Me levanto a desayunar, ya que la despedida iba ser en la tarde, al bajar encuentro a mi papá abrazando a mamá, ¿interrumpo algo? —digo.
No hija, ya te vas a enterar en México de que se trata.
—Ok, me pongo a desayunar, una vez que terminamos nos vamos a nuestros cuartos a hacer mis maletas y sacó la ropa que me voy a poner, a las cuatro de la tarde ya tenía todo listo e íbamos a llegar el sábado o el domingo a México. Lo bueno de todo es que iba a manejar, si se cansaba mi papá, pues aprendí a manejar porque mi papá me enseñó, si tenían que mudarse de casa o de país y lo recuerda perfectamente cuando me dijo mi papá cuando me iba enseñar a manejar.
Antes de que cumpliera los quince años me iba a enseñar, todos los sábados y domingos, iba a ser nuestra clase de manejo y la primera clase que me dio fue en un pizarrón, donde anoto todo lo que tenía que saber sobre el tránsito de vialidad y sus reglas.
—Por ejemplo, le dijo su papá, si está una persona borracha va a toda velocidad y no respeta los señalamientos y lo para el tránsito ¿qué sucede?
—Una multa le van a poner. Contestó.
—Correcto, dijo su papá, bueno y qué pasa si, ¿atropellas a una persona que se cruzó la calle, cuando era tu turno y la gente vio que fue el que se te atravesó en tu paso y aunque intentas frenar no pudiste y no sabes qué hacer, si huir o quedarte?
—Pues, quedarte porque si huyes van a pensar que eres culpable, si te quedas la gente va decir que fue la persona que se cruzó, cuando la persona iba pasando en su carro, pero de todas maneras tiene que ir a la cárcel o pagar una multa si es que la persona está viva o muerta.
—Correcto; dijo su papá.
—Pero, también hay que tener cuidado en no traer cerveza, droga o pistola, porque eso también es un delito, dijo Cris su papá que está sorprendido.
Yo no le dije nada a papá, de que iba a clase de manejo y no pase el examen, entonces me pregunta mi papá.
—¿Y tú cómo sabes tanto?
No le quedó más remedio que decirle la verdad. —Pues es que pagué clase de manejo con mis ahorros que me han dado, junté lo suficiente para pagar todo completo.
—Pero hija, ¿cuándo nos lo ibas a decir?
—Pues, todavía no termino la clase de manejo, tengo que ir para pasar el examen de manejo, tenía que ir para terminar, ya que solo tenía que aprender solo a manejar.
—Te voy hacer un examen de manejo el otro sábado para que estudies.
Está bien, no le dije que Robert me había ayudado a estudiar para hacer el examen. Robert fue quien me da clases todos los días que nos vemos.
—¿Cómo fue que sacaste un buen promedio?, si tú no eres buena para sacar un promedio.
—Bueno, estudie para eso papá.
Tenía un secreto, sus papás no sabían que tenía un novio y que Robert le ayudaba a estudiar para el examen de manejo pues él ya estaba a punto de terminar la secundaria y aprovecho para enseñarme a mí.
—Te espero a las cinco de la tarde en el lugar de siempre y de ahí nos vamos a otro lado.
—Ok amor.
Nunca se imaginó que Robert la iba a poner a estudiar junto con él los días que se veían.
Ya que también tenía que ver a sus amigas y salir con sus papás, ya que terminó de comer agarro mi bolsa para salir con dos libretas, una era su diario y otra la guardo para ocasiones especiales. Su mamá vio que guardó la libreta y pensó que iba a salir a escribir en su diario, ya que mi mamá sabía, prefería estar en un lugar tranquilo para relajarse, pero con quien en realidad iba a relajarse era con su novio, iban a estudiar sobre manejo.
Al llegar con Robert se van caminando a un parque, Robert saca la sábana para que se sentarán los dos, saca lo que es de la escuela de manejo y al ver lo que saca dijo —¿Me trajiste aquí para estudiar sobre manejo?
—¿Tú qué creías? ¿Qué era para pasar tres horas en el parque acostados?, no, era para estudiar, pues como ya tienes quince años, y para dentro de tres años cumples dieciocho y este año que viene cumples los dieciséis y por ley es hasta los veintiuno nos vamos a poner a estudiar los dos. Para que cuando tú los cumplas amor, ya tengas todo listo para estudiar.
—Sí, claro.
—Pues a empezar.
—Anoto todo lo que me dijo Robert en esas tres horas. Me despido de Robert con un beso apasionado. Soy muy apasionada en el amor al igual que Robert. Hasta los de la secundaria dicen que su amor es verdadero, puro y honesto, que esto si se van a casar cuando terminen sus estudios.
—Ya casi llegamos hija, a la secundaría.
—Ok, mamá
En la secundaria.
Si se preguntaban ¿Por qué Robert todavía no llega?, está en la tienda de mascotas, fue a cómprale a Cris dos dálmatas, una macho y una hembra.
—¿Pero, van a ser cachorros verdad?
