Giulia temblaba en su lugar al haber llegado a casa, contándole a Tyna cómo le había ido en la sesión de estudio con el único chico que la tenía tan embobada. La chica detrás de la línea solo podía alegrarse por ella, pero también le decía lo mucho que extrañaba estar en la escuela, siendo que era casi un castigo no estar estudiando, lo cual era su vida entera, y leer ya le estaba aburriendo demasiado, a pesar de que amaba hacerlo. A pesar de que Giulia podía comprender bastante bien la situación de Tyna, lo que no podía hacer era ponerse en sus zapatos como si fuera ella la que lo viviera en carne propia. Una vez que se logró por parte de ambas llegar a un acuerdo en el cual pudieran no solo hablar a ciertas horas y estar en contacto ya fuera por medio de visitas o mensajes de texto, d