Gia se apresuró a agarrar su bata que estaba colgada en el perchero de la esquina, sin embargo, antes de que pudiera deslizarla por su cuerpo, Stephen llegó hasta ella, la tomó por la cintura y la giró contra su cuerpo. Gia gimió ante ese rápido movimiento y sonrió al ver el rostro de Teph muy cerca del suyo. —¿Qué haces? —preguntó coqueta, mientras pasaba sus manos por los hombros de él. —Eres una tentación y he caído completamente —dijo y al tiempo que la apretaba contra su cuerpo, unió sus labios a los de ella. Georgia gimió al sentir ese beso intenso y ardiente, aunque hizo acopio de sus fuerzas, para no dejarse llevar de nuevo, al menos, no todavía, pues tenían una misión especial e importante por hacer. —Será mejor que salgamos ahora, Teph —pronunció al cortar el beso. Él hiz