MAGO

3063 Words

Bruno iba a toda marcha recorriendo el bosque. Se detuvo tras unos matorrales, yendo más despacio. Escuché claramente el llanto de un bebé, quizá de la edad de mi hermanito Andrés. Se me heló la sangre. De tanto tiempo de estar con un bebé ya reconocía que el llanto en un pequeño describe muchas cosas, y ese llanto detallaba angustia. Jon se desmontó de Bruno, murmurando algo, tocó la corteza de un álamo. Casi me desmayó al ver unos seres pequeñitos, como hombrecitos del tamaño del dedo medio de mi mano. Sus trajes eran como las hojas de los árboles y sus cabecitas tenían el color de la madera. Dieron unos saltos y se perdieron entre la maleza. Parpadeaba sin creer lo que había visto. Todas las enredaderas y bejucos se entrelazaron de inmediato encerrándonos en un fino tejido de madres

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