche me había quedado bastante claro que ambos se detestaban. Luego me miró a mi, ignorando al azabache por completo.
—Nada, estoy perdida. —Levanté mis manos con los libros en ellas y el croquis—. No sé donde queda el salón C-13. —Me encogí de hombros.
—Debiste decirme eso, Megan —Nick habló detrás de Zack mientras el rubio entornó los ojos, fastidiado—. Yo te pude haber guiado. —Tal vez había olvidado mencionarlo cuando me perdí en su mirada, no tenía remedio.
—Vale, ahora yo lo hago. —Mi compañero de cuarto respondió rápidamente, no sabía que estaba pasando en ese momento—. Vamos Megan te llevo, debes darte prisa porque pronto iniciarán las clases. —Tomó mi mano y jaló de ella arrastrándome hacia otra parte.
Miré hacia atrás observando como Nick nos siguió con la mirada y sonrió, pero esta vez de una forma muy distinta a como lo había hecho antes. No le tomé importancia y seguí caminando junto a Zack.
Al llegar al salón no había nadie, fruncí el ceño, ya que se suponía que la clase estaba por empezar. El rubio se sentó en una de las bancas frente a mí y la giró para que quedáramos cara a cara. No entendía nada.
—La clase...
—No te preocupes por eso, la clase terminó hace diez minutos, ahora tendrás que esperar a la siguiente. —Abrí mis ojos, preocupada. ¿Había llegado tarde a mi primer día de clases?
—Pero...
—Megan, pon mucha atención en lo que te voy a decir. —Parpadee mis ojos mirándolo extraño. No podía pensar en otra cosa que no fuera mi inasistencia, eso no se iba a ver bien en mi expediente, aun así me concentré en él—. Aléjate de Nick. —Me sorprendieron sus palabras en ese momento. ¿Qué tenía que ver el azabache ahí? Zack estaba serio y su exigencia sonó más como una. ¿Amenaza? O talvez un consejo, lo sabría si fuera más específico. La verdad ni siquiera sabía por qué me decía eso. El suspiró mirando mi cara confusa—. No te estoy prohibiendo nada, al final tú eres libre de hacer lo que quieras, pero siento que eres una buena chica, no mereces que solo te usen. —Abrí mis ojos al escucharlo, ahora lo entendía todo y definitivamente estaba muy equivocado, formando conjeturas antes de tiempo.
—Espera, creo que te estás confundiendo —lo interrumpí—. Yo y Nick, no...
—Mira, yo lo conozco. Eres hermosa...
—Gra... —Traté de agradecerle el cumplido un poco sonrojada, pero Zack no paró de hablar.
—Él sabe muy bien como acercarse a las mujeres, no por nada fui su mejor amigo desde la infancia. —Sus confesiones cada vez sorprendieron más—. Solo te diré que Nick a pasado por muchas cosas, no es alguien que se relacione con una sola persona, está totalmente roto y aunque pienses que puedes ayudarlo, al final solo terminara rompiéndote, de verdad Mega, aléjate de él si no quieres sufrir. —Me quedé sin palabras analizando cada palabra, entendía lo que decía, pero no porque lo hacía, solo se había presentado conmigo, no creí que eso fuera algo malo, Nick ni siquiera debía estar interesado en mí. A caso… ¿Me preocupaba que no lo estuviera?
—No estoy interesado en él, si eso es lo que te preocupa. —Me iría al infierno por mentirosa. Zack me miró curioso, no me creía, aun así asintió y apretó sus labios.
—Eso espero... —Tenía la sospecha de que Zack me había dicho todo eso para asustarme y que me alejara de su amigo, no sabía que había resultado lo opuesto, la curiosidad era mucho más fuerte ahora. Quería saber cuál era el motivo de sus acciones. ¿Por qué lo tenían en tan mal concepto? Algo me decía que Zack no era de los que divulgara la vida de los demás así que me abstendría de preguntarle, si quería saber la verdad tendría que oírla del mismo Nick y eso no era una buena idea, tenía curiosidad, pero no por eso no seguiría su concejo, así que decidí dejar mis pensamientos como estaban. No lo conocía bien, tal vez solamente estaban exagerando, no creía que el fuera tan malo como lo pintaban, podría ser un mujeriego. ¿Eso te catalogaba como mala persona? Tal vez si la otra persona no lo sabía. La realidad era que no tenía conocimientos de como se manejaban esa clase de relaciones, ni esas ni las de ningún tipo.
