La verdad no sé de qué me sorprende su bipolaridad, primero se comporta de lo peor y otras veces baja la guardia, no la entiendo, la peor parte es que así me atrae más, lo sé, me he dado cuenta que me gustan malas, pero tengo claro mi objetivo, enamorarla, llevarla a la cama y desaparecerme. Respiré hondo, no sabía si alentarla a que vaya o simplemente irme, no soy jala bolas, de hecho, mientras más estés detrás de las mujeres, más te patean.
—De acuerdo, que tengas un lindo día. —Le doy media sonrisa y me volteo para caminar hasta mi auto.
No iba a mostrarle que su rechazó me afectaba, como les dije, mientras más me afecte, ella creería que ese es mi punto débil y lo tomaría como ventaja, no sé lo que piensa, pero es un reto, así que puedo suponerlo. También quiero darle a entender que puedo seguir con mi vida y seguir disfrutando, eso es atractivo, seré paciente.
Entré a mi auto y obviamente yo iba a conducir. Cada vez que llegaba a la casa de mi madre, el chófer tomaba un taxi y pasaba el fin de semana en su casa, ya para el lunes en la mañana deberá estar para mí. Arranqué mi auto y fui a la práctica de mi hermano, quedaba como a unos treinta minutos en carro, me estacioné y me bajé, caminé hasta encontrar a mi madre y la vi sentada en lo más alto de las gradas con una sombrilla, había algo de sol, en el momento que llegué a ella, me senté a su lado.
—Lo sigue haciendo bastante bien, hasta mejor que yo —comente viendo el potencial de mi hermano.
—Ustedes dos son muy buenos, es una pena que lo hayas dejado. —Mi madre estaba muy concentrada.
—Es por el trabajo mamá, ya solo lo juego por diversión, ¿Cuándo será el siguiente campeonato? —le preguntó a mi madre, realmente estaba muy interesado en asistir y apoyarlo.
—Dentro de un mes cariño. —Me mira y me sonríe.
Haría lo que fuera para mantenerla así, de verdad la amo con todo mi ser, es mi madre, ¿por qué no hacerlo? Me dio la vida y me ha acurrucado con tanto amor.
—Entonces ahí estaré apoyándolo. —Le devuelvo la sonrisa y ella iba a decir algo, pero la llamada en mi celular nos interrumpe. Lo saco de mi bolsillo y reviso de quién es.
—No te preocupes cariño, contesta. —Creo que sabía que le iba a cortar, no había nada más importante que ella.
—De acuerdo. —Me levanto y me alejo un poco para ir a contestar—. Aló.
—¡Hey bro! ¿Por dónde vienes? —Era Salvador, mi viejo amigo de la secundaria.
—Ni he salido para allá, estoy en la práctica de tenis de mi hermano. —Me giré para seguir mirando la práctica.
—¡Oh, entiendo! Bueno, no te tardes bro, aquí John trajo unos culos bien ricos y los morochos están activos. —Eso suena bastante tentador.
—¿Tenemos que compartir o es una para cada uno? —Detestaba en el hecho de compartir, pero a veces nos tocaba y solo si la chica quería.
—Una para cada uno, aquí tenemos una que te gusta, está sentada viendo cómo los demás se besan, tienes que venir a hacer unos de tus encantos para que te la puedas singar. —Espero que realmente sea uno de mis gustos.
—Seguramente debe estar incómoda o esperando mi llegada, yo sé cómo consentirla, entretenla por un rato para que no se aburra o por lo menos que no se enoje por mi tardanza. —Tenía planeado ir ahora, no puedo desaprovechar esta oportunidad, tengo unas ganas de coger.
—Si va bro, no te tardes —dice antes de cortarle.
Así somos entre nosotros, cada vez que podemos, nos llamamos cuando le tenemos un culo a alguien, sobre todo cuando son varias amigas, necesitamos apoyo para mantenerla a todas ocupadas y hacer de las nuestras con la chica que estamos cuadrando. Algunas veces nos ha tocado compartir, pero nunca obligamos, realmente fue una chica que quiso con todos nosotros y estaba bien buena.
Me di la vuelta y caminé hasta donde mi madre, me senté y seguí viendo el partido. Si tengo ganas de coger, pero es mi familia y mi familia está primero, además, si ese idiota me llamo, es porque seguramente la chama es horrible y nadie se la quiso coger o porque realmente era uno de mis gustos y lo respetan, o porque ya se la follaron y piensan en mí también, cualquiera de esas tres puede suceder con mis amigos y yo no tengo ningún problema, ni que fuera para algo serio.
***
—Buen partido hermano. —Le doy un fuerte abrazo felicitándolo.
—Gracias. —Me sonríe después del abrazo.
Nos encontrábamos en el estacionamiento del club de tenis al frente del auto de mamá, el mío estaba un poco más alejado.
—Nos vemos en la casa cariño. —Mi madre se monta en el auto y mi hermano camina hacia el otro lado para montarse de copiloto, luego ella baja la ventanilla para verme y aprovecho para avisarle.
—En un rato voy a la casa, acordé reunirme con los chicos en casa de Salvador —le aviso, ya estoy grande como para pedirle permiso.
—Está bien cariño, cuídate y por favor no amanezcas. —Me lanza un beso desde el auto.
—No te preocupes madre, sabes que por esa parte soy muy responsable. —Me alejo del auto para que ella arranque.
Pues ella es muy nerviosa, así que era mejor alejarse para que no piense que me ha pisado el pie o algo así.
Luego de que mi madre se fuera, me dirigí a mi auto, me monté en él e iba rumbo a la casa de mi amigo. Salvador vivía en una urbanización cercana a la mía, estaba en la casa de sus padres mientras se encontraba de vacaciones, pues él estaba haciendo postgrado en España.
Obviamente como soy visitante, tenía que llamar a Salvador primero para que me anuncien en vigilancia. Una vez que me dieron el pase, di unas cuantas cruzadas, llegué a la casa de Salvador y me estacioné al frente. El estacionamiento era muy espacioso, podían entrar cuatro carros ahí. Bajé de mi auto y caminé hasta la puerta, toqué el timbre y fui muy bien recibido con el abrazo de mi amigo.
—Te tardaste más de lo que esperaba. —Me mira en desaprobación.
—Si quieres tenerla a tus pies, debes hacerlas esperar —dije con mi ego muy alto.
—Lo más loco es que si funcionan, pero ella solo se quedó porque estoy con su amiga o si no, ya se hubiese ido, dice que no tiene interés en ninguno de nosotros o al menos en ti que ni siquiera te conoce —comenta irritado.
—Suena como la típica chica que se quiere hacer la interesante, o es de las fastidiosas, ¿Lo ha hecho? —Él se hace a un lado y entro de una vez escuchando como cierra la puerta detrás de nosotros.
—Se quiere ir y está convenciendo a su amiguita, por favor, hazme la segunda. —Me insiste con la mirada, casi que suplica.
—De acuerdo, ¿quién es? Espero que esté demasiado buena porque o si no, abortaré la misión. —Él comienza a caminar y pasamos la sala, luego la cocina y salimos al patio con piscina, ya estaba a punto de anochecer.
—Es ella. —Me señala a una chica pelirroja muy conocida, estaba sentada debajo de un toldo con mesa bebiendo un vaso, que seguramente contiene agua, conociéndola, es muy seguro—. Es muy linda, pero no es mi estilo, sabes que yo me voy por el cuerpo y su amiga está buenísima.
—Me apartaste a la mujer que menos soporto Salvador. —Me giro para darle la espalda a la chica y quedar frente a frente a mi amigo.
—¿La conoces? —Me mira confundido.