Tsuna suspiró quitándose el vestuario de Cenicienta, la obra había terminado bien y él se encontraba agotado, la presentación de los chicos lo había emocionado y le encantó ver a Lambo y Fuuta emocionados por la presentación de sus hermanos mayores. Sus chicos tenían un talento innato, cada vez que los escuchaba no podía evitar el sentimiento de tomar un instrumento musical y cantar pero aún no se sentía muy cómodo haciéndolo prefería seguir con su trabajo ayudando a sus chicos junto a la primera generación.
- ¿Estás bien? - le preguntó Alaude ya cambiado
- Si, lo hicimos bien Alaude-san - el castaño esbozó una ligera sonrisa tomando agua de la botella que le había dado el otro
El mayor asintió dejándolo solo. El castaño cerró los ojos recordando todo lo que había pasado en este tiempo desde la llegado de los chicos, la relación con Reborn (aunque era algo que había estado esperando desde tiempo atrás), volver a ver a su hermano y arreglar todo con él, Nana dando a luz a otro pequeño, no podía permitir que su hermanito sufra lo mismo que él. Lo salvaría de las garras de esa mujer. Hoy era su cumpleaños, ya estaba acostumbrado a que solo Reborn lo celebrará a su lado tal vez con una pequeña tarta de chocolate y puede sonar egoísta pero anhelaba que fuera diferente este años, por primera vez en mucho tiempo sus deseos profundos salieron a la luz pero era obvio que nadie sabía su cumpleaños, bueno Giotto lo sabía pero es tan despistado que no le sorprendería que se le olvidará además también estaba el asunto de que vería a Nana, es obvio que vendrá a ver a Giotto. Este día no estaba siendo como él esperaba.
Abrió los ojos suspirando, necesitaba tomar aire antes de ir a casa a preparar la cena. Camino hasta la azotea del instituto recargándose en el barandal dejando que el aire moviera su cabello.
- Veo que estás solo como siempre - le dijo una voz a su espalda
Tsuna
Al escuchar esa voz, un escalofrío recorrió toda mi espalda, mis manos comenzaron a temblar. ¿Por qué? Supuestamente llegaría mañana, no hoy. Giré con miedo encontrándome a la mujer de mis pesadillas. Nana Sawada estaba parada frente a mi viéndome con odio.
- Creí que habías muerto, debí de haberte matado con mis propias manos. Tú eres la razón por la cual Giotto me ha estado evitando, ¿no es así?
Respire profundo, aunque estoy temblando y me siento aterrado no puedo mostrarle eso, ya no soy el mismo niño de antes o eso creo... Necesito ser fuerte por Reborn, por los chicos, por Giotto, por el pequeño Natsu.
- Creí que llegaría mañana Sawada-san - le dije mostrando un rostro serio
- No te hagas el estúpido maldito, deja de interferir en mi vida y en la de Gio-chan. ¡No debiste de haber nacido! Eres un inútil al igual que ese maldito bebé, lo cargue nueve meses a lo estúpido pero no habrá problema Iemitsu cree que estás muerto haré lo mismo con este bebé pero esta vez haré bien el trabajo - dijo Nana de manera tétrica
- ¡No le harás nada a ese bebé! Puedes hacer lo que quieras conmigo pero te juro que Natsu no será una de tus víctimas, eres una mujer horrible - le dije molesto, aún tenía miedo pero no iba dejar que esta mujer hablará de un bebé de esa manera, de mi hermano
Eso pareció molestarla, retrocedí un paso. Sigo siendo aquel niño, esta mujer me sigue haciendo temblar y ella lo sabe.
- ¿Y si te mato ahorita? Acabaría todo, no tendría más problemas, mi Gio-chan volvería a mi lado, nadie diría nada - dijo acercándose a mi
- ¡ALEJATE DE ÉL! - gritó alguien abriendo la puerta del lugar asustando a la mujer
Sentí como mi alma volvía a mi cuerpo, mis piernas no me pudieron sostener mi peso más y caí de rodillas al suelo. Al fin alguien venía por mi, estaba a mi lado.
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Giotto salió a la azotea viendo a la que era su madre con furia, sus ojos fríos estaban clavados en la mujer, ver a su hermano tan débil y vulnerable lo hizo ver rojo, no podía creer que por culpa de esa mujer su hermano se viera así. Ese castaño tan maduro y responsable se volvía un pequeño niño que temblaba, no podía dejar que ella siguiera dañándolo más.
- Gio-chan, ¿qué haces aquí? - preguntó la mujer fingiendo que no había pasado nada
- Alejate de Tsuna, ya le hiciste suficiente daño. No dejaré que lo dañes más - dijo el rubio caminando hacia su gemelo arrodillándose a su lado para darle seguridad
Tsuna mantenía su vista en el suelo tratando de relajarse, aún estaba algo tenso por la presencia de la mujer. Quería a Reborn, quería estar con los chicos, quería abrazar a Fuuta y Lambo, no quería estar ahí, quería estar entre los reconfortantes brazos del cazatalentos.
- ¿No ves lo qué está haciendo? Esa basura nos está separando, éramos muy felices pero ahora todo cambio, debí de haberlo matado años atrás, debí acabar con su miserable vida - le dijo la castaño avanzando hacia los gemelos con un rostro cargado de locura
- ¡No te acerques más! No quiero verte, vete antes de que llame a la seguridad y por cierto Natsu ya no es tu "problema" - le dijo Giotto de manera fría
La castaño miró mal al castaño para luego sonreír con ternura hacia el rubio.
- Volveré Gio-chan aún quiero verte y charlar bien por lo del mocoso no me interesa, un problema menos para mi - comenzó a caminar a la puerta - por cierto basura asquerosa volveré por ti, no te perdonaré que me estés alejando de mi Gio-chan
La mujer salió logrando que el castaño pudiera respirar más tranquilo, se recargó sobre el rubio dejándose envolver en la calidez y tranquilidad de su gemelo.
- ¿Estas bien? - le preguntó el rubio preocupado
- Si, solo necesito un momento
Tsuna cerró los ojos calmándose, al fin se sentía tranquilo. ¿A qué se refería con que Natsu ya no era problema de Nana? se preguntaba el castaño. El castaño abrió los ojos separándose de su gemelo.
- ¿A qué te referías con los de Natsu? - le preguntó a lo que el otro rió nervioso
- No le digas a Reborn que te dije, era una sorpresa. Quería que Natsu estuviera contigo hoy, por cierto feliz cumpleaños nii-san - le dijo el rubio con una gran sonrisa - ahora vamos a casa, todo están esperando
Los gemelos salieron del instituto más tranquilos charlando entre ellos, el castaño estaba muy feliz. Natsu estaría con ellos, no sufriría, él se encargaría de cuidarlo y darle todo lo que necesitara. Llegaron al departamento donde entró primero el rubio para luego darle el paso a su hermano.
Un gran cartel de felicitación estaba en la sala principal y todos gritaron sorpresa al ver al castaño entrar. Tsuna se sintió completo y más al ver a su cazatalentos favorito con un pequeño y hermoso bebé en sus brazos.
- Felicidades Tsuna - le dijo Reborn con un ligera sonrisa