Por primera vez desde que se había arreglado su matrimonio, Luna
sintió un pequeño zumbido de emoción. Atravesó los terrenos de la universidad, encontró el árbol habitual donde almorzaba y se sentó. Necesitaba volver a la universidad.
No necesitaba discutirlo con su esposo porque no quería quedarse en casa o esperar a que sucediera algo e intentar encontrar su propio entretenimiento apestaba, así que ella misma tomó la iniciativa de volver a la universidad aunque posiblemente a su esposo no le gustaría en lo absoluto. Salió acompañada de un guardaespalda cuyo nombre era: Maycol.
Adán tenía mucha seguridad, más que su padre, ella había escuchado rumores sobre su verdadero oficio, pero nadie hablaba de eso en voz alta, así que ella aprendió también a omitir la verdad.
Regresar a la escuela y tomar sus clases fue un alivio bienvenido.El sol brillaba intensamente en el cielo, obligándola a quitarse la chaqueta, se deslizó por el árbol, cruzó las piernas y colocó su mochila entre ellas. Como se había preparado un par de sándwiches, una bolsa de papas fritas y algo de fruta, tomó su plátano y se lo comió primero. Ella estaba tan hambrienta. Esta mañana, solo había recibido unas pocas rebanadas de pan tostado. En unos pocos mordiscos, el plátano se había ido, y agarró su manzana para darle un mordisco.
Manteniendo la mirada abierta, miró a través de los terrenos del campus. Estaba lleno de actividad, y eso le encantaba. Le encantaba aprender.
Durante mucho tiempo, ella quería ir a la universidad. Su padre no había querido que lo hiciera. Le había ofrecido pagar tutores y que ella aprendiera en casa, pero ella se negó. Ella quería la experiencia.
Él no la había obligado a estudiar en casa hasta la escuela secundaria. Había ido a una escuela pública y eso había sido... interesante.
Una mirada rápida hacia el estacionamiento, y vio a su guardaespaldas Maycol de pie allí, observándola. Ella levantó la mano y le dio un rápido saludo.
En respuesta, levantó la mano. Parecía más un gesto extraño, pero ella lo tomó. Tenía buenas intenciones.Terminando su manzana, luego agarró su sándwich.
Anoche su padre la llamó por teléfono y le dijo que tendría que aceptar la protección que su esposo le diera, porque ahora ella iba a ser un objetivo. Personalmente, ella no había hecho nada malo, pero al parecer, en su mundo, les gustaba hacer que la gente pagara por los errores de los demás.
Recostándose contra el árbol, disminuyó la velocidad de su comida para no tener dolor de estómago. Extrañaba a su hermana, un poco a sus padres y la servidumbre que siempre habían sido muy buenos con ella.
Después de quitarse el polvo de las manos, juntó todos los envoltorios fue en busca de los basureros necesarios. Puso su basura dentro y luego miró hacia abajo a la hora. Tenía cinco minutos para llegar a la clase de inglés. Se dirigió hacia su clase solo para detenerse cuando vio a Adán. Él no la miró, y ella se colocó detrás de uno de los gruesos robles y miró hacia su esposo. Estaba hablando con un hombre, pero ella no reconoció quién era.
¿ Había venido a buscarla ? ¿qué estaba haciendo en la propiedad de la universidad?
Adán miró hacia ella, y ella se hundió contra el árbol, no queriendo ser vista. Su corazón comenzó a acelerarse. Debería llegar a inglés. Husmear o espiar no era para ella. Luna estaba a punto de escapar cuando unos dedos se envolvieron alrededor de su muñeca, deteniéndola. Se giró hacia la persona que la había agarrado y vio que Adán estaba allí. ¿Cómo se había movido desde el otro lado del terreno hacia ella tan rápido?
—¿Qué estás haciendo?—preguntó Adán.
Ella tiró de su muñeca.
—Déjame ir—ella no quería causar una escena. No había mucha gente alrededor, pero había unos pocos. Odiaba llamar la atención sobre sí misma.
—¿Por qué estás aquí?— preguntó su esposo—¿Quien te envio?
—Voy a ir a clase—respondió ella, no entendia porque la estaba acusando
—.Por favor, no quiero llegar tarde.
—Señor, fue mi culpa por no haberle avisado —interrumpió Maycol.
Luna vio que la mandíbula de Adán se apretaba. Esto no fue bueno, sino muy malo. Mientras miraba entre los dos hombres. Su esposo agarró la chaqueta de Maycol. Ella jadeó cuando él golpeó su cabeza contra la del otro hombre, tomando a Maycol por sorpresa y dejándolo inconsciente, y luego lo apoyó contra el árbol.
Al hacerlo, la dejó ir y Luna trató de escapar. Se alejó varios pasos de él, pero él no la soltó. La agarró y luego marcharon por los terrenos de la escuela. Ella no dijo nada, pero el miedo recorrió su espalda y se sintió enferma. Se llevó una mano al estómago y trató de no vomitar.
Su padre siempre había tratado de ocultarle la violencia, ya que la enfermaba. Odiaba la confrontación, la agresión. Nada de eso sirvió para ningún propósito para ella, aparte de infundir miedo en su interior. Ella quería huir. Pero Adán la arrastró por el estacionamiento. Intentó clavar los talones en el suelo. Si no fuera tan cobarde, habría gritado pidiendo ayuda, pero ¿cómo se habría visto eso? Gritando porque su marido se la llevaba. ¿Iba a golpearla? lastimarla?
Ella pensó que estaba bien si regresaraba a la universidad, pero por la forma en que Adán estaba reaccionando, esto era lo más alejado de la verdad.
Adán abrió la puerta del auto y la empujó dentro. Se aferró a su bolso para mayor comodidad. Él rodeó el auto y luego fue al lado del conductor. Intentó abrir la puerta, pero él debió haber puesto el maldito seguro porque ella no podía salir.
Sin embargo, ella no iba a mostrar miedo. El miedo era para los débiles, ¿no? Su corazón latía con fuerza y su garganta se sentía espesa. No tenía su teléfono celular con ella y no había forma de contactar a su padre para pedir ayuda. Ella estaba sola. Maycol su guardaespaldas se despertaría pronto. ¿No es así?
—¿Lo mataste?—ella preguntó.
Adán salió del estacionamiento, y luego estaban en el camino. No respondió, y Luna odiaba eso.
—¿Y qué pasa si lo esta?—preguntó
Adán—. Ni tu ni él me avisaron sobre este tema—agregó.
—Entonces ¿No quieres que tu esposa sea inteligente o solo que ne dedique a las actividades sociales?
—¡No tengo nada en contra de las mujeres que buscan una educación!— él gruñó las palabras.
—Entonces, ¿por qué me llevas? Y más despacio. Vas a hacer que nos maten—dijo ella.
Ya se había puesto el cinturón de seguridad, pero ahora, dejó caer su bolso entre sus piernas y se aferró a la puerta.
—No puedo. Nos están siguiendo.
Luna jadeó y miró a su alrededor, tratando de ver si había alguien siguiéndolos. En ese momento, Adán cambió de carril y vio que un automóvil n***o hizo exactamente el mismo movimiento. Adán cambió de nuevo, y el mismo auto hizo la misma acción. En ese momento sintió más miedo.
—Está bien, está bien, nos están siguiendo—dijo ella—¿Me quieren?— preguntó Luna empezando a entrar en pánico.
—¿Eres demasiado tonta para darte cuenta de que ahora eres una mujer poderosa? Estás casada conmigo. Y muchos me quieren ver en la ruina—mencionó él.
Ella no tenía idea.
—No soy importante y para ti no soy nada. Solo soy un contrato que no puedes soportar—ella sólo estaba declarando un hecho.
A Adán no le gustaba ella.
—Entonces eres más tonta de lo que pensaba.
—Yo solo… pensé que estaba bien que asistiera a la universidad. Además nunca estas de casa, no contestas mis mensajes ¿como te iba avisar?
—Tal vez fue una buena idea ir a la universidad antes de que te casaras conmigo, pero ya no. No es seguro para ti. En cuanto a la comunicación, he estado muy ocupado—llegaron a un largo tramo de carretera y Luna sintió el zumbido del auto debajo de ella—.Quédate abajo— dijo Adán.
No tenía adónde ir.
Esto era lo más que habían hablado en sus semanas de matrimonio.
Hizo girar el auto y, de repente, estaban frente al otro auto. En algún momento, Adán se había conseguido un arma y apuntó hacia el auto. Luna gritó cuando las balas golpearon el auto. Adán pisó el acelerador y el auto chirrió. Se aferró con todas sus fuerzas, pero el ruido era ensordecedor y sintió que iba a vomitar.
El auto no giraba. Ella simplemente sabía que iban a estrellarse.
Adán no viró. Él no cambió de dirección mientras permanecía completamente enfocado en el auto frente a él, y el pánico la llenó. Iban a morir, y si él mataba a las personas en el asiento delantero del auto, estaban como muertas.
Lo llamó por su nombre, pero Adán no la escuchaba. Iban a morir.