Las personas del club estaban emocionadas. El guardia nos llevó al imbécil y a mí como si fuéramos dos luchadores VIP, en lo que iba saliendo, mis amigos notaron mi presencia. —¡Diablos! Te dije que no te metieras en problemas —grita Manuel acercándose a mí. Iván y las chicas también nos siguen hasta llegar al cuadrilátero. Estaba enojado, pues me sentí humillado por Dahiana y para completar, está con un imbécil entrometido. Yo no soy un maricón, no le estoy llorando nada a Dahiana, por supuesto que no me importa el porque me plantó, solo que me molestó su descaro, ni si quiera me avisó, me ignoró, me plantó para irse con otro. Es algo obvio, aparte viene al mismo club que yo y se besuquea al tipo en mi cara, ¿y yo que? Y eso que me había arrepentido de juzgarla mal, cuando en realidad