Me solté de ella y me fui, presentí sus pasos siguiéndome, pero no le tomé importancia. Entré a la casa y me fui directo al mini bar que tiene la sala, saqué un ron y me tomé un shot, luego saqué el whisky y me serví un vaso con hielo. Estaba mal mezclar los tragos, pero por alguna razón estaba deseando volverme v***a para no sentirme tan humillado por esta chica, quién miraba cada detalle que hacía en silencio.
—La casa es muy linda. —Mira a su alrededor con lentitud y luego me mira a mí, ella estaba del otro lado del bar—. ¿Estás manejando? —Tiene mi atención y asiento, bebo de una mi vaso de whisky—. Entonces voy a recordarte que no debes tomar demasiado, no me gustaría que pasará un accidente.
—¿Lo dices porque te importo? —Arqueo una ceja.
—Apenas te conozco y sería una pena que fuera la última vez que te vea si te pasas de tragos y pierdes el control. —Rodea la barra y se acerca a mí.
—¿Una pena? Por supuesto, seguramente porque si tengo un accidente, ya no tendrás de quién burlarte, el cual me he dado cuenta que te divierte demasiado hacerlo. —Me sirvo más whisky y me lo llevo a mi boca para tomármelo, pero ella me lo arrebata y se lo toma todo—. ¡¿Qué mierda?! —Estaba confundido y enojado.
—Sigues siendo una persona y no le desearía mal a nadie. —No respondo a eso porque aún sigo impactado de como se ha tomado mi bebida—. ¿Sabes por qué solo estoy tomando agua? —Niego con mi cabeza y le quitó el vaso para servirme más—. Porque llevo un buen rato tomando y sé que pasé mis límites, yo también debo conducir y llevar a mi amiga a su casa.
—Bueno, suerte con eso. —Vuelvo a intentar tomarme el trago y ella vuelve a quitármelo y bebérselo—. ¿Es una broma? ¿Quieres seguir molestándome? ¿Esto también te divierte? Sírvete tu propio trago —Le hice un mal gesto y ella cierra sus ojos con fuerza tratando de soportar el trago—. Oye, no debes cuidarme, cuídate tú, pues vas a manejar, no te preocupes por mí, conozco mis límites y apenas estoy empezando. —Le quitó el vaso y me doy la vuelta para darle la espalda y servirme nuevamente.
—En parte lo hago porque hace unos momentos me dijiste que era aburrida. —Me reí de eso—. Ahora yo me siento tu payaso.
—Es que no necesitas estar tomada para ser divertida. —Me volteo y ella niega en desacuerdo conmigo.
—Soy diferente, soy muy seria y por lo tanto, es la única manera de soltarme. —Se sincera conmigo y aunque es muy beneficioso para mí, no tengo las bolas en este momento para aprovecharme de eso.
—Lo único que lograrás es que tenga ganas de cuidarte. —Me mira con ternura.
«O tal vez que alguien abuse de ella…», pensé.
—¿En serio? —Es como si nunca le hubieran dicho eso.
—Si, yo le tengo un gran cariño a tu abuela y lo haría por ella. —Iba a matar sus ilusiones, realmente lo que sea que esté pensando o que por su gesto me hace creer lo que está pensando.
—Yo también le tengo cariño a tu mamá y prefiero soportarte a qué verla llorar. —Eso me confunde.
—¿Cómo le tienes tanto cariño a mi madre si no la conoces? —Algo no me encajaba.
—De verdad eres alguien que solo le importa a sí mismo. —Rueda sus ojos y se da media vuelta para irse.
—¿Te irás sin responder? —Aprovecho este momento para beber de mi trago.
—Desde hace tiempo la conozco porque te recuerdo que mi abuela es tu vecina y claramente la iba a visitar, pero nunca supe que tu madre tenía más hijos, supongo que eres de los que está pendiente más del trabajo, pues nunca te vi. —Alza sus hombros con desinterés y yo la sigo.
