Stephan es, sin duda, uno de esos niños sabelotodo que usa palabras muy sofisticadas para “insultar” u “ofender” a una persona. Me ha llamado “Lienzo humano” lo que significa que para él, yo parezco una hoja gigante con dibujos mal hechos por una persona con problemas mentales. Y sí, me he quedado callada ante su expresión. ¿Qué se supone que le iba a decir? No es que me haya hecho sentir mal, para nada. Pero tenía dos opciones; molestarme y mandarlo para el carajo, o reírme por su increíble imanación. Elegí la segunda. Luego de ese momento, su reacción fue más “normal”. Se levantó del puff y, corrió hacia mí tomando mis brazos para mirar los tatuajes. Estaba sorprendido, preguntándome como es que logré ocultármelos. También me preguntó si mi papá no me regañó cuando me los hice. Pobre,