Capítulo 11.4

1542 Words
Al no poder quedarse por más tiempo al lado de su madre, Ryusei decidió ir a su apartamento para asearse y cambiar sus ropas. Onur manejaba su auto mientras el actor escribía a su agente para saber cómo se encontraba Ann. Leer que ella había sufrido un shock nervioso y que debieron sedarla para sacarla de ese estado fue terrible para él, ya que la mujer que amaba también estaba sufriendo y no había podido estar a su lado porque la condición de su madre era peor. Le pidió a Onur que lo espere mientras se alistaba y que luego le ayude movilizándolo hacia el apartamento de Ann Houston. El turco aceptó y esperó sentado en la sala de la vivienda de Ryusei. Cuando el japonés estuvo listo, partieron hacia el encuentro de su amada periodista. A estar a unas cuadras de llegar al edificio donde vivían Ann y Emma, Ryusei recibió la llamada de su agente indicándole que hay un grupo de paparazzi esperando a las afueras del inmueble. Eso significaba que lo ocurrido en el teatro se había filtrado a la prensa y que Ann empezaría a ser acosada por sus propios colegas. El japonés le comentó a Onur el inconveniente que tenían para ingresar al edificio, ya que con la prensa esperándolo no podía utilizar la entrada principal, la única a la que tenía acceso. - No te lo comenté antes porque no se dio la oportunidad, pero soy el dueño de ese edificio. Vamos a ingresar por la calle posterior, por donde está la entrada para los vehículos de los inquilinos y los proveedores de servicios -Ryusei agradeció a lo más sagrado el que Onur le pueda ayudar a llegar donde su amada Ann sin tener que lidiar con los paparazzi. - ¿Por eso mi tío te pidió que me ayudes? Sabe que eres el propietario del edificio donde vive Ann –preguntó Ryusei agradeciendo por tener un tío como Kenji Sato. - Efectivamente. Kenji me buscó cuando supo en dónde vive tu novia, y me pidió estar preparado para ayudarte en lo que pueda si la situación se presentaba. Ah, por cierto, también soy dueño del apartamento en donde vives con tu agente –Onur lanzó una sonrisa de autosuficiencia a Ryusei, y a este le pareció que la expresión del turco tenía un toque macabro que asustaría a cualquiera. «Por eso es amigo de mi tío Kenji, es otro incomprendido por no saber expresar sus emociones y sentimientos con el lenguaje no verbal», pensó el actor. Como el turco le indicara, pudieron ingresar por la entrada vehicular, ya que la matrícula del deportivo donde iban estaba registrada en la base de datos del sistema de seguridad del edificio, por lo que el portón se abrió sin que nadie tenga que descender del auto ni esperar a que alguien les permitiera entrar. Tras estacionarse en el lugar exclusivo para el propietario de ese complejo de viviendas, tomaron uno de los ascensores que los llevaría al piso donde vivían la Houston y su sobrina. Para hacer el menor ruido posible, el japonés le envió un mensaje a su agente, avisándole que ya estaba en la puerta del apartamento, algo que sorprendió a este porque no se imaginaba cómo pudo ingresar sin que la prensa armara un revuelo al verlo llegar. - Emma chan, ¿cómo está Ann chan? –fue lo primero que dijo al ver a la sobrina de su amada llegando a la sala del apartamento. - Dormida. Tuvieron que administrarle un sedante. ¿Qué va a ser de ustedes, Ryusei? –Emma estaba muy consternada, ya que la situación la sobrepasaba. - ¿Puedo verla? Sé que está dormida, pero quiero verla –tras suplicar, Emma le permitió continuar hasta la habitación de Ann, camino que el japonés conocía muy bien. Solo la tenue luz de la mesa de noche alumbraba la alcoba de la Houston. Ryusei se encontró que no solo la habían sedado, sino que le habían colocado una vía intravenosa por la cual administraban suero. El rostro de Ann se veía tan apacible, tan sereno que Ryusei empezó a llorar al recordar el escandaloso episodio que vivieron en su camerino del teatro. El japonés posó ambas rodillas sobre la alfombra y apoyó su cuerpo sobre la cama. Acariciaba los cabellos de Ann, quien no sabía que su amado actor estaba ahí con ella. Él dejó varios besos en todo el rostro de la periodista y lo llenó de tiernas caricias, tratando de consolar el alma de su amada, ya que sabía que su cuerpo podría dormir, pero después de los insultos e intento de Harumi de golpearla, sabía que su corazón estaba herido. «No te mereces ni una sola de las ofensas que mi madre lanzó en contra de ti. Ella solo lo dijo porque el pasado la sigue atormentando, aún no supera lo que hace años me sucedió. Sé que estuve a punto de perderme, de que me dañaran irremediablemente, y por eso ella es así de protectora. Sin embargo, te prometo que mi madre te conocerá y entenderá que tú no eres una mujer que me lleve por el error, por los vicios, sino que eres aquel ser que existe para hacerme feliz. Mi madre sabrá de mi amor por ti, y te pedirá perdón, te aceptará. Ya vas a ver que seremos felices», decía Ryusei a una dormida Ann mientras la llenaba de caricias. El celular del japonés sonó, era su tío Kenji avisándole que ya estaba todo listo para su partida hacia New York, que era cuestión de horas para que llegue a apoyarlo en todo lo que necesitara. Ryusei adelantó el diagnóstico que le comentó el galeno que atendió a Harumi en el hospital, y Kenji le aseguró que no debía preocuparse de nada, que buscaría a los mejores médicos para que trataran a la madre Miura, y que esta vivirá por muchos años más. - ¿Cómo está Houston san? Hablé con Onur antes de llamarte y me comentó sobre la presencia de los paparazzi enfrente del edificio –preguntó Kenji para obtener más información por parte de su sobrino. - Dormida. La tuvieron que sedar porque cayó en un shock nervioso. Debió ser para ella demasiado fuerte que mi madre le hablara de esa manera, que intentara golpearla. Ann chan solo se escondió detrás de mí y lloraba en silencio. Cuando mamá se desmayó, tuve que dejarla al cuidado de su sobrina y mi agente, ya que mi deber como hijo me obligaba a ir con mi madre al hospital, pero yo quería quedarme con ella, consolarla, decirle que se olvide de todo lo que ocurrió porque ella no es esa mujer que mi madre describió al pretender insultarla. Tío, ¿qué voy a hacer? No quiero terminar en la posición de tener que elegir a mi madre o a Ann chan. Yo las amo a las dos y las quiero a las dos en mi vida –a Ryusei se le caían las lágrimas mientras hablaba con Kenji. Al empañarse sus ojos y no ver a su amada periodista, el japonés se los restregó y continuó admirando la belleza y serenidad que proyectaba la Houston, ahí, sin enterarse que la relación que sostenía con Ryusei y mantenían en secreto ya se había filtrado a la prensa. - Tranquilo, todo va a salir bien. Harumi te ama, y te entenderá. - Mamá quiere que yo la acompañe a j***n. Fue lo que me dijo en el poco tiempo que pude hablar con ella –mencionó Ryusei deseando no tener que alejarse de Ann. - Tu alejamiento de Houston san será solo por unos días. Ni bien dejes instalada a tu madre, te regresas de inmediato. Además, ya falta poco para que el contrato por la segunda película de la saga Agente 007 se active, así que no puedes quedarte en j***n por mucho tiempo. - Tienes razón, tío. Tengo la excusa perfecta para regresar a los Estados Unidos. Sin embargo, me preocupa dejar sola a Ann chan cuando toda la prensa está detrás de nosotros –soltó Ryusei y luego besó la mejilla de su amada periodista. - Pídele a Onur que la proteja mientras te encuentras en j***n. Él tiene una mansión a las afueras de la ciudad, muy bien resguardada y en un terreno amplio donde Houston san podrá descansar de todo lo que los medios de prensa puedan publicar. Con la idea en mente, Ryusei salió de la habitación de Ann y se dirigió a la sala. Su agente se había retirado porque debía informar lo que estaba ocurriendo a la sede en Tokio, por lo que Emma estaba a solas con Onur. El japonés aceleró el paso cuando recordó que no había presentado a su nuevo amigo turco a Emma. Al llegar a la estancia principal se sorprendió de encontrar a la introvertida y tierna sobrina de su amada Ann sobre las piernas del turco. Onur fue el primero en percatarse de la presencia del actor, y le dijo al oído a la joven que estaba muy bien acomodada sobre su regazo que no estaban solos. Emma de un salto se levantó y sonreía nerviosa y muy avergonzada a Ryusei.
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