— ¿Dónde vas? Le pregunto ya cansado de caminar detrás de ella.
—A mi hotel a cambiarme, ¿O pretendes que este todo el día así vestida? Me dice dándose media vuelta para mirarme y señala ese infernal vestido color n***o que lleva puesto.
—Bueno, sería un hipócrita si dijese que te queda mal, pero vale... te acompaño. Digo y ahora caminamos a la par. — ¿Cuál es tu hotel? Le pregunto con mucha curiosidad.
—El Mandarín Oriental. Responde con acento gringo...
—Vaya hotel en el que te quedas... Sé muy bien que es el mejor hotel de Las Vegas, el más caro, el más lujoso... ¿Quién es esta mujer con la que me he casado?
—Mi favorito. Dice de manera altiva.
Ya lo recuerdo... es la mujer más engreída que he conocido en mi vida. De verdad que es insoportable, pero me tocara soportarla unos meses. Estamos entrando al hotel cuando recibo un mensaje de Lolo.
**Macho, ¿Dónde te has metido? **
**Si te contara...** Es lo único que puedo responderle. Si le escribo lo que me sucedió seguramente pensara que es una broma del día de los inocentes.
**¿En dónde estas? **
**Yendo al hotel Mandarín Oriental con una mujer...** Le explico.
**¡¿Con la rubia de anoche?!**
¿Él lo sabía? ¡Lo voy a matar!
**Si... ¿tú me viste con ella anoche? ** Estoy escribiendo mensajes mientras camino por el lobby de este lujoso hotel y por momentos mi vista se va mirando a mi alrededor.
—Ms. Echevarria, how are you this morning? Le pregunta uno de los empleados.
—Good, thank you Paul. See you later! Le responde y me doy cuenta de que es algo amable...
— ¿Lo conoces? Le pregunto sorprendido.
—Todos me conocen aquí. Dice mientras esperamos el elevador.
— ¿Quién eres? Pregunto asustado.
Leo el mensaje de Lolo y creo que ahora si lo matare... **Si, si te hubieras visto macho... dime por favor que la pasaste de maravilla anoche. **
**No te responderé a eso. Si lo hago no me creerás... ¿Nos vemos para almorzar? **
—Soy alguien que ellos conocen. Me responde ella mientras presiona el botón número 47.
— ¡¿El último piso?!
—Si... no me digas que sufres de vértigo. Pregunta seria.
—No, pero... dime quien rayos eres... ¿Con quién me case? ¿Una mafiosa? ¿Narcotraficante? ¿Quién eres Jacqueline Echevarría?
— ¿Tengo cara de mafiosa o narcotraficante? Me pregunta sorprendida.
La observo detenidamente y la verdad es que es demasiado elegante para ser mafiosa y mucho menos narcotraficante...
—La cara no sé, pero el humor que te cargas... Le digo con una media sonrisa.
—Permíteme reírme de tu chiste JA. JA. JA. Dice burlándose de mí.
—Creo que va siendo hora de que nos empecemos a llevar mejor. Le propongo mientras bajamos del elevador.
—Eso será prácticamente imposible. Has arruinado mi vida. Dice buscando la llave de la habitación en su bolso.
—Lo sé, y tú la mía, pero no me estoy quejando todo el día ni maltratándote.
—Lo siento, ¿sí? Pero de verdad que yo tenía una vida perfecta. Me dice abriendo la puerta y al ver donde se está quedando mis dudas aumentan.
— ¿Estás segura que no eres narcotraficante? Le pregunto observando el casi piso que es esta suite. Absolutamente cada detalle de este lugar es lujo.
— ¡Que no! Me grita caminando hacia el walking closet que hay en esta... ¿Cómo le llamo suite, piso, departamento?
—Es que esto no es normal... Me explico.
—En mi mundo lo es. Me dice a lo lejos.
— ¿Y de qué mundo vienes? Le pregunto caminando hacia el enorme ventanal que hay en la habitación el cual tiene una vista increíble a Las Vegas Boulevard.
—De uno multimillonario... Dice como si nada.
