Al parecer a mi familia le ha caído de maravilla mi falsa esposa. A Casilda, Alejandra, mi padre, el esposo de Casilda, e incluso a mis sobrinos los ha tratado bien y no sé si es una fachada o realmente puede llegar a ser así de amable. Al que aún no ha conocido es a Terral y no sé si le gusten los perros o no, pero tendrá que aceptarlo. La ayudo a subir sus maletas hasta el cuarto de visitas y al abrir la puerta, ella entra y se queda mirando a su alrededor con dudas.
—¿Muy pequeño comparado con tu castillo? Le pregunto casi desde la entrada de la habitación.
—¿Ahora eres tú quien me trata mal? Me pregunta con una media sonrisa.
—Discúlpame, pero como veo que con el único que tienes problemas es conmigo...
—Me pediste que fuera amable con tu familia. Dice colocando una mano sobre su cintura.
—¿Ósea que estas fingiendo?
—¡No! Ellos realmente son muy buenas personas, se les nota.
—¿Y yo no? Pregunto dando dos pasos hacia ella.
—No lo sé, no te conozco y tampoco me interesa hacerlo.
—¿Soy muy poca cosa para que la princesa quiera conocerme? Le pregunto dando dos pasos más hacia ella.
—No sé qué te hace pensar que soy una princesa.
—¿Quizás lo insoportablemente arrogante que eres?
—Bueno, si eso crees de mí. Está bien que lo hagas.
—No entiendo Jackie, ¿Por qué quieres que piense eso de ti? Le pregunto con mucha frustración.
—Es lo mejor. Son solo tres meses que debemos pasar juntos.
¿Lo mejor? Pero, ¿Qué le sucede?
—¿Tienes miedo de que nos conozcamos? Le pregunto haciendo que casi no haya distancia entre nosotros.
—¿Miedo? ¿De conocerte? Vamos ni que fueras un príncipe azul... Me dice con un tono burlón y dando dos pasos hacia atrás.
—Estas demasiado asustada. Lo puedo sentir. Mira cómo te alejas cuando me acerco a ti.
—Me alejo porque no puedo soportar tu cercanía, dices que yo soy arrogante, pero tú te crees que eres el tipo más guapo de este mundo. No te creas tanto Moreno. Me dice haciendo que quiera callarla.
—Estamos a mano entonces, porque tú te crees una modelo de Victoria Secret y no llegas ni a modelo de comercial de detergente. Le digo haciendo que se enfurezca.
—¡Que sepas que tranquilamente podría ser modelo de Victoria Secret, pero no me interesa que hombres como tú me vean en lencería! Me grita dando dos pasos hacia mí.
Bien, al menos se ha acercado a mí.
—Oye, que te he visto desnuda y no eh... no te da para ese tipo de modelaje. Le miento, aunque la verdad que pienso todo lo contrario.
—¡Eres un imbécil! Me grita y luego con sus manos me empuja, pero para su sorpresa la tomo de las manos haciendo que por la inercia del empujón caigamos sobre la cama que estaba detrás de mí.
—Se que no lo quieres admitir y que soy irresistible, pero te saldrías de encima mío. Le digo al sentir su cuerpo sobre mí.
Su mirada se clava en mí y solo refleja odio, rabia, por lo que le he dicho, pero ella se lo está buscando.
—¡Eres un completo idiota! Dice mientras se intenta poner de pie, pero la sujeto de sus brazos para que no lo haga. —¡Suéltame!
—Deja de tratarme mal por favor. Le pido amablemente.
—No puedo, es más fuerte que yo...
—¿Qué cosa es más fuerte que tu? Le pregunto con muchas dudas sin dejar de soltarla.
—Este rechazo que siento por ti.
—¿Qué te he hecho? Sé que de alguna manera arruiné tu vida como me lo has dicho por lo de nuestro casamiento, pero no lo hice a propósito.
—No es solo eso...
—¿Y qué es? ¿Es el hecho de que hayamos tenido sexo? Le pregunto sin apartar mi mirada de la suya.
—Si...
—Explícamelo, necesito entenderte.
—Es que nunca había podido estar con otro hombre que no fuera Damián... no después de lo que me paso... y luego tu y yo... no me acuerdo de nada... me volví a sentir como aquellas veces que él me dejaba inconsciente y amanecía completamente desnuda...
¡Mierda! ¡No! Esto no... no me espera algo así. Instintivamente la suelto y ella se sienta en el borde de la cama y sin dudarlo e siento a su lado.
—¿Tan animal era ese tipo que te dejaba inconsciente a causa de los golpes?
—No era por los golpes...
¿Qué?
—¿Cómo que no era por los golpes?
—Era por la droga que me daba. Dice sin poder mirarme. —Ese amanecer donde empezó todo esto, volví a sentirme como lo hacía antes. Sentí como si me hubieses violado...
¡No! No... yo no....
—Jackie, mírame. Digo tomando su rostro entre mis manos. Esos ojos grises ahora llenos de lágrimas se clavan en los míos y siento que esta mujer está mirando mi alma. —Yo no quise... no... nunca te haría algo así... yo tampoco recuerdo lo que sucedió, por favor no me odies.
—Lo se Pablo, sé que tú tampoco sabias lo que hacías, vamos ni tu ni yo hubiéramos estado juntos si hubiésemos sido consientes de nuestros actos. Pero, es que no lo pude evitar sentirme así y volver a revivir aquella pesadilla. Intente hacerme la que no pasó nada aquel amanecer, pero fue inútil... fue quedarme sola y revivir todo...
—¿Por qué tu y yo no empezamos de cero?
—¿De cero? Me pregunta confundida.
—Si como si no hubiese pasado nada.
Me mira prácticamente como llamándome idiota —El certificado de matrimonio existe.
—Bueno, olvidemos lo que podamos olvidar....
—En realidad no recordamos mucho.
¿Hasta para hacer las paces es difícil? Dios, dame paciencia....
—¿También me harás difícil esto? Le pregunto con una leve sonrisa.
—Moreno, no me digas que te gustan las cosas fáciles... Te creía un poco más interesante.
¿Ha dicho un poco más interesante?
—¿Me crees interesante?
—Bueno, vamos que tampoco eres TAN interesante, pero creí que estabas acostumbrado a las cosas difíciles. Me dice exagerando la palabra tan.
—Si, las cosas si... las mujeres no... Le respondo sarcásticamente.
—Las mujeres SOMOS difíciles. Enfatiza.
—Si, pero a ti te darán el récord Guinness a la más difícil...
—No seria yo si no fuese así...
Siempre tiene una respuesta para todo....
—Bueno, entonces ¿Empezamos de cero?
—No se si pueda...
—Inténtalo, por favor. Te lo pido por nuestra salud mental.
—Esta bien, pero no te prometo que seamos mejores amigos. Dice finalmente.
—No te preocupes, con que no me maltrates tanto me conformo. Le digo con una sonrisa y extiendo mi mano para estrecharla con la suya.
—Está bien, seré algo más amable, pero solo amigos eh. Me advierte.
—Perfecto. Le aseguro y estrechando nuestras manos.
Bueno, al menos ya no estará maltratándome como en la época de la esclavitud.... Quizás sea un poquito más amable; algo es algo.