Capítulo 11.3

1569 Words
- ¡No la quiero para ti! –soltó Harumi entre lágrimas-. Eres mi hijo y debes hacer lo que yo digo, ¡me debes respeto! –protestaba enérgicamente Harumi. - ¡NO! –gritó Ryusei molesto, con lágrimas en los ojos porque le dolía tener que enfrentar de esa manera a su madre, pero él no dejaría que nadie destruya la relación que tenía con Ann, quien lloraba en silencio, con la cabeza escondida detrás de la espalda de Ryusei, ya que había caído en estado de shock al entender cada insulto que Harumi le lanzó, comprendiendo que si la madre de su amado japonés desaprobaba la relación de ambos, para que esta se pueda dar, él tendría que olvidarse de su familia, algo que para los japoneses es muy difícil de aceptar-. Eres mi madre y te amo, pero también la amo a ella. No me pidas que me aleje de Ann chan; no me lleves a tener que decidir entre ella y tú porque estaba vez vas a perder, madre. Tras las últimas palabras de Ryusei, Harumi sintió una fuerte presión en el pecho. Al llevar la madre Miura sus manos hacia donde le dolía, hizo una mueca que congeló la sangre del actor, para luego lanzar un quejido y caer en el suelo. Ryusei evitó que el cuerpo de su madre colisionara bruscamente contra el duro y frío concreto. Al no saber qué hacer porque Harumi había perdido el conocimiento, el japonés empezó a gritar. Los primeros en entrar fueron Emma y su agente. La joven White se acercó a donde estaba su tía, colocándole su abrigo y haciendo que bajara del tocador para acomodar la falda de su vestido. El agente llamó de inmediato a una ambulancia, ya que el aspecto de Harumi no se veía bien. Al llegar Phelps y ver a Ryusei sin camisa y a Ann vestida provocativamente, entendió que entre el actor y la periodista había nacido algún tipo de sentimiento que mantuvieron escondido al ocultarlo en la supuesta relación del japonés con su coprotagonista. Ryusei partió en la ambulancia hacia el hospital junto a su madre y le pidió a su agente que se encargara de hacer que Ann llegue a su apartamento sin que nadie la moleste. Al ingresar por Emergencias, las enfermeras impidieron el paso del actor hacia la zona de auscultación, así que se quedó en la recepción esperando. Aún llevaba parte del vestuario de esa noche, una que pensó que estaría llena de dicha y felicidad, más cuando Ann se había presentado ante él dispuesta a profundizar en la relación al aceptar que ya era el momento de intimar. Ryusei lloraba por varios motivos mientras esperaba que alguien le dé información sobre el estado de su madre. La incertidumbre por no saber si Harumi estaba bien o mal; el no poder estar al lado de Ann en ese momento; el recordar las palabras que su madre le lanzara a su amada sin esta merecérselas; la expresión atónita de la Houston llorando sin pronunciar ni una sola palabra; las miradas críticas de quienes presenciaron la lamentable escena, todo eso aumentaba su pena. Sin saber qué hacer, marcó el número de la única persona de quien podría obtener un buen consejo y consuelo. - Tío Kenji –la voz quebrada y triste de su sobrino puso en alerta al Director Sato. - ¿Qué ha sucedido, Ryusei? ¿En dónde estás? –aunque su tono de voz era neutral, Kenji estaba preocupado al escuchar a su sobrino. - En el hospital –Kenji llegó a pensar que algo malo podría haberle ocurrido a Ann Houston. - ¿Houston san y White san se encuentran bien? –preguntó queriendo conocer la situación. - Es mamá –Kenji dejó de prestar atención a los documentos que tenía sobre el escritorio-. Ella me encontró con Ann chan en mi camerino y empezó a insultarla. Discutimos, y cuando le dije que no me haga elegir entre mi amor por ella y mi amor por Ann chan, mi madre se desmayó haciendo una mueca horrible de dolor. - Tranquilo. En situaciones como esta hay que mantener la calma. ¿Alguien te acompaña? - No. Le pedí a mi agente que llevara a Ann y a Emma al apartamento. Todos en el teatro se han enterado que con quien tengo una relación es con la tía y no con la sobrina. Me siento terrible porque mi madre está en el hospital, pero también porque no puedo estar al lado de Ann chan, quien quedó en estado de shock; de seguro entendió todos los insultos que mamá lanzo en su contra. - Ryusei, voy a llamar a un amigo que tengo en New York para que te acompañe y apoye