Esta mujer debe de estar bromeando...
— ¿Multimillonario? Pregunto muy preocupado.
El silencio se hace presente por un instante hasta que ella sale del walking closet vestida en pantalones cortos color n***o, una blusa por encima de su cintura color blanca, y de verdad que le queda muy bien. Es insoportable, pero vaya que tiene con qué equiparar sus defectos.
—Sí, multimillonario. Me confirma.
— ¿Y que más me puedes decir de tu mundo? Pregunto con demasiada curiosidad.
—Soy la hija de Javier Echevarría; el empresario, inversionista, y político más importante de California y alrededores.
—No entiendo... Discúlpame, pero no sé qué tiene de especial eso...
—Mi padre es socio mayoritario de las empresas que son dueñas de más de la mitad de los hoteles que ves aquí. Tienen propiedades en demasiadas ciudades de Estados Unidos y otros países; sin contar que es asesor del gobernador de California.
Creo que me está haciendo una broma...
— ¿Es un chiste, verdad? Pregunto sosteniéndome del sofá que tengo delante de mí.
—Para nada... Googlealo. Me dice de manera sarcástica.
— ¿Por qué rayos estas aceptando irte a España conmigo y fingir tres meses? No entiendo nada...
—Primero que ha sido tu idea... Dijiste que eso te ayudaría. Dice haciéndose la inteligente.
—Vale, si... pero tu padre puede arreglar todo moviendo un dedo.
—Ese es el problema... Me interrumpe.
— ¿Por qué? Pregunto sin entender nada.
—Soy su heredera, accionista de la empresa, y los accionistas no quieren saber que su hija irresponsable se ha casado en una noche de copas con un desconocido. Es preferible decir que el matrimonio no ha funcionado, ¿Entiendes? Además, eso también arruinaría su carrera política. Dice mientras que ajusta sus sandalias.
La miro y no puedo entender cómo es que me está hablando de todo esto, así como si nada...
—Era más simple casarme con Beyonce... Lo tuyo es demasiado...
— ¡No seas exagerado! Dice riéndose y creo que es de mi cara de preocupación.
— ¿Qué no me preocupe? ¿Escuchaste lo que me acabas de decir? Dijiste que eras hija de una de las familias más influyentes de California, no que eran dueños de media Vegas y otros sitios.
—Bueno, la cuestión es que tú me necesitas para que tu carrera no se arruine y yo para que la empresa y mi padre no se vean afectados por mi acto de estupidez en medio de una borrachera.
Me dice como si nada y de verdad que me estoy preocupando por su grado de cordura.
— ¿Y tu novio... ex... prometido... lo que sea?
—Nada hemos acordado en dejar las cosas en pausa. Dice poniéndose de pie.
— ¿En pausa?
—A él también le conviene.
— ¿Y el que es? ¿Dueño de la otra mitad de los hoteles de aquí? Pregunto ya casi resignado... no se con qué me pueda salir esta mujer.
—Digamos que es dueño de una empresa de construcción que trabaja con la de mi padre.
—Vaya... el yerno... mejor dicho el suegro perfecto para tu noviecito. Digo de manera sarcástica.
—Tu ni lo conoces... no hables de él. Ahora vamos, debo buscar a mis amigas.
—Y yo he quedado de almorzar con mis amigos. Le digo.
—Busquemos a mis amigas primero.
—Veras niña... para bien o para mal estamos casados y deberemos pasar los próximos tres meses juntos así nos guste o no... así que es mejor que nos empecemos a llevar bien o mínimo intentarlo.
—Que estemos casados no quiere decir que me puedas hablar así... Y propongo que vayamos a buscar a mis amigas y luego nos encontremos con tus amigos para almorzar todos. Podemos ir a almorzar a Le Cirque el chef es el mejor y es un muy buen amigo mío. Propone y tendré que tener mucha paciencia con esta mujer...
—Vale... Hagamos lo que tú dices. Digo dándome por vencido.
— ¡Perfecto! Vamos. Dice sonriente mientras toma su bolso.
Tres meses así... todo por una borrachera...