La mujer pelinegra de nombre Wendy, decidió recibir en su casa a dos personas, y esto sí que era para asombrarse, sin embargo, sus invitados no llegarían sino hasta dentro de unas dos horas. Se encontraba preparando en un recipiente toda la leche que había extraído de sus pechos durante una semana, siendo que la mantenía bien refrigerada para que no se dañara. Una vez hecho eso, tomó el mismo bolso que siempre llevaba para ir al centro de mujeres, el cual no era muy llamativo, y lo cierto era que quería hacer de todo para pasar desaparecida. Cada vez que pensaba en cómo ocurrió la pérdida de su niña, se sentía inútil, débil y estúpida. No podía evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas de vez en cuando al revivir tal situación. Se encontraba en un callejón sin salida, y es que su esp