-¿Caroline? ¿Dónde estás? Alzó la voz desde la habitación. -¿Qué le pasa? -Está como loco…, se despierta a saltos y me busca asustado, no sé qué hacer para calmarlo. Murmuró al borde del colapso. -Tranquila Cari, solo no te alejes, si necesitas algo más, solo llámame, vendré enseguida, o enviaré a John, pero no te muevas de aquí. -Gracias, Caia. -Vamos amiga, no estés triste, tienes que subirle el ánimo a Collin. -¡Caroline! Volvió a llamarla. -Ve, hablamos luego. De un fugaz abrazo, Caia, se despidió de su amiga, y regresó al apartamento. -¡Ya voy, Collin! Tomando una profunda bocanada de aire, Caroline, regresó a la habitación de la suite, y allí estaba él, de pie frente a la cama deshecha. Agitado, se acercó a ella con su ceño fruncido. La observó con cuidado, percatándose