La Escuela

1720 Words

Me siento gloriosa, perra, y astuta al ver la cara de Bastián Campbell ante mi interrupción. No se lo esperaba, para nada se lo esperaba y por ese motivo se ve cabreado, con ganas de decirme muchas cosas que su hijo no puede oír. Debo de aguantar las ganas de reír porque el pequeño demonio, me mira con sus ojos bien grandes, sorprendido y emocionado, al darse cuenta de que también hablo coreado como ellos. —Stephan, desayuna para poder irnos —le pide al niño sin dejar de mirarme—. Yo los acompañaré hoy. ¿Por qué siento que no desea dejarme a solas con su hijo? Comprendo la parte de que soy una desconocida, pero no creo que haya sido así con todas las niñeras que ha tenido. Finjo seguir leyendo las actividades de pulgarcito sintiendo la mirada de Bastián sobre mí. «¿Acaso no tiene algo

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