LUCAS Di un pequeño sorbo al café mientras le daba la vuelta a la tortita para que no se quemara. Esme soltó una risita mientras me veía preparar el desayuno. Era como nuestra rutina. Los domingos nos levantábamos temprano, preparábamos el desayuno y veíamos la televisión. Selena nunca se levantaba lo bastante temprano para vigilar a Esme, teniendo en cuenta que mi pequeña es madrugadora como su padre. Pero no me importa, quiero a mi hija, solo deseaba que su madre no fuera tan incapaz. —Hazlo más alto papi—. Instó ansiosa esperando ver la tortita en el aire. —Calabaza, no creo que quieras comer tortitas de techo—. Sonreí satisfecho mientras volteaba la última tortita en el plato ganándome las palmas de Esme. —¿Puedo tomar un poco de eso?— preguntó Esme señalando mi taza de humeante ca