12— Una Invitación

738 Words
—¿Y tu esposa? Me pregunta Casilda al entrar a mi cuarto ya que la puerta estaba abierta. —En su torre. Le explico sin ganas de nada. —¿Su torre? Me pregunta confundida. —Ah, es que tu no sabes... es una princesa. Le digo de manera sarcástica. —Vaya que se llevan mal... Mi hermana se sienta a mi lado sobre la cama y me mira detenidamente. —Si, es que de verdad intento entenderla, pero me hace las cosas muy difíciles. Hemos hecho las paces, pero no se cuanto tiempo vaya a durar estar tregua. Le comento. —¿Pero porque se llevan así? —Es que ella odia a los cantantes. Tiene motivos, pero no entiende que yo no soy así. —Quizás debas demostrárselo. Me propone. —¿Y qué hago? ¿Me coloco un letrero luminoso en la frente que diga "yo no soy como el resto"? Le pregunto de manera sarcástica. —Hermanito... se honesto conmigo. —¿Qué quieres saber? Siempre que ella dice esa frase sé por dónde va la cosa. —¿Esa mujer te gusta? Me pregunta y ya estoy cansado de que todos me hagan la misma estúpida pregunta. —¿¡Tu también!? —¿Cómo que yo también? —Sí, Lolo, Salva, y ahora tu... vamos que quien creen que es esa mujer ¿Cara Delavigne? ¿Gisele Bundchen? ¿Adrianna Lima? Le pregunto ya harto de esta pregunta. —Vaya... veo que si miras los desfiles de moda, pero no... no creo que sea ninguna de ellas y por esa misma razón creo que te gusta. —Perfecto... ¿Y porque tendría que gustarme eh? ¿Acaso no la has visto? Casilda, esa mujer es insoportable. Nunca estaría con una mujer que se cree la última botella de agua del desierto. Le aclaro. —Bueno, al parecer esa "ultima botella de agua en el desierto" te ha conquistado y tu ni cuenta te has dado. Me dice a modo de reclamo. —¡Basta! Ya Casi... de verdad... ya tengo suficiente con ella. No puedo resistir que nadie más me diga que me sucede o no me sucede, ¿sí? —Está bien, te dejare tranquilo, pero ¿Por qué no la invitas a cenar? Ella también está asustada. Está en casa de personas que no conoce, está casada contigo... alguien que apenas conoce, y lo peor es que esta en un país que no es en el que ella se crio. Me sugiere y creo que en eso si tiene razón. —En eso si llevas razón. —Se amable con ella. Compréndela. —Lo intentare... Le aseguro y ella se levanta de la cama. —Vale, te dejo para que hables con ella. [...] Quizás Casilda tenga razón y solo tenga que ser amable con ella. Golpeo la puerta de su habitación y unos cuantos minutos después ella abre y para mi sorpresa acaba de salir de la ducha, ya que lleva una toalla envuelta en su cuerpo. —Eh... hola. Digo algo nervioso ante la situación. —Hola... ¿Dirás algo? Me pregunta con una media sonrisa al notar que no hablo. —Perdóname, no quería ser inoportuno... solo quería invitarte a cenar fuera esta noche... si tu quieres claro. Le digo siguiendo el consejo de mi hermana. —¿Cenar fuera? ¿De verdad? Pregunta sorprendida. —Sí, para que conozcas la ciudad. Le aclaro. —Vaya... ¿además de cantante guía turístico? Me pregunta de una manera extraña. —Por favor no me digas que odias a los guías turísticos también... Le digo casi como un susurro. —No, a ellos no. Me dice entre risas. –Es mas... me toca amarlos... si no fuera por ellos nuestros hoteles no funcionarían como lo hacen. Dice haciendo que me sienta más aliviado. —Eso es un alivio... ¿entonces? ¿Qué dices? ¿Aceptas? —Está bien. ¿A qué hora? —¿A las 9pm? —Vale. Dice imitando mi acento. —Vale... Le repito y es la primera vez que la hago reír sin que nos peleemos. Ella cierra la puerta y yo regreso a mi cuarto. —¿Y cómo te ha ido? Me pregunta Casilda antes de que cierre la puerta de mi habitación. —Ha aceptado. A la nueve saldremos a cenar. Le explico. —¡Lo sabia! Dice entre risas. —¿De qué hablas? —Pablo, le gustas... Me dice como si fuera algo obvio y si... mi hermana se ha vuelto loca. —Hermanita, tu instinto femenino está fallando gravemente. Esa mujer jamás se fijaría en mi créeme, yo sé lo que te digo. —Mi instinto nunca falla. Dice de manera segura. —Esta vez sí. Ahora déjame cambiar que tengo una cena con la burguesa de California. Le digo para que me deje tranquilo. —¿Tan arrogante es? —Si... Cree que es Letizia... —Hay hermanito, ¡Que exagerado que eres! —Ya verás... ahora de verdad me tengo que cambiar. Le insisto para que me deje tranquilo. —Esta bien. Dice y al salir cierra la puerta detrás de ella. Solo espero que esta cena sirva para mejorar las cosas y no para empeorarlas...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD