4. Capítulo

535 Words
Y por otra parte estaba observando Alexander a una persona quién caminaba lentamente hacia el interior de la playa y supo rápidamente actuar. Era como si podía leer en ese preciso momento los pensamientos de la desconocida, o solo había actuado por instinto, en todo caso ya era un hecho de que al ver que no emergía, decidió hacer algo, ella parecía estar inconsciente, algo que lo asustó mucho. Era escuálida y blanca, ahora más pálida de lo normal, la llevó hacia la orilla y la dejó sobre la arena, mientras gritaba por ayuda, pero no se quedaría de brazos cruzados mientras se le brindará la ayuda que la joven necesitaba. De manera que comenzó darle respiración boca a boca, practicado los primeros auxilios, y después de un tiempo, ella empezó a sacar todo el agua que había en ella. Alexander también se había asegurado de que estuviese bien. Seguían siendo solo ellos dos en ese lugar de la playa y la joven un poco perturbada y desorientada por lo que había pasado, lo miró a los ojos. ¿Es que acaso la había salvado un ángel de ojos azules? Había fallado en quitarse la vida, y ahora se sentía idiota. —¿Estás bien? —le preguntó ese desconocido que a pesar de no conocerla en absoluto, tenía la mirada la preocupación excesiva por su estado. —Yo... —había mencionado ella sin saber qué otra cosa decir, se sentía apenada y confundida. Pero en lugar de conseguir las palabras adecuadas para responderle a esa persona, solo puedo empezar a llorar sin parar, mirándose atropada en el dolor. Entonces aquellos fuertes brazos la sostuvieron, cómo ser una niña pequeña que necesitaba el consuelo de alguna persona. No encontraba las palabras para expresar como se sentía allí, cerca de ese joven que le brindaba protección. —Lo siento. —Shh, está bien, pero deberías tener un poco más de cuidado y no ir a lo profundo del mar si no sabes nadar. ¿O es que... —ya él estaba pensado que en realidad no fue por eso que ahora están así, sino por otra cosa. —Lo siento mucho, soy una estúpida, solo quiero dejar de sufrir —y lloró más fuerte, Alexander no sabía por qué la vida lo ponía en esa situación, pero solo podía hacer una cosa: escuchar y comprender. —No te preocupes, ahora Lo importante es que estás a salvo y deberías volver a casa. No, que te vea un doctor mejor. —No es necesario —le dijo sin querer apartarse ni un momento de su lado. Alexander suspiró y acarició su cabello mojado, mientras daba ligeras palmadas en su espalda. ¿Cuál era la gravedad que le estaba pasando a esa joven para que se sintiera tan mal al punto de tomar una decisión como esa? —¿Lana, que haces allí con un hombre? —soltó una mujer, era la mamá de Lana, quien al ver que no volvía durante el tiempo que le dijo, decidió buscarla y ahora la miraba allí. La joven, un poco tambaleante se puso en pies y la miró a los ojos. Sentía mucho ver a su madre así. —Mamá...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD