Prólogo
Ser la alumna nueva nunca fue tan difícil como ahora, si, no era mi primera vez cambiando de colegio, sin embargo, las circunstancias lo hacía diferente. Había llegado sola desde Nusajaya, estaba en una ciudad en la cual no conocía a nadie aparte de Zack, sería mi roommate, bueno, solo habíamos hablado por teléfono, eso no era exactamente conocerse ¿verdad? Suspiré apenas me detuve delante de la puerta del apartamento y toqué varias veces hasta que me abrió.
Zack me miró de arriba abajo con una mirada desinteresada, era mucho más alto que yo y su piel era tan blanca como la nieve, sonreí amablemente y él únicamente me preguntó si era Megan, asentí. Me mostró el apartamento, era espacioso, no tan grande como acostumbraba, pero bonito, tenía mi propia habitación con vista hacia la calle y él parecía ser muy callado, era perfecto.
—¿Qué estudias? —preguntó mientras me acomodaba en la habitación, de verdad era un lugar muy acogedor.
—Medicina —respondí con simpleza—. Te lo dije cuando hablamos por teléfono. —lo miré de soslayo guardando mi ropa en el armario.
—Nos veremos mucho, entonces. —Me giré y le sonreí
—¿También estudias medicina?
Se encogió de hombros, así era, Zack parecía una persona amable, pero distante a la vez, era un poco extraño, su rostro no tenía ninguna expresión como si nada le importara.
—Dejaré que termines de acomodar tus cosas, si necesitas preguntar algo búscame, estoy a lado. —Meneó su cabeza señalando la puerta de su habitación.
—Claro, gracias.
Después de un rato ya estaba recostada en mi nueva cama, pensaba en dormirme en ese momento, ya que al otro día tendría que presentarme temprano a clases, estaba recién bañada y en pijama cuando mi móvil empezó a sonar. Solté un suspiro cuando observé que se trataba de mi hermano.
—Hola. —Traté de que mi voz saliera normal, sin embargo, había puesto más entusiasmo que de costumbre.
—¿Hermanita, cómo estás? —Alex saludó.
—Bien. —¿Qué más podía decirle? Empecé a morder mi uña, nerviosa porque descubriera lo que había pasado.
—Y mamá ¿Dónde está?
—Ella... está, mmm, en clases de pilate. —Me golpeé la frente, hace un mes que lo había dejado y él lo sabía
—¡Oh! ¿En serio? —su voz sonó irónica. Mierda.
—Retomó las clases, ya sabes que no le gusta estar fuera de forma —atiné a formular, pero no creía que mi hermano se tragara el cuento, era muy intuitivo, no por nada estudiaba abogacía.
—No me mientas, Megan. —Se estaba impacientando—. Hable con ella y me dijo que decidiste irte a estudiar a Singapur. ¿Por qué?
Cerré mis ojos. Mamá no se preocupaba por esconderle las cosas a Alex, simplemente omitía ciertos detalles.
—Aquí se encuentra una universidad muy interesante, con mejores prácticas y...
Apreté mis labios para que no escuchara mis sollozos
—¿Por qué insistes en mentirme? Ambos sabemos que esa no fue la razón de que te fueras. —Traté de parar mi llanto, pero era imposible, esto me afectaba mucho más de lo que podía admitir con él—. ¿Qué te hizo ese degenerado? Le advertí a mamá que si te volvía a tocar…
—Alex no quiero hablar de eso, ahora —le pedí.
—Debes denunciarlo. Debí llevarte conmigo cuando me fui, lo que te hizo se llama violación —dijo furioso.
Solté un sollozo que estaba atorado en mi garganta y sorbí por la nariz, negué aunque no pudiera verme.
—No puedo, es nuestro padre. Mamá nunca lo permitiría.
Escuché un gruñido al otro lado del teléfono seguido del silencio.
—Mamá... —continuó—. Ella no puede hacerte esto, ya te ha lastimado bastante cuando te obligó a convivir con ese hombre después de lo que pasó, ahora piensa que con mandarte lejos de él todo se solucionará, no entiende que solo protege al violador de su hija, es un maldito enfermo que ni siquiera la terapia lo ayudó.
—Por favor ya... solamente quiero olvidarlo, no quiero volver a escucharte hablar más del tema Alex, estaré bien aquí, lejos de mamá y... papá.
—Perdón, sabes como me pone este asunto. Si tal vez yo me hubiera dado cuenta antes de que él te hacía todas esas cosas.
—Éramos solo niños, hermano. Nadie tiene la culpa —lo interrumpí limpiando mis lágrimas con un trozo de papel. Este tema era tan delicado para mí. Siempre viviendo con miedo. Tal vez que me hayan mandado a ese lugar era lo mejor.
—¿Segura que estarás bien? —se escuchó preocupado, tratando de calmar su ánimo.
—Sí, encontré un gran departamento con un amable roommate, estaré bien, solo quiero concentrarme en estudiar y terminar mi carrera. —Alex suspiró cansino.
—Por favor no dejes de hablarme, en cualquier momento, a cualquier hora estaré para ti. ¿Lo sabes?
—Lo sé. —Colgué.