Salí del salón rumbo a la siguiente clase, esta vez había llegado temprano, por suerte. Dentro del salón ya se encontraban los amigos de Zack, incluido Nick, hasta ese momento me enteraba de que también estudiaba medicina, caminé con la mirada gacha hasta el sitio desocupado atrás de Clarisa.
—Hola Megan —me saludó Clarisa con una sonrisa—. Oye, no sé si te haya dicho Zack, pero hoy nos reuniremos en el estacionamiento para ir a casa de Brad ¿Quieres venir? —Me sorprendió mucho su invitación, Brad me miró de soslayo meneando su mano, eran muy amables, todos lo eran, no creía que pudiera encajar allí pero lo intentaría.
—Claro ¿por qué no? —Asentí. Clarisa me pasó el horario en el que todos se reunirían en el estacionamiento y la clase empezó.
Traté de concentrarme en lo que decía el profesor de Anatomía Patológica, pero Nick no dejaba de ver hacia el lugar de Amber, a veces detestaba mi forma de ser, siempre quería meterme en donde no me llamaban, seguí pensando en la plática que tuve con Zack, algo debió de haber pasado entre ellos. Amber ni siquiera se había percatado de la mirada de Wells, pero él parecía querer llamar su atención a toda costa. Al parecer aún no había podido olvidarla, estaba casi segura de que su relación había sido algo turbia y tal vez por eso todos sus amigos lo tachaban de mala persona. Escogieron un bando, era aceptable.
Como fuera, decidí nuevamente que no era de mi incumbencia y preferí concentrarme en lo verdaderamente importante.
Después de que las clases terminaran fui a mi cita con la Psicóloga, era algo tedioso, no me gustaba, pero Alex me obligaba a ir. La doctora me miró de forma concentrada mientras yo observaba mis uñas, habían pasado 15 minutos desde que inició la sesión y yo no había dicho ni una sola palabra.
Deseaba que la hora pasara, jamás iba a hablar sobre mi papá, era una perdida de tiempo. Quería olvidar el tema, pero ella insistía en que hablando de lo que había sucedido sería capaz de superarlo. Me crucé de brazos y desvié la mirada ignorando todo lo que decía.
—¿Cuántos años tenías en ese momento? —Ahí íbamos de nuevo con el interrogatorio. No respondí—. Megan sé que es difícil para ti, sin embargo, necesitas hablar, confrontar el pasado. En mi experiencia, situaciones como las que tú viviste llegan a interferir para poder entablar futuras conexiones sentimentales, ya sea amorosas o de fraternidad ¿me entiendes? —preguntó amable. No me interesaba en que tono lo preguntara, yo seguí renuente—. A pesar de lo que te hizo tú llegaste a formar un vínculo con él, puedo asegurarte que en este momento tú extrañas a tu papá... Que me dices del bebé ¿También lo extrañas?
Esta vez la miré furiosa. Joder. Eso era llegar a los extremos, no iba a hablar de eso, ni de nada y menos con una desconocida. Me paré rápidamente del sofá.
—¡Déjeme en paz de una jodida vez! No voy a decir nada, ya se lo dije. —Tomé mis cosas y salí del consultorio. Caminé por las calles de Seúl pensando en que mi vida era una mierda, estaba cansada de que todo mundo me mirara como si estuviera rota al saber lo que me había pasado.
Observé mi reloj, faltaban quince minutos para verme con los chicos, estarían esperando en el estacionamiento, me dirigí hacia allá con mi mente volátil, necesitaba distraerme. Me preguntaba por qué jamás había tenido novio, nunca salí con amigos y la mayor parte me la pasaba encerrada casi siempre por órdenes de mi papá. La única relación que conocía era la que tenía con él y mi mamá, la cual la mayoría de las veces solo me ignoraba. Alex era mi hermano, pero se había ido a estudiar desde muy temprana edad, solo nos veíamos cada fin de año y después de saber lo que mi padre me hacía no dejaron que lo viera más, hasta hace algunos años, donde él decidió ir por mí, era mayor de edad y yo también, no sabía que razón me hizo rechazar su propuesta diciéndole que estaba bien donde estaba. Seguí en esa casa a pesar de todo, hasta que mi mamá se enteró de los planes de mi padre, quería que los dos viviéramos juntos sin ella, fue cuando me mandó a Singapur.