17— Palabras Que Sorprenden

828 Words
Salgo al jardín para buscarla y hablar con ella acerca del acuerdo de división de bienes que ha mencionado esta mañana en el desayuno, y para mi sorpresa me la encuentro recostada en una de las tumbonas en bikini tomando sol. Me quedo inmóvil por un instante a la distancia y la observo. Definitivamente esto se pone más difícil a cada día que pasa. Ya me estoy empezando a preguntar si alguien la ha enviado para ser probado en mi caballerosidad. Trago saliva un poco más exageradamente de lo necesario y camino hacia ella. Pablo, creo que lo tuyo es el m********o. En vez de alejarte y esperar a hablar con ella cuando este vestida, no... aquí vienes tú y te acercas para observar cada una de sus curvas más cerca y seguir recordando como lucia su figura aquella mañana. ¡Basta! ¡Concéntrate! ¡Se un hombre racional y deja de mirarla de esta manera! Recuerda, no es normal... no te conviene... no puedes... En realidad, podría, pero quiero seguir vivo. —Hola. Le digo mientras tomo asiento en la tumbona de al lado. —Hola. Dice sin mirarme. —Creo que deberíamos de hablar, ¿no? —¿Del acuerdo? Me pregunta y esta vez se quita sus lentes de sol y me mira. —Si. —Bueno, mi abogado me sugirió que firmáramos ese acuerdo donde yo renuncio a lo tuyo y tú a lo mío. Ya sabes, para hacer las cosas más simples cuando nos divorciemos. Me explica. —¿Ósea que es mutuo? —Si, no creas que me quería quedar con nada tuyo. Me explica. —No, claro. Ya lo imaginaba, además, tú tienes más dinero que más de la mitad de España. Y por si acaso, yo tampoco buscaba quedarme con nada tuyo eh. Le aclaro. —Lo se. A pesar de que todo esto empezó muy mal, me di cuenta que no eres un aprovechado. —Vaya, al fin un voto de confianza para mí. Digo sonriente. —Bueno, te lo mereces después de que anoche me llevaras a mi cuarto; gracias. Me dice amablemente. —De nada, digamos que parecías un zombi... rubia, tienes el sueño muy pesado. Le digo entre risas. —¡No! ¡No parecía un zombi! Dice algo enfadada. —Solo fue el cambio de horario, el cansancio, el champagne... —Lo que digas... son todas excusas. —¡Que no! Dice poniéndose de pie y me empuja haciendo que me caiga al suelo. —¡Mi espalda! Le grito para preocuparla. —¡Rubio! ¿Estás bien? Me pregunta agachándose para ver cómo me encuentro. —¡No! Me he lastimado la espalda. Le miento. —¡Perdóname! Ella se acerca más a mí para ayudarme y aprovechando esta oportunidad la sujeto por la cintura. —Ya verás tu... Debes dejar de tratarme así. Le advierto y me pongo de pie. La tomo entre mis brazos y sin importarme que no tengo traje de baño puesto, me lanzo al agua con ella. —¡Pablo! Me grita mientras vamos cayendo. —Tienes que dejar de maltratarme. Le digo cuando salimos a la superficie sin soltarla. —¡Tu has empezado! —¿Qué? ¿Por qué te he llamado zombi? Le pregunto acercándola más a mí. —¡Si! Debes de ser más amable con las mujeres. Me reclama. —Mira rubia, contigo me estoy ganando el premio a la amabilidad... Le aclaro. —Me has tratado super más desde que nos levantamos juntos en esa cama y así todo te he tratado lo mejor que he podido. —Pablo... suéltame por favor... —¿Por qué? Le pregunto con mi mirada clavada en la suya. —Es que... —Es que, ¿Qué? ¿Qué me está sucediendo? Estoy perdiéndome en sus ojos grises... no me gusta nada lo que me pasa. —Tu tacto... en mi piel... —¿No lo resistes? Le pregunto en un susurro. —No quiero resistirlo. Me dice tomándome por sorpresa. —¿Me tienes miedo? —No lo sé, pero no quiero hacerlo y si te acercas más a mi puede que lo haga. Me explica nerviosa. —¿No me quieres tener miedo? Pregunto confundido. —No... me he dado cuenta que eres diferente, y por eso no quiero que algo de ti me de miedo. ¿Se ha dado cuenta que soy diferente? Vaya, esto es un gran avance. —¿Y si te agarro como lo estoy haciendo ahora puede que me tengas miedo? —Rubio... por favor... Es lo único que me dice. —Por favor, ¿Qué? —Esta vez soy yo quien te lo dice... —¿Qué cosa? —Que, aunque no te amé, no quiere decir que no crea que eres muy guapo... Ahora si que me he quedado sin aire. ¿Le parezco guapo? ¿La pongo nerviosa? Esto si no me lo esperaba... —¿De verdad? Le pregunto con dudas. —Si, pero ahora no te creas Chris Hemsworth por favor. Me dice con una sonrisa. —No te preocupes, sé que no llego a su nivel. Le respondo de la misma manera. —¿Entonces? ¿Me sueltas? Me pregunta y la verdad que me está costando mucho hacerlo. —Lo hare... Digo y la suelto. —Gracias... y volviendo al tema del cual estábamos hablando, podemos firmar el acuerdo cuando gustes. —Vale... —Y otra cosa... —¿Qué? —Cuando quieras nos podemos mudar. La casa ya está lista. Me explica. —¿Cuándo quieres tu? —¿Mañana? Es que me da mucha vergüenza con tu familia. Me explica. —Vale... como tu gustes. Creo que estoy aceptando a todo lo que me propone porque no puedo dejar de pensar en sus palabras. Esto se está complicando mucho y no sé cómo manejar lo que está sucediendo aquí.
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