Maeve Al caminar por el pasillo de la universidad, la atmósfera siempre vibrante y llena de voces se silenció brevemente cuando Sarah se nos acercó con un aire de urgencia. —¿Escucharon? —dijo con los ojos agrandados. —Jonas, Trevor y Sophia han desaparecido. Un escalofrío involuntario recorrió mi espalda al oír esos nombres, y una tensión inmediata se apoderó de mí. Por un momento, las voces y risas de ellos en las imágenes del vídeo hicieron eco de mi mente. —Escuché los rumores de que se fueron a acampar, —comentó Clau con una sonrisa sarcástica. —Por mí, podrían perderse y no volver. Aunque sus palabras intentaban ser ligeras, no lograron disipar la pesadez que se había asentado en mi pecho. Seguí caminando por el pasillo, cada paso resonando más fuerte de lo habitual en mis oído