Miro su cuerpo y me pierdo en ello, ¿por qué quiero que se rinda a mis pies? Hay chicas más fáciles que esta, no creo que sea por un fetiche con las pelirrojas, pero a pesar de todo, está muy buena como para dejarla por mucho tiempo en sillas de ruedas. Poco a poco mis pensamientos sucios fueron aumentando y cuando menos lo creí, tenía una erección, ¿se notará con mi jean? Ni idea. De repente ella se detiene y choco con su espalda haciendo que su trasero me tocara ahí abajo, un buen trasero de gimnasio.
—¿Sucede algo? —Yo solo miraba su cabello, realmente no prestaba atención al por qué se detuvo.
Dahiana se inclina dejándose dispuesta para mí, oh mierda. Provocaba tomarla por la cintura y restregarle mi sexo a ver si le daba ganas de follar conmigo, aunque sé que solo eso sucede en las películas porno. Luego ella se agacha arrastrando su trasero por mis piernas.
—No nada, es que se me ha caído algo, ¿me ayudas a encontrarlo? —Me despegué de ella y no creo en nada de lo que dice, eso había sido a propósito.
—Si claro —dije por si acaso me estaba equivocando en mis sospechas.
Caminé y llevé mi vaso a una mesa que estaba cerca, luego me agaché para buscar lo que supuestamente se había caído.
—¿Y qué es lo que estamos buscando exactamente? —No tenía ni idea, solo pensaba en su rico trasero.
—Mi calentura. —Se voltea a verme y se acerca a mí—. Necesito encontrarla antes de que se baje la erección. —Quedo atónito.
Entonces si lo sintió, mierda, me siento un poco avergonzado. Piensa en algo rápido Miguel, esta chica está jugando contigo, lo sé, lo veo en su cara de diversión, pero confunde, bueno, no debería confundirme, ya que quiero pensar que su cara es porque es juguetona en la cama y no para burlarse de mí.
—No perderé mi tiempo buscando algo que nunca encontraré, cuando realmente alguien que ya lo tiene, seguramente me debe estar esperando —respondí secamente y me levanté.
Tal vez fue una oportunidad para coger con ella, pero Dahiana es muy calculadora, no me creo que realmente lo hiciera para tener sexo conmigo.
—Solo bromeaba contigo, era mi pulsera la que se había caído. —Se levanta—. Y para tu información, yo no le hago perder el tiempo a nadie —dice con su tono tan creído como ella solo lo sabe hacer.
—Pues aprende a perder, porque por primera vez le has hecho perder el tiempo a alguien, a mí. —Me alejo y busco mi trago.
—Yo creo que el que ha perdido eres tú, yo no tengo erección que ocultar. —Siento el sonido de sus tacones acercándose detrás de mí.
—Primero, por si tú cabeza perversa piensa que lo tengo así por ti, estás muy equivocada. —Me giro y me doy cuenta que está muy cerca de mí—. Segundo, me siento orgulloso de lo que tengo y como lo tengo, al menos eso te hace saber que si tengo una vida activa y para tu información, es muy deliciosa. —Ella toma mi cadera y une nuestros cuerpos.
—¿Deliciosa? —Se hace la pensativa—. Tal vez… posiblemente. —Su otra mano la roza sobre mi pantalón—. Me volvería una pecadora por esta tentación. —Acerca sus labios a mis dedos que sostenía el vaso y comienza a lamer el dedo medio con delicadeza.
Sabía cómo volar mi imaginación, la mayoría de los hombres, nos encanta que nos chupen el dedo de nuestras manos, realmente, eso nos excita, nos hace creer que eso es lo que hacen con nuestro amigo, es una especie de provocadora invitación.
—Dahiana, ¿estás bien? —No puedo creerme lo que ella está haciendo.
—Por supuesto, solo quiero probar de la delicia que me has mencionado. —Besa mis dedos y con sus manos se engancha a mi cuello para dejar ligeros besos en mi piel.
—No juegues conmigo Dahiana, no creo que quieras tener sexo conmigo y menos en tu primer día de conocernos. —Ella se detiene y me mira.
—Hay personas en fiestas que apenas se conocen y solo quieren pasar la noche, no entiendo porque tu y yo no podríamos hacer eso, seremos vecinos por un tiempo, tendríamos una especie de relación como amigos con derechos. —Me deja muy sorprendido.