—¿Estás segura? No quiero que te enamores de mí, las mujeres son las primeras en enamorarse siempre. —Dahiana se ofende a mi comentario.
—Yo creo que primero es el hombre, solo que es muy cobarde para admitirlo, además, no te preocupes, tengo muy claro de lo que quiero y estoy segura que no eres lo que quiero, tal vez necesite a alguien para el sexo, podría escoger a cualquiera, pero estás tú con un poco de mi confianza, es un punto a favor, aún así no te veo como compañero de vida. —Se aleja un poco de mí y me sonríe.
Dios mío, su personalidad es peor de pedante que la mía, es como si debería agradecer lo que me está diciendo, algo que ni siquiera parece un halago.
Si digo que sí, ¿sonaré débil? Por supuesto que no, aunque no quisiera que solo sea sexo, me hierve la sangre de solo escuchar que ella sería incapaz de enamorarse mí.
Así que jugaré mis cartas para enamorarla, así tenga que aguantarme el sexo por unos días para que sienta que quiero algo serio.
—Es una pena, yo si te veo como compañera de vida. —Hago una cara como si fuera muy lamentable para mí y sigo hablando—. Aunque tú propuesta es muy tentadora que cualquier hombre estaría dispuesto aceptar este ofrecimiento, pero como no soy cualquier hombre, entonces rechazaré, no es lo que estoy buscando ahora, tal vez tendría sexo con otras, pero no lo haría contigo, tu carácter me tiene tan atraído que lo tomo muy en serio. —Y me voy de ahí sin darle tiempo a qué responda dejándola con la palabra en la boca.
Creo que jugué muy bien, con esto le puedo dar a entender que ella es especial y diferente a las demás. Sé que las mujeres se enamoran fácilmente si las haces reír o solo le dices palabras, pero haré una explosión si se lo demuestro también, ellas siempre buscan a alguien similar a ellas en hombres o así tengo entendido cuando salí con varias.
Esto también puede provocarle tener más ganas de follarme, pues es un juego psicológico, mientras más rechaces, más se sentirá atraída, algunos se cansan y otros insisten, la verdadera razón por el cual insisten, es porque la otra persona lo marea con vaivén, a veces si y algunas veces un no, o porque solo desean una pequeña cosa de ellas.
Caminé hasta la salida que da el patio y me volví a sentar dónde estaba sentado antes con Dahiana, disfruto como todos están en la madre mientras bebo mi trago, mis amigos son muy alcohólicos, más de lo que yo podría ser.
Una silueta me llama la atención por el rabillo de mi ojo y me giro a ver la escena completa, era Dahiana caminando hacia uno de los amigos de Salvador, ese tipo no me caía muy bien.
Como cuatro chicos de esta reunión eran mis amigos, del resto solo eran amigos de mis amigos o de Salvador. Al otro lado de la piscina veo a Dahiana enganchada hablando con Daniel, es un moreno con cuerpo de gimnasio y peor de mujeriego que yo. Esto no me gustaba para nada, ella seguramente debía estar bromeando, ¿acaso sabía que no me agradaba? Ella me quiere joder la vida.
Sigo mirando la escena y no sé porque algo dentro mi se puso tan furioso, no sé si por el hecho de que hable con el chico que me cae mal o porque quiera sexo con él nada más porque la rechacé, «tal vez necesite a alguien para el sexo, podría escoger a cualquiera» la voz de Dahiana rueda en mi cabeza, entonces si hablaba en serio y no era algo para humillarme dejándome con las ganas.
Reaccioné con rapidez a mi transe con la voz de Dahiana y tal vez lo hice muy tarde, pero llegaré a tiempo, me levanté a separar a eso dos, quienes ya se estaban besando, no quiero que cometa el error de acostarse con él, además, ella me dijo que ya estaba en su límite de tragos.
Si yo soy un desgraciado por no querer tener algo serio después del sexo todas con las que me meto, el tal Daniel es peor por grabar y presumir lo que se come subiéndolo por sus redes.
