5. Capítulo

934 Words
La joven no dejaba de llorar, era inevitable hacerlo, no era para menos, porque en ese momento ella se sentía dolida debido a la pérdida de su padre, incluso cuando había pasado ya un tiempo, no lo podía olvidar y cada vez que se volvía atrás y recordaba esos momentos, entonces su corazón se volvió a romper en mil pedazos como la primera vez. Lana, desde aquel acontecimiento fatídico, había estado visitando a un psicólogo para conseguir la ayuda que tanto necesitaba, pero ni siquiera eso había sido suficiente, pues los recuerdos volvían una y otra vez a su mente, haciendo que se sintiera demasiado triste y que extrañara demasiado a su papá, una persona que le dio todo y le dio el cariño mientras estuvo con vida, pero ahora su ausencia era lo que más le causaba daño y simplemente no podía vivir de la misma forma qué antes. Así que por eso le costaba seguir adelante, incluso cuando se había propuesto avanzar sin mirar demasiado atrás, pero durante todo ese tiempo, había sido imposible seguir como si nada porque la ausencia de su padre dejó un hueco profundo en su interior y también la continua vida en la que tenía que luchar para sobrevivir, debido a las deudas que él le había dejado. Cuando su papá estaba con vida debido a que recibió diferentes y costosos tratamientos se pidieron varios préstamos y ahora con su partida todo lo que se debía le quedó a ella como una responsabilidad de la que se tenía que hacer cargo, porque su mamá ni siquiera podía encontrar un empleo y aún si lo encontraba de todos modos la joven tenía que ayudarle porque no sería suficiente con lo que le dieran de salario. La razón por la que se sentía en completo aprieto y durante aquellos primeros meses había intentado no preocuparse demasiado por eso, pero cada mañana al despertar las deudas eran el primer asunto que se metía en su mente y sabía lo importante y peligroso que podía ser dejar que siguiera pasando el tiempo y no solventar esos problemas económicos, eran de vida o muerte buscar una respuesta a todo y esa solución porque luego podría ella y su madre estar en peligro. Lo peor de todo es que aquella persona le prestó el dinero era alguien importante y conocido por ser bastante rudo, así que ya no quería tener ningún tipo de inconveniente con esa persona y por eso debía pagar lo más pronto posible. Ella se sentía entre la espada y la pared y no podía hacer nada para cambiar su destino, quizás por eso había pensado tantas veces en quitarse la vida, pero de alguna forma aquella persona de la playa se interponía en sus pensamientos fatidicos para detenerla, y entonces ya no se sentía tan capaz de llevar a cabo su cometido, era como si de alguna forma se volvía el freno que le ponía a sus acciones torcidas y por eso no sucedía nada malo, aún así el pensamiento de algún s******o permanecía en su mente. Después de la clase, puesto que a pesar de pasar por toda esa situación ella continúaba yendo a la secundaria, y ya le faltaba poco para terminar, aún así no se sentía demasiado animada en sus estudios y esa era la razón por la que su promedio había bajado de una forma brutal, haciendo que su posición cayera y las posibilidades de conseguir una beca para la universidad cada vez se volvían más mínimas. Tenía que recuperar su promedio, y hacer todo lo posible para poder continuar sus estudios, puesto que por su cuenta no sería posible ya que no tenía el dinero suficiente para cubrir los gastos de sus estudios y la única forma de ir a una universidad buena, era ganando una beca. La muchacha estaba cansada de la misma rutina de siempre y ahora todos los días estaba de una forma automática, antes disfrutaba muchísimo de ir a la secundaria y de compartir un rato con sus compañeros de clases, ahora ella sufría cada día por tener que ir a estudiar y fingir estar relativamente bien cuando su interior era desastre y su mente una maraña de ideas locas. Definitivamente no quería seguir viviendo así, como si su vida se tratara de un guión que tenía que seguir al pie de la letra, una vida a la que no le encontraba ya la emoción y las ganas de seguir adelante, a pesar de que se estaba esforzando bastante, no había podido encontrar un motivo de impulso, pero nada de eso había sido suficiente durante todos esos meses, a los que cada vez se sumaban más días y por ende aumentaba la desazón en lugar de disminuir. Era extraño llevar esa forma de vida. Ni siquiera se le podía llamar realmente vida, porque ya no tenía sentido seguir habitando en un mundo en el que no encontraba la motivación adecuada para hacer cualquier cosa, incluso lo más mínimo. Después de la muerte de su padre, muchísimas cosas habían cambiado y su madre también había quedado destrozada ante la noticia, a pesar de que se había estado preparando para ese momento no había sido suficiente de todas maneras seguir sufriendo y a pesar del paso de las semanas continuaba desanimada y muchas veces sin querer llevar un solo bocado a su estómago. Es que no había sido sencillo para la familia aceptar la partida de aquel integrante tan importante. Lana, después de haber salido de la secundaria se había dirigido rápidamente a su casa y de esa forma preparar la comida.
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