Kane El aire estaba pesado, cargado de la culpabilidad que me ahogaba cada vez que inhalaba. Recordar como Maeve había llegado, y yo, un monstruo en la penumbra, temblaba no por el frío, sino por el miedo de lo que estaba a punto de hacerle. A medida que se acercaba su paso, mi ansiedad se convertía en un monstruo aún más grande, devorando lo poco que quedaba de mi humanidad. Cuando su silueta apareció, todo mi ser se tensionó. Mi instinto, ese lado primitivo y oscuro que tanto había luchado por controlar, tomó las riendas. La vi avanzar hacia mí, su rostro lleno de preocupación, no consciente de la bestia que esperaba. Intenté que se fuera, sabía que me curaría aunque tomara unos días, pero claro, ella eso no lo sabía. En un momento que pareció tanto eterno como fugaz, mis colmill