Suplicar

2187 Words
Tres años después Como cada mañana desde hace tres años, el canto de las aves me despertaba para iniciar mi día, sin embargo aquella mañana descubrí que no había dormido en mi cama, me hallaba sobre mi escritorio con todo los dibujos de mi carpeta. —¿Otra vez durmiendo en la silla, querida? Me enderecé sobre mi asiento, para mirar a mi querida tía abuela Gloriam en la puerta de mi estudio, sosteniendo en sus avejentadas manos una taza de té. —L-lo siento abuela… Yo… —Tranquila —se acercó para abrir las cortinas de la ventana—. Pero recuerda la presentación que tienes en la noche, o bueno… La presentación que tu amigo dará esta noche. No entiendo la razón de que hasta ahora no quieras mostrarte como la creadora de todas esas maravillas. Me parece injusto que no se te dé el crédito. Me levanté de mi escritorio para abrazarla. —Abuela, esa es la magia… Y no necesito reconocimiento, de hecho jamás lo busqué, solo quise hacer felices a esas hermosas damas que buscan realizar su sueño en bellos vestidos. Además, Julen me ayuda y está de acuerdo. —Creo que escuché mencionar mi nombre —en ese instante, Julen entró con sonrisa en los labios y una caja en sus brazos—. Buen día señora Gloriam —saludó a mi abuela. —Buen día, hijo. A ver si tu me ayudas, ¿no crees que ya es tiempo de que Eva se presente ante todos esos medios? —Bueno… Ya sabe lo testaruda que es su nieta, tan terca y dura como una roca. —¡Oye! —le reclamé a Julen, y él solo sonrió. —Me rindo, mejor iré a hablar con la cocinera, ella si me escucha. —Abuela… —fue inutil intentar detenerla, ella se fue. —Déjame adivinar, ¿otra vez te pidió revelar tu identidad? Asentí como respuesta. —Lo imaginaba, y sabes una cosa, no creo que sea una mala idea. Mereces crédito en esto, tú eres la creadora. —Sabes la razón de todo Julen, puede que no te lo haya contado cuando nos conocimos, pero volver a encontrarte… Creo que fue obra del destino. —Un destino bastante cruel para mí —bromea, haciendo alusión a que ahora trabaja para mí. —¡Oye! —Ja, ja, ja Solo bromeo "cabeza de girasol" —dice esto, acariciando mi cabellera con su mano—. Un girasol muy pequeño que se ríe. —Creo que alguien se quiere quedar sin trabajo —cruzo mis brazos sobre mi pecho. —No lo harás —responde, tocando mi nariz con la punta de su índice—. Además, si lo hicieras, yo seguiría aquí para tí, porque eso hacen los amigos. Más que mi empleado y amigo, Julen era un hermano para mí. En estos tres años de conocernos forjamos una gran confianza, la suficiente como para saber la carencia del otro. —Eres el único que me entiende —sonrió. —Me alegra saberlo, pero no lo digas delante de Amarok, no quiero que mi brazo termine siendo su juguete. —Amarok es como un cachorrito. —Un cachorrito con dientes filosos, pero en fin… Dicen que todo se parece a su amo, y en este caso… —¡Julen! —exclamo ofendida. —Ja, ja, ja, Deberías ver tu cara, la marca de tu rostro parece crecer. Es entonces que me quedo en silencio, Julen sabe que eso es aún un reto para mí. Moviendo mis mechones, trato de ocultar la marca que se extiende desde el lóbulo de mi oreja hasta mi mejilla. —Eva… Lo siento, no quise… —No pasa nada —sonrío para no incomodarme—. Ni que fuera ciega para no darme cuenta —me acerco a la ventana, donde puedo notar en el reflejo mi rostro con la marca de nacimiento—. Alguien como yo no pasa desapercibida. —Por lo hermosa que eres —añade Julen. —No tienes que animarme, Julen. Soy extraña, lo sé. —¿Extraña? Primero hay que definir extraña, tú… El teléfono en mi escritorio interrumpió, y no tuve otra opción que contestar. —Perfecto, mantén el orden, y sigue al pie las instrucciones. —Así será señora. Colgué luego de coordinar con el encargado. —Será mejor que te prepares Julen, hoy es la presentación —le