El beso fue cada vez más intenso, Stephen agarró con firmeza el cuello de Georgia, evitando que ella se fuera, algo que no era necesario, pues en los planes de Gia no estaba alejarse, por lo que, agarró los costados del saco que él tenía y los apretó con fuerza. Sus bocas se reconocieron, corrientes eléctricas viajaron por sus cuerpos, despertando zonas que tenían dormidas hace tiempo. Georgia gimió en protesta, cuando Stephen se alejó. Ambos tenían la respiración agitada y sus ojos tenían un velo de deseo que los envolvía. Ella mordió su labio, mientras intentaba controlar su respiración acelerada, esa acción enloqueció a Stephen, que volvió como un torbellino hacia ella, haciendo volar cualquier oportunidad de sobrepensar lo que estaba pasando. Gia recibió a Stephen con más ansiedad