ante cualquier problema que se presente. Voy a pedir que preparen el avión para ir a ayudarte. Ni bien la tripulación tenga todo listo, salgo hacia New York. Mantente enfocado y en calma. A la media hora llegaba a Emergencias del hospital a buscar a Ryusei un hombre muy alto, de aspecto rudo, de barba rojiza y espesa, ojos grises y expresión molesta, vistiendo unos jeans con una camiseta negra sobre la cual traía una casaca de cuero, usaba botas con punta de acero y el cabello lo lucía largo, pero lo tenía sujeto en una media coleta. Era Onur Güler, uno de los socios de nacionalidad turca de la casa de modas Sartori con la cual trabajaban en sociedad la línea de autos de lujo y de carreras que dirigía Takeo Nagata. Kenji había hecho buenas migas con Onur al encontrar que entre ellos habían muchas cosas en común, como el que eran siempre juzgados equivocadamente por las expresiones de sus rostros porque, mientras el Director Sato era catalogado como un hombre frío y sin corazón, de Onur todos pensaban que su pecado capital era la ira por la expresión dura en su mirada, cuando en realidad era un hombre muy amable y creyente en la necesidad de que los más fuertes y adinerados deben siempre ayudar a los más débiles y menos afortunados para salir adelante y alcanzar el éxito. - Soy Onur Güler, tú debes ser Ryusei Miura, te reconocí porque ya eres un actor famoso en todo el mundo –se presentó así el turco amigo de Kenji. - Gracias por venir, Güler san –dijo Ryusei aún muy sensible. - Nada de Güler san, ese es mi padre. Llámame solo por mi nombre, Onur, además, soy más contemporáneo tuyo que de tu tío, recién he cumplido los treinta y seis años –señaló el turco y extendió la mano a Ryusei, quien la apretó en señal de saludo-. Y dime, ¿ya sabes cómo está tu madre? –preguntó - Hasta ahora ningún médico pregunta por mí para informarme sobre su estado –respondió Ryusei consternado. - Tranquilo, verás que todo va a estar bien. Debe ser bueno que aún estén ocupándose de tu madre, eso quiere decir que está respondiendo al tratamiento que le estén dando. Al terminar de hablar el turco, una enfermera se acercó a Ryusei y le pidió que la siga porque el médico que estaba viendo el caso de su madre quería hablar con él. El actor pidió que permitiera que su amigo lo acompañe, a lo que la enfermera accedió. Ya en el consultorio del galeno, Ryusei recibiría una mala noticia. - Lo que causó el desmayo de su madre no solo fue la fuerte impresión que sufrió por participar en una discusión acalorada, sino porque ella sufre de una arritmia cardiaca –la cara de sorpresa con mezcla de preocupación de Ryusei conmovió a Onur, quien le brindó su apoyo colocando una mano sobre el hombre del actor-. Por el momento no hay mayores inconvenientes con el diagnóstico, pero se debe evitar exponerla a fuertes impresiones, tanto positivas como negativas, ya que podría volver a sufrir un desmayo. - ¿Hay algún tratamiento para desaparecer la arritmia? –preguntó Ryusei al galeno. - Sí, pero por el momento no es necesario, ya que ha sido un evento aislado lo que le causó el desmayo. Por el momento sugiero que se mantenga tranquila para no empeorar. - ¿Puede viajar en su condición? - Claro, no habría ningún problema. Además, el estar con la familia le hará mucho bien. Tras conocer la condición médica de Harumi, Ryusei pidió ver a su madre. Ella se encontraba en cuidado intermedios, por lo que el actor debía pasar solo y por unos minutos. Harumi permanecía con los ojos cerrados sobre su cama, parecía dormida. Ryusei acarició los cabellos de su madre y ella abrió los ojos al sentir el tacto de su hijo. - Hijo –dijo con una voz débil la madre del actor. - Mamá, lo siento. Por favor, perdóname –Ryusei estaba nuevamente llorando porque se sentía muy culpable porque si no hubiera discutido con ella, no estaría hospitalizada. - Hijo, quiero ir a casa –dijo Harumi derramando una lágrima. - Por favor, no llores. No te alteres, quédate tranquila. El tío Kenji está viajando y cuando llegue podremos planificar tu viaje de regreso a Tokio –mencionó Ryusei más calmado para evitar que su madre se altere. - Quiero que vengas conmigo –pidió Harumi tomando la mano de su hijo. - No te preocupes, mamá, yo te llevaré a casa.
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