—Dahiana, ¿Qué demonios haces? —La aparté de Daniel y la atraje a mí.
—Busco lo que no me quisiste dar. —Frunce el ceño y miro a Daniel.
—¿Es tu novia? —me pregunta arqueando una ceja.
—¡¿Qué?! No, jamás tendría novia, es una amiga, solo la estoy cuidando —respondo con cierto enojo, no podía controlarme.
—Ella está grande como para cuidarse sola, ¿no es así corazón? —Mira a Dahiana, quién la tenía sostenida a mi lado, estaba algo inquieta y extraña.
—Claro que si, me sé cuidar solita —afirma con una sonrisa boba y creo entender todo, Dahiana estaba ebria, ¿pero en qué momento? Hace unos segundos estaba bien.
—Dejaré que te cuides sola cuando te alejes lo más pronto posible de este chico, métete con cualquiera Dahiana, menos con él. —Lo miro con desprecio y me volteo para llevarme a Dahiana.
—Decir eso te hace sentir muy macho, ¿no? Pero te recuerdo que eres igual o peor que yo con las mujeres. —Debería darle una paliza, pero le estaría dando la victoria al muy pendejo, así que mejor me llevaré a Dahiana.
—No me quieres coger, pero tampoco quieres que tenga sexo con otros —menciona Dahiana con su voz ida.
—Nunca dije que no, simplemente dije que no te veo como para solo tener sexo, eres alguien que se hace respetar, no sé porque estás buscando sexo fácil ahora y ebria —le reprocho.
—Primero porque me dijiste que era una aburrida, segundo porque es la única forma de que tenga sexo con cualquiera, necesito estar entonada. —La ayudo a caminar y lo hace un poco torpe.
—Pensé que no te importaba lo que yo dijera o pensara. —Me hago el pensativo recordando sus palabras anteriores.
—Es que algunas veces soy aburrida, lo admito ahora y simplemente quise dejar de serlo —me explica y quisiera reírme, se escucha tan adorable pero también tan inocente.
—Nena, no necesitas tomar demás para disfrutar el sexo, se supone que debes recordar lo bueno que es, además, que sería un abuso hacerlo en tu estado, ¿cómo le hiciste para estar así tan rápido? —Eso era algo que no cuadraba en mi cabeza.
—Creo que te dije que llevaba unas cuantas copas y por eso estaba tomando agua para calmar mi reacciones al alcohol, pero bebí de tu vaso dos veces y muy rápido, que me activé de nuevo, luego de que te fueras, me serví un poco más, pero no estoy ebria como tal, solo algo prendida —habla con pesadez en su lengua como si estuviese adormecida por el alcohol.
—Entiendo, te llevaré a casa. —Nos adentramos a la casa y fui caminando a la salida.
—No quiero que mi abuela me vea así, además, prometí no dejar sola a Katherine. —Retrocede zafándose de mí.
—Podemos esperar a que se te pase el efecto, te llevo a tu casa y yo cuidaré de tu amiga y la llevaré a tu casa. —Le sonreí para que tomara confianza.
—¿Por qué debería confiar en ti? —Me mira con inseguridad.
—Porque no soy tan mierda como lo son mis amigos y porque acabo de evitar de que cometieras un error metiéndote en la cama del peor hombre del mundo —dije algo obvio.
—Tal vez tengas un poco de razón, pero eso no significa que te tenga confianza. —Suspira y la noto tan normal.
Me parece poco creíble que esté algo prendida, si estando así es una cachonda, no me la quiero imaginar totalmente ebria.
—¿Quieres café? Así para que se te pase todo. —La llevo hasta la cocina y asiente.
—Gracias. —Me sonríe.
Dejo que se siente en un banquito y busco la olla para hervir agua.
—Si tu amigo tiene una cafetera, ¿por qué harás café de forma tradicional? —Es una excelente pregunta, me volteo para verla y me lo pienso un poco.