6. Capítulo

1074 Words
Anteriormente no era ella quién hacía el almuerzo en casa, pero ahora no le quedaba otro remedio que hacerlo ella misma, puesto que su mamá ni siquiera tenía ánimos para levantarse y estar en la cocina y preparar algo de comida. Incluso le estaba costando comer y eso a la joven estaba preocupando bastante. Sabía que su mamá no podía seguir de esa forma y tenía que buscar ayuda psicológica también, pero la mujer estaba renuente. No había demasiada comida pero si lo suficiente para esos días, así que sacó los ingredientes adecuados para preparar el almuerzo y mientras esperaba por descongelar la carne, se dirigió a la habitación para observar de cerca a su mamá y por supuesto darle ánimos de levantarse y que fuera con ella a comer. Incluso cuando la respuesta ya estaba dicha, puesto que en todos esos intentos su mamá se había negado rotundamente a bajar y terminaba la joven subiendo la comida a la habitación para que luego su madre la dejara a medias, siempre en ese momento ella también lo intentaría y subiría para averiguar si su madre en esa oportunidad estaba dispuesta a bajar y comer con ella, cómo hacía antes, a pesar de que ahora mismo las cosas habían cambiado demasiado, pero ella quería recuperar a su mamá. Le dolía demasiado ver a su progenitora sufriendo por la partida de su padre. La joven antes de ingresar a la habitación tocó varias veces sobre la puerta de madera y hasta que escuchó la voz de su madre permitiendo el avance, fue que ingresó al dormitorio. Cómo era de esperarse se encontraba sobre la cama colocada en forma de ovillo, ni siquiera se movió un poco y Lana tuvo que acercarse para mirarla de frente y sonreír. —Por favor mamá, ven conmigo a comer, sé que ahora mismo probablemente, no te sientas de un buen estado de ánimo en este momento pero es necesario que te alimentes lo suficiente para qué estés sana y salva. ¿No lo crees? —le dijo. Pero en el fondo de su ser, su madre ni siquiera tenía las ganas suficientes para seguir viviendo y de alguna forma se sentía obligada a seguir respirando, ella también quería partir de ese mundo pero no estaba pensando en las consecuencias de ese suceso ya que dejaría sola a su hija. Así que tenía que ser lo suficientemente fuerte y seguir adelante a pesar que le estaba costando hacer eso. —No, no tengo hambre. —Mamá, no sabes lo triste que me pone mirarte así, intento cada día a ir a la secundaria y centrarme en los estudios, pero es demasiado complicado hacer eso cuando tú estás en mi mente y las preocupaciones excesivas aumentan sin parar. Luego vienen a mi mente todas esas deudas que tenemos que pagar y no tenemos un solo centavo, apenas podemos comer, no te niegues a comer conmigo mamá, por favor. Pero a pesar de que incluso le estaba suplicando su propia hija de que comieran juntas, eso no era suficiente para animar a la mujer postrada en una cama, quién pasaba así todos los días, así encerrada en su habitación bajo la oscuridad porque todavía no superaba la muerte de su esposo y seguía sufriendo por lo mismo. —Pero ya te dije que solo necesito algunos días y buscaré un empleo, no quiero que tú solo tengas que cargar con todo el peso y... —Pero es que eso no es lo que quise decir en realidad, mamá hace días que estás diciendo lo mismo y nunca sucede el avance, quiero verte a ti intentando salir adelante, porque si no tienes ganas de vivir, pues yo tampoco y eso me está afectando demasiado. No solo en mis estudios, también en mi vida, así que lo único que te pido es que no me dejes sola y no te rindas porque papá estaría muy triste. A él no le habría gustado que... —¡Basta, ya tu padre no está! Él se ha ido, maldición. Otra vez le volvió a pronunciar las palabras, estaba adolorida y también había furia en su voz, como si de alguna manera ella estaba culpando a su padre de haber muerto, cuando él ni siquiera tenía la culpa de nada y no había sido su responsabilidad dejarlas a las dos solas puesto que su enfermedad fue el gran problema y muy implacable, un embrollo con el que no pudo manejar. Así de malos habían sido los sucesos y ninguna de las dos podía hacer nada al respecto, ni siquiera el señor Marcos, quién tuvo que lidiar con toda esa enfermedad, para al final perder la batalla, ya que no se podía hacer más nada por él. —Lo sé, no es necesario que me repitas que papá ya no está aquí con nosotros, porque tengo que vivir con su ausencia cada día y me duele también que se haya ido, pero incluso cuando estés sufriendo demasiado, yo me obligo a comer y a seguir adelante, porque sé que eso a la larga me puede hacer mal y yo no quiero tener que pasar por algo malo. Ya no más —expresó. —Dejame sola, no iré a comer, es todo. A la joven también le enfadaba mucho la actitud de su madre, quien no estaba poniendo ni un poquito de su parte para mejorar la situación, al contrario, se volvía cada vez más renuente y eso empeoraba la situación, tenía que ser positiva, incluso ñ cuando eso era muy complicado pero no imposible de lograr, su mamá no estaba dispuesta a batallar para salir de ese pozo en el que había caído, ni dispuesta a soltarse de aquellas garras que desde el primer momento la atraparon para manejarla a su antojo, ella no estaba dispuesta a nada. Y eso era muy doloroso. Otra vez salió de la habitación si no había logrado nada porque su madre al final no quería bajar a comer con ella pero en esa ocasión, incluso sintiéndose demasiado molesta con su progenitora, tampoco dejó de subirle la comida al dormitorio como estaba haciendo con anterioridad, porque seguía con la esperanza de que comiera lo que preparó, así que ella luego encontraba la bandeja vacía, indicador de que su madre había comido en la habitación después de todo y eso era lo más importante de todo eso, que se alimentara para que pudiera seguir a salvo.
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