Luna tenía ocho años cuando supo por primera vez que su padre era un... hombre malo. Bueno, no un mal hombre, pero un hombre que estaba acostumbrado a conseguir lo que quería, y tenía sus propias reglas para hacer las cosas. Con los años omitió muchas cosas que escuchaba sobre él y sólo se quedó con la imagen en su cabeza que era un gran inversionista. Esa fachada la usaban muchos hombre a su alrededor. Luna observó cómo su padre y su esposo se paraban cara a cara, gritándose el uno al otro. Albert quería que volviera a casa, y la verdad era que ella también quería eso. Estar casada con Adán era... aburrido y difícil. Este no fue un final de cuento de hadas. No es que ella alguna vez hubiera buscado eso. Luna nunca había planeado su boda. Nunca había mirado catálogos y pensado en el g