8— Verdades En Las Alturas

1583 Words
No pude dejar de mirarla durante todo el almuerzo; he intentado encontrar a esa mujer de la cual sus amigas me han hablado, pero la verdad es que no la he encontrado por ninguna parte. Sigo viendo a esa mujer que me ha vuelto loco todo el día. Dejo a Lolo, Antonio y Porty hablando con Danielle, Samantha, y Carolina mientras caminamos por Las Vegas boulevard y me adelanto a su lado, ya que está caminando sola; está demasiado pensativa. —Hola. Le digo al llegar a su lado. —Hola... — ¿Qué te sucede? Le pregunto al ver que su rostro refleja preocupación. —Nada, intento saber cómo seguiremos con todo esto. ¿Cuándo te vas a España? —Nos vamos querrás decir. Acordamos en que irías conmigo. —Sí. Iremos juntos... —El martes. — ¡¿Pasado mañana?! Pregunta parando en seco en medio de la acera. —Si... —Vaya... eso es rápido. — ¿Te estás arrepintiendo de nuestro trato? Le pregunto algo preocupado. No puede hacer eso... —No, vamos que estar casada contigo no es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero tampoco voy a echarme para atrás. Ya te dije a mí también me conviene permanecer casada contigo un tiempo.  —Lo sé... eso realzara tu imagen. Le digo entre risas. —Si claro, es casi lo mismo que haberme casado con Leonardo Di Caprio. Me dice sarcásticamente. — ¡Eres tan frustrante! ¿Por qué eres así? Le pregunto. Quiero que sea ella quien me diga que odia a los cantantes... que me cuente quien la lastimo... que fue lo que le hizo... —Esta es mi manera de ser y siento si no te gusta, pero es lo que hay. Sabes... ya he tenido mucho de ti por un día. Creo que será mejor que respiremos del otro hasta el martes. Dice y luego camina más rápido alejándose de mí. — ¡Creí que dormiríamos juntos! Le digo en broma mientras la alcanzo. —Quiero que te quede clara una cosa... Dice muy seria deteniendo su paso. — ¿Qué cosa a ver? Le pregunto retándola. —No sé qué paso anoche... no tengo ni idea si terminamos teniendo sexo o no... al parecer si porque amanecí desnuda en tu cama, pero quiero que sepas que mientras que yo este consiente y mis actos nunca en mi vida me volveré a acostar contigo. No me interesas. Solo dime el número de vuelo y el horario que sale tu avión rumbo a Málaga y yo estaré en el aeropuerto. Esto es un matrimonio consecuencia de un acto de inconsciencia total a causa del alcohol, cosa que no volveré a tomar mientras que este cerca de ti. Es un trato, solo eso... ¿entendido? Otra vez saco su peor parte... la que más me molesta y la que me dan ganas de callarla de miles de maneras diferentes. —Mira Miss Universo... yo tampoco tengo intenciones de volverte a tocar si es que lo hice anoche... ya te lo dije, seguramente la he pasado fatal y por eso ni me recuerdo de lo que sucedió. Pero, en algo estamos de acuerdo; esto es un trato y nos conviene a los dos. Así que te espero en el aeropuerto el martes a las ocho de la mañana, el vuelo sale a las nueve y media. Numero de vuelo no lo sé, pero te espero en el counter de Iberia.  Le respondo con muchísima rabia y me doy media vuelta. Ahora soy yo quien no quiere saber más nada de ella hasta el martes. No sé cómo es que haremos para convivir así por tres meses. Dos días después... Estoy en el lugar que acordamos esperándola, pero por lo poco que la conozco y sabiendo que no me puede ni ver sé que llegara tarde. Es la tercera vez que consulto el reloj y de verdad agradezco que Lolo, Antonio y Porty hayan tomado su vuelo a Madrid anoche y no tengan que aguantar a esta mujer en un vuelo tan largo. Miro nuevamente a la puerta y allí finalmente llega la diva. Lentes de sol, falda por arriba de las rodillas color negra, blusa color blanca y americana de cuero, ¿piensa viajar así? —Hasta que al fin llegas. Le digo ya cansado mientras se acerca a mí. —No es fácil dejar todo en orden antes de marcharme. Dice como si yo entendiera de que rayos habla. —Como sea... ¿hacemos el check in? Le pregunto. —Sí, pero espera que Edu viene con las maletas. Unos pocos minutos después aparece el con tres maletas. —No viajas mucho, ¿no? Le pregunto señalando las maletas de marca Gucci que trae. — ¿Por qué lo dices? Pregunta confundida. —Si viajaras sabrías que las maletas se dañan enseguida, no usarías maletas tan caras... Le explico cómo a una niña de cinco años. —No sé qué tanto te importa si mis maletas son caras o baratas, pero para tu información conozco más de la mitad del mundo. Dice de una manera que de verdad me provoca callarla.  — ¿Te han dicho alguna vez lo insoportable que eres? Digo... porque si quieres tenemos un vuelo de más de 14 horas donde yo te lo puedo decir... —Nadie dice que me tengas que soportar. Vamos a hacer el check in. Propone. Después de obtener nuestros boletos y de que ella pagara una fortuna para que tengamos asientos en primera clase juntos, pasamos por seguridad y luego cuando es hora abordamos el avión. —Sabes, estuve pensando que creo que deberíamos de hacer algo para llevarnos mejor; después de todo tendremos que convivir juntos un tiempo en mi casa junto a mi familia. Le explico. — ¿Junto a tu familia? Pregunta confundida ¿Vives con tus padres? Pregunta casi como si fuese un pecado. —Si... mi familia es como un clan... vivimos todos juntos... Le explico. —Qué locura... pero bueno, volviendo al tema... yo pensaba quedarme en uno de los hoteles que tenemos haya, así que no te preocupes, no tendremos que convivir juntos. Dice mientras se abrocha el cinturón de seguridad. Si por mi fuera dejaría que lo hiciera, pero en mi conversación con Hope ayer acordamos que fingiríamos un matrimonio legitimo... —Veras Jacqueline, yo sé que tú no sabes quién soy yo, pero en España yo soy alguien bastante famoso y si la prensa o mis fans ven que no convivimos juntos se empezaran a cuestionar lo de nuestro casamiento. — ¡¿Estas queriendo decir que debo vivir contigo y toda tu familia en tu casa?! Pregunta como si fuera una locura... y si lo es... —Así es... — ¿Cuántos son los que viven contigo? Pregunta asustada. —Mis padres, mi hermana, su esposo, sus dos hijas, mi hermano, su esposa, y su hijo... Le digo sin anestesias. — ¡Debe de ser broma! ¡Dime que vives en una mansión o algo así donde ni se ven la cara! Me dice inclinando su cabeza hacia atrás y mirando al techo. —No es broma, y no, no es una mansión... es una casa grande, pero no tanto. — ¡Olvídate! Yo no viviré con toda esa gente que ni conozco, lo siento, sé que es tu familia, pero no... — ¿Y qué propones? Le pregunto molesto. —Propongo que alquilare una casa allá y si quieres te quedas ahí. Dice muy seria. — ¡No, no hare eso! El avión despega haciendo que tengamos que permanecer en silencio un instante. —Lo harás... es eso o nada. Lo siento me dice. — ¿Por qué tiene que ser a tu manera? Le pregunto muy frustrado. —Tú lo has dicho, soy insoportable... tu familia no tiene por qué soportarme. Necesito que me diga porque es así conmigo... ya no soporto esta situación. En un acto de desesperación tomo su rostro y hago que me mire casi como una súplica. —Por favor... no podemos seguir así; me volveré loco. Entiendo que lo nuestro ha sido accidentado, pero ¿Por qué eres así conmigo? Le pregunto sin soltarla. Sus ojos grises se clavan en los míos diciéndome mil cosas que no comprendo. —Me había sobrepuesto de la mierda de vida que tuve hace años atrás... estaba con un hombre que me amaba... me iba a casar, era feliz... tenía toda mi vida armada y llegaste tu... no sé qué rayos sucedió esa noche, pero termine unida a ti... ¿es poco? —Si... yo debiera de estar igual. — ¿Es porque soy cantante? Me atrevo a preguntarle finalmente. — ¿Qué te hace pensar eso? —No importa, dime si es eso... —Si. No soporto a nadie que escriba o cante de amor. — ¿Por qué? Dime porque... necesito entenderte, necesito saber porque eres así conmigo. —Porque mientras mi primer novio cantaba de amor por bares y pequeños recitales y se llenaba la boca hablando de amor, cuando estábamos juntos me violaba... me golpeaba... tú no sabes el infierno que yo viví.  Me dice dejándome en absoluto estado de shock. Sus ojos llenos de lágrimas me dejan en blanco sin saber qué hacer y ni siquiera que decirle... — ¿Cuánto tiempo duro eso? Pregunto en un susurro. —Cinco malditos años... Cinco años donde nadie me creía, donde me decían que como nunca había tenido sexo antes confundía las cosas... cinco malditos años donde todo fue una pesadilla mientras él seguía hablando de amor en sus letras... —Lo siento de verdad... no sé qué decirte... lo único que puedo dejarte saber es que no todos somos iguales. Yo no te estoy pidiendo que me aceptes como tu marido porque sabemos que eso es imposible, no hay amor entre nosotros... solo te pido que confíes en mí; yo no te hare daño... solo quiero que no nos maltratemos más. Le digo secando las lágrimas que caen de sus ojos. — ¿Qué dices? —Lo intentare, pero es muy difícil para mí... siento un rechazo muy profundo por quienes se dedican a eso. —Lo entiendo, y está bien haremos las cosas a tu manera. Alquilaremos esa casa por los tres meses que dure esta farsa. Le digo queriendo que encuentre algo de paz.
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