menciono, y él asiente. —Es curioso como todos saben quien eres por tu voz, pero jamás te han visto. —No hay manera en que yo esté presente. Prefiero seguir trabajando desde mi despacho. —Oh no, no. De ninguna manera, estaba pensando en todas las veces que tu abuela ha dicho que deberías estar presente. —Ni hablar, no saldré con esta cara. —¿Y quién dice que lo harás? —para mi sorpresa, Julen saca un hermoso vestido yo había diseñado en uno de mis cuadernos, pero al sentirme insegura, lo rompí y arrojé a la basura. —Julen, pero esto… —Si vas a salir, que sea con estilo. Además… —sacando un antifaz en forma de rosas, la colocó en mi rostro. —Así nadie te reconocerá. —Julen —aunque tuviera puesto el antifaz mis ojos podían notarse cristalinos. —Vamos —me abraza—. Los girasoles reciben la lluvía, no son quienes la provocan —llevando su pulgares a mis mejillas, limpia una que otra lágrima—. Sonríe, mi girasol. Sonríe y brilla como el sol. —Está bien Julen, iré —mi amplia sonrisa provoca la de mi mejor amigo, y él asiente. ——————— POV Arton Al llegar a las oficinas, veo que todos los empleados que deberían estar trabajando, están formados frente a la oficina del director, lo cual solo me da a entender una cosa. ¿Qué demonios había hecho ahora Scott? —¡Queremos nuestro dinero! ¡Queremos nuestro dinero! —eran las exigencias que ellos reclamaban. —¡A ver! ¿A qué se debe todo este escándalo? ¿Por qué no están trabajando? —levanto la voz, apareciendo ante todos—. Este no es un mercado, estamos en "Sartini". —¿Escándalo? Solo reclamamos nuestros derechos. Ninguno de nosotros vive del aire, señor Arton, y el señor Scott deberá responder ante nosotros o caso contrario se enfrentará a la ley. —No logro entender qué es lo que está ocurriendo, pero si esto tiene que ver con mi hermano, voy a hablarlo con él. Solo denme unos minutos. —Le dimos al señor Scott más de un mes para solucionarlo y no lo hizo ¡No seremos más la burla! Por mi cabeza solo pasaba una cosa, ¿Qué mierd@ había hecho Scott? Me fuí durante cuatro meses para resolver unos problemas personales, ¿y esto era lo que encontraba? Algo nervioso, me pasé la mano en la frente. —Solo les pido unos minutos, el problema tendrá solución el día de hoy. Algo indecisos conversaron entre ellos, hasta que decidieron darme el voto de confianza. Entré a la oficina y lo que encontré fue a Scott de pie frente a la ventana. —Imagino que sabes todo lo que está ocurriendo afuera, ¿no creo que seas sordo? —Bienvenido, hermano. No sabía que estabas de regreso —dando media vuelta, Scott me observa con una media sonrisa—. Y por supuesto que he oído, esos gritos van a dejarme sordo. —Scott, dime una cosa ¿qué están reclamando? ¿Por qué amenazan con demandarte? Es entonces, que Scott estalla en carcajadas fuertes. —No es obvio… ¡Toda esa gente quiere que se les pague! Ahora todo tenía sentido. —¿Eso te hace gracia? Todos exigían su dinero, y el caos apenas comenzaba. —Scott, ¿Por qué no les has pagado a los empleados? ¡Responde! —¡Porque no hay dinero! ¡Hice una maldita inversión y lo perdimos todo! Estamos en bancarrota… ¡Sartini está en quiebra! —aplaude con amargura sin borrar esa sonrisa de ira. —¿Qué estás diciendo? —pasé saliva—. Te refieres a la empresa. —Oye… ¿por qué eres idiota? —me pregunta en tono de burla—. Estoy hablando de Sartini, toda la fortuna Sartini… El imbécil de Simeón creyó que sería una fantástica idea asociarse con unos inversionistas árabes. Se supone que nuestras ganancias se duplicarían, pero… El idiota acaba de enterarse que esos eran unos viles estafadores. —¿Tomaste el capital de la empresa? —El negocio era redondo, quería más, y Simeón me apoyó… Pero mira cómo acabamos, el inútil escapó como rata, seguro para ocultarse bajo alguna roca. —No puede ser… —el sudor