En aquella mañana, Rosa entrecerró un poco sus ojos para saber si aquella rubia que había visto era Amanda. Es por eso, que la morena muy sigilosamente se acercó un poco más a aquella pareja para corroborar si esa rubia era Amanda su rival por muchos años. Entonces, la pelinegra al estar más cerca se dio cuenta que era ella por su sonrisa pícara de siempre, la misma que ella hacía cuando se acercaba de manera descarada hacía Henry no importándole la presencia de Rosa. Así pues, la pelinegra escondiéndose en un pequeño callejón muy estrecho que estaba entre dos negocios, observó desde lejos a su antagonista pero esta vez con un hombre que no era Henry. «¡No puede ser, ese no es Henry! ¡Eso significa que… ¿Amanda lo está engañando?!» Aquel caballero, quien estaba vestido de un traje elega