Capítulo VII La hija de Marshalsea La niña que recibió su primera bocanada de aire impregnada en los vapores del brandy del doctor Haggage pasó de interno en interno, de generación en generación, como la tradición que versaba sobre su padre común. En las primeras etapas de su existencia, fue de mano en mano en el sentido más literal de la expresión; casi formaba parte de los ritos de ingreso de cada nuevo interno cuidar de la niña que había nacido en el Internado. —Me correspondería el derecho —señaló el portero cuando se la enseñaron por primera vez— de ser el padrino. El deudor pensó indeciso durante un minuto y dijo: —¿No tendría usted inconveniente en ser el padrino? —No, no tengo el menor inconveniente si usted no lo tiene —contestó el portero. Así fue como la bautizaron un dom