caía de mi frente. —Tranquilo, al menos no irás a la cárcel. —¡No puedo creer que hayas sido tan idiota! —Las cosas ya están hechas, Arton. Sartini ha caído. Los reyes de la moda finalmente se desploman. —Estamos perdidos —digo sin saber cómo llegar a la solución. —Aunque… —¿Qué piensas ahora? —No queda otra opción, necesitamos al abuelo. —¿¡Qué!? ¿Has perdido la razón? El abuelo está muy enfermo, ¿cómo se supone que lo traerás? —Su operación fue hace más de un año, él está mucho más saludable que nosotros. Lo queramos o no, lo necesitamos. ——————— POV Eva —¿Estás lista? —me pregunta Julen estirando su mano, invitándome a salir del auto. —Nací lista —contesté. Hasta este momento nunca había estado presente en estas actividades, me sentía mucho más segura informándome desde mi despacho y a través de las palabras de Julen, pero esto… Superaba mis expectativas. Tras atravesar la multitud, sonreí cual niña pequeña descubría la nieve por primera vez. —Eso fue… —estaba casi sin aliento al presenciar todos esos flashes se cámaras. —Es lo que has logrado con un trabajo limpio y hermoso, tu público te aclama, pequeña girasol. Durante este tiempo solo me he dedicado a crear diseños para novias, no creí que la popularidad llegaría a ser tal. —Estoy fascinada —conteste sin ocultar mi amplia y emocionada sonrisa. —Ahora, espera aquí. Quiero que veas con tus propios ojo, cómo la gente aclama tus diseños, ya no eres solo Eva, recuerda que tus manos crean maravillas. Y estando detrás del estrado, permanecí inmovil, miraba como Julen, apoyado de más hombres se dirigía al centro. Y fue cuando él tomó la palabra que todos quedaron expectantes. —Damas y caballeros, ante ustedes… la nueva colección de… "La americana" El telón que cubría todo cayó, y tres hermosas mujeres sonrieron a las cámaras, modelando mis creaciones. El silencio me inquietó, pero tal como Julen lo había dicho, los aplausos no tardaron. Esto era más interesante que presentarse en una pasarela. —Cada año sus vestidos son únicos, son incluso más hermosos que los de Sartini. —¿Me pregunto cómo será la creadora? ¿En verdad será una mujer o solo nos están despistando? —eran algunos de los murmullos. —A quién le importa si es mujer o un engendro, moriría por uno de esos vestidos —añadió otra de las mujeres que estaban cercanas. Bueno… aquella última joven no estaba tan lejos de la verdad. Pasé mis dedos bajo mi cabello, dibujando el contorno de mi marca, sin embargo no me sentí mal, fue todo lo contrario, y lo tomé hasta con humor. Pero mientras miraba, un ruido me alertó, pronto un hombre ingresó con mi celular. —¿Qué sucede? —Señora, es una llamada importante. —Si es finanzas dígale que los atenderé mañana, estoy muy emocionada con esto. —No es así mi señora, de hecho se trata del fundador de Sartini —fruncí el ceño, pero no por enojo, fue de incredulidad. —¿El señor Bertino? —Él pide verla, dice que tiene una interesante propuesta para usted. ———————— POV Scott —¡¿Qué?! Debe haber perdido la razón, abuelo —puse en evidencia, mi desacuerdo. —¡Cierra la boca, Scott! —me respondió—. Eres el menos indicado para opinar, mira en el lío que nos has metido. —¡Esa mujer es despreciable! —añadí con enojo—. Se largó hace tres años, y no conforme con su capricho, decidió aliarze con "La americana". ¡Es una traidora! —¿Y tú qué opinas, Arton? —pregunta el abuelo. —A mí me importa poco si esa mujer vuelve. —En ese caso, está decidido. Mañana a esta misma hora, ella estará aquí. —¡No lo voy a permitir! —exclamé, demostrando mi desacuerdo. —Pues tendrás que hacerlo, y no solo callarás y acatarás, vas a suplicar por su ayuda, vas a implorar, por su ayuda, para que no vayas a la cárcel por tu ineptitud. De esto depende tu vida, Scott.
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