—Sí, con todo lo que ocupan para viajar, sus camitas y la mudanza ya tiene las casas de los cachorros, uno para cada uno.
Mi hijo sabía que a Cris le gustan mucho los perros y que mejor regalo de despedida, los puede educar, así no va tener problemas con sus papás.
Pues antes de que salieran los Señores mi hijo fue y le dijo lo que le iba a comprar de regalo y estuvieron de acuerdo que fueran cachorros.
Ya llega Robert a la secundaría con todo lo que compro y todos estaban mirando a los dos cachorritos.
—Rápido, todos a esconderse, ya mero llega Cris con sus papás.
Todos se escondieron, al llegar Cris vio que estaba solo, pero luego pensó que se habían escondido todos en los salones y en los baños, el primero que sale es Robert con los dos cachorritos
Cris llora de la emoción, se seca las lágrimas y le da un buen beso, pero muy duradero y salieron todos al ver que la pareja de los jóvenes enamorados estaban llorando. Cómo iban a terminar hoy, sabían que se iban a poner tristes. Todos se abrazaron en bolita y dejaron en el centro a la pareja de enamorados que llegaba a su fin.
Ya se separaron todos, Cris abrazo a todos.
—¿Dónde están las locas?
—Fueron a recoger a unas bandas que les gusta mucho alguien que conozco.
—No me digas que fueron a traer a la banda de recodo y a la arrolladora banda limón.
—Sí, mi cielo.
En ese momento me puse a gritar con mucha emoción, hasta que se oyó casi entrando a sus amigas con las dos bandas de Mazatlán y en eso Cris estuvo a punto de desmayarse.
Pero tuvo control en sí misma.
Le dijeron —Control Cris, nos aturdes a todos.
Cris las abrazo a las cuatro y la banda empezó a tocar las canciones que me gustaban mucho, hasta me regalaron toda la discografía y una guitarra autografiada por las dos bandas, descansaron un rato. Robert y yo estábamos en el patio de atrás acostados viendo las estrellas.
Ya que era lo que más les gustaba ver en la noche —Cris y Robert, vengan.
Escuchamos que nos hablaban y dijimos los dos al mismo tiempo —Ya vamos.
—¿Dónde estaban? ¡Ya se!, andaban viendo las estrellas como de costumbre.
—Sí, para que nos buscaban.
—Era para la comida que hicieron, ya estamos comiendo todos.
—Vamos amor, que tengo mucha hambre.
Comieron de todo los dos, ya que terminaron, volvió a tocar la banda, que era su segunda, pues se tienen que ir a las siete de la tarde y no a las seis. Cris y Robert se pararon a bailar también, pero ellos estaban en el centro y los dos estaban llorando porque sabían que se iban extrañar uno al otro.
—Nunca me imaginé que ya no iba a estar con ellos, porque todo parecía que iba a entrar en la prepa con sus amigas y no fue así.
—Se fue a descansar otra vez la banda y mi hija abre uno de los regalos de Robert, era una patineta con puras fotos de ellos y venía una frase que decía: “Un amor bonito, gracias por ayudarme a cambiar y ser quien soy, te amo”.
—Yo me pongo a llorar por las palabras que Robert puso, porque era verdad, lo ayude a descubrir quién era en realidad.
Así fue mi princesa abriendo más regalos con frases que eran de sus amigas, compañeros y maestros, en una frase que decía: “Para una persona que, aunque sea imposible lo hace posible”, era de una maestra que le ayudó con Robert, a ir por el camino correcto junto con todos que lo conocían.
Ya que terminó de abrir los regalos, Robert me tenía una sorpresa, era la tercera llamada y lo veo que se subió con las bandas a cantar las canciones que me gustaban.
—Me la pase todo este tiempo cantado y todos se quedaron callados, pues vieron que Robert era bueno para cantar y era muy talentoso, termino de cantar y Cris no para de llorar, pues está muy emocionada por todo.
—No sabía que habían grabado todo. Se fueron las bandas y le doy un beso a Robert, que cantó con sentimiento puro como nunca lo había hecho en su vida, todavía faltaba media hora para que nos fuéramos y tenían que esperar a que quemaran la grabación para mí.
—Me dieron tres discos y me despido de todos y Robert fue el último, tengo la sospecha de que tenía otro regalo.
La abrazó y le doy un Cd con todas las canciones que escuchamos en nuestro noviazgo y unas que no alcanzamos a escuchar y algunos videos.
Le doy un beso de despedida, pero como quedan diez lo abrazó un poco más a él, fue muy triste y con amor, duramos así un tiempo y me subo al carro, empezamos el recorrido por la ventana veía a mis amigas llorar al igual que yo.
—Papá, ¿puedes poner el disco?, por favor
—Claro que sí, hija.
Cuando lo pone mi papá y al escuchar la canción sé que es de Alejandro Fernández cantando: “No se olvidar”, me llegó al corazón, porque si me vuelvo a enamorar, Robert siempre va a ser mi segundo amor.