10— Que Empiece La Función

996 Words
Llego la hora, este es el momento donde todo empieza; donde nuestro teatro abre el telón para comenzar esta función llamada "matrimonio". Bajamos del avión y caminamos a través del aeropuerto intentando pasar de ser percibidos, pero no lo conseguimos. — ¡Pablo! Gritan un grupo de chicas y se acercan a mí. —Jacque... cariño, espera. Le digo intentado disimular, aunque por la mirada que me ha dado no sé si llegare vivo a casa. —Tranquilo amor, te espero. Dice pronunciando la palabra amor de manera exagerada y con una media sonrisa que me deja saber que conversaremos de esto más adelante. Saludo a cada una de las chicas y amablemente me tomo una fotografía con ellas y luego le firmo lo que me dan; cobertores de móviles, un libro que no se ni de quien es, y... — ¿De verdad quieres que te firme aquí? Le pregunto a la morena que baja su camiseta un poco más de la cuenta. Ella solo asiente y me lanza una sonrisa. Bueno... aquí vamos... siempre me pone nervioso firmar en estos sitios. — ¡Gracias Pablo! Dicen todas juntas después de que me despido de ellas. — ¿De verdad que la gente esta tan loca para hacerte firmar un pecho? Me pregunta mientras seguimos caminando. —Solo es un autógrafo; claro que es un lugar extraño, pero no me puedo negar. — ¡Claro! Me imagino el sacrificio que significa para ti. Dice de manera sarcástica. —Pues veras, rubia que sí me pongo muy nervioso cuando me piden esas cosas. Le respondo. —Claro, ¿Cómo no te vas a poner nervioso eres hombre? —No hablo de eso. Le intento explicar. — ¿Y de que hablas? —De que me da vergüenza... —Eso no está en tu vocabulario ni en el de ningún cantante. —No voy a discutir contigo... mejor vamos que allí está mi familia esperándonos. Y por favor... no seas mala con ellos; no tienen la culpa de nada y debemos pasar unos días en casa hasta que encontremos donde viviremos. Le suplico. —No te preocupes... seré un angelito. Me dice sonriente. Ahora sí que estoy preocupado, ¿ella un angelito? ¿será sarcasmo? —Eso lo quiero ver. —No lo veras, tu no estás en el paquete. Son solo ellos. Dice burlándose de mí. —Inclúyeme en el paquete por favor...Estoy cansado de tu humor y apenas llevamos menos de 24 horas juntos... Le pido. —Lo pensare... Veremos cómo te comportas. Me dice riéndose. Algo muy malo habré hecho en mi vida para merecer esto. Intento hacer memoria de mis peores actos y la verdad es que no encuentro uno que sea tan grave como para merecer esto. —Bueno, mientras lo piensas vamos... Respiro profundo y nos acercamos a mi madre y Salva quienes nos han venido a buscar. —Hola madre, Salva... Les digo y luego les doy un abrazo a cada uno. —Les presento a Jacqueline, la mujer que les hable cuando hablamos por teléfono. Les explico. —Hola Jacqueline, un gusto. Dice mi madre y la saluda amablemente a pesar de que sabe muy bien como son las cosas entre nosotros. —Soy Elena, la madre de Pablo. —Un gusto Elena. Gracias por aceptarme en su casa unos días. Le dice y la cara de mi madre es de sorpresa. —Después te explico. Le digo. —Jacqueline, yo soy Salva, el hermano de Pablo. Le dice y luego la saluda. —Un gusto. Vaya, al parecer si será amable con mi familia... aparentemente el problema es solo conmigo y sí, me odia. Es hora de que lo empiece a asumir. Bueno, quizás esto me ayude a escribir canciones para el otro disco, ¿Quién sabe? ¿quizás sea un éxito? Se podría llamar "mi infierno personal", "odio injustificado", mejor... "la loca de mi vida" si... ese último estaría mejor... — ¿Vamos? Estoy agotado... Les digo para que comencemos a caminar. —Me imagino hijo, es apenas el mediodía, pero el cambio de horario los ha matado. —Sí, tendré que acostumbrarme a este horario. Le dice Jackie y para mi sorpresa ellas dos se adelantan conversando de no sé qué. ¿Se lleva con mi madre? ¿A mi madre le ha caído bien? Me pregunto si esto será una especie de broma de la vida... ¿una cámara oculta? Eso debe ser... — ¿Qué te sucede? Me pregunta Salva. —Es que esa mujer es insoportable, no te das una idea de lo mal que nos llevamos. Le explico. —Bueno hermanito; por haber estado ebrio, déjame decirte que has tenido muy buen gusto eh. Dice entre risas. —Si la conocieras no dirías eso... —Vamos Pablo... que la tía esta como ella quiere. Me dice y me da un codazo. —Te hubieras casado tú con ella... ¡Ah no! Cierto que ya estas casado; así que si no quieres problemas con Alejandra cállate. Le advierto. —No te enfades... ¿No has pensado en la posibilidad de que lo de ustedes se transforme en un matrimonio de verdad? Me pregunta y creo que ha tomado algo antes de venir a buscarnos. —Salva, deja que conduzco yo porque tu estas bajo la influencia de no sé qué tipo de bebida o narcótico... Le digo y le quito las llaves de la mano. —Estoy más cuerdo que nunca. Pablo, admítelo, ¿no has pensado en eso? —No, es que esa mujer no me ha dado tiempo de pensar; me ha vuelto loco con ese carácter que se trae. —Dicen que esas son las mejores al final. Me dice entre risas. — ¡Vale, termina ya con este temita que ya me están dando ganas de pegarte! Creo que el carácter de ella es contagioso. —Vale, me callo; pero admítemelo... — ¡¿Qué cosa?! Le pregunto ya harto de su insistencia. —Que te gusta... ¿Acaso no te parece guapísima? —Salva, no soy ciego eh... Le digo a modo de respuesta. — ¿Ósea que si? —Solo me parece guapa, pero no tendría nada con ella ¡está absolutamente loca! —Claro, como si tu estuvieras muy cuerdo... Dice burlándose de mí. Bien mi hermano también. —Lo mío es locura sana. Lo de ella es para manicomio. — ¡Eres exagerado! — ¡Que no! Pero bueno dejémoslo ahí que hemos llegado al auto. Le digo mientras el abre con el control a distancia el auto y luego me ayuda a subir las maletas al maletero del auto. Solo espero que siga así de amable cuando lleguemos... solo eso...  
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