ADDYSON Sentí que mis mejillas se calentaban y adquirían un vago tono rojo. Aparté su mano de mi cuello, oyendo un gemido de decepción trepar por su garganta. —Um... he hecho el desayuno... ¿Esme ya se ha levantado?—pregunté tímidamente ganándome risitas de Sebastián y Martín. —Está todo bien mamita, Si está feliz contigo, Eso es todo lo que importa—. Martín asintió en señal de aprobación con Sebastián antes de sentarse frente a los platos. —Esto parece delicioso... ¿Qué es?— preguntó Martín mientras mordía el quesito. Sonreí y cogí uno para mí, mordiendo el pastelito de queso, gimiendo ante la calidez de la agradable masa. Levanté la vista para ver a los chicos mirándome. Martín y Lucas con los ojos muy abiertos mientras Sebastián tenía una sonrisa juguetona en los labios. Me tapé la