Capítulo 2

1577 Words
Habían pasado un par de semanas cuando por fin decidí salir a explorar libremente de la ciudad.  Salí a cenar solo, y cuando digo solo claramente me refiero a que los cuatro hombres de n***o me seguían sigilosamente detrás, aún así fue agradable.  También me anoté en un gimnasio, en el mismo horario de Matt. Con quien, por cierto, he afianzado mucho el lazo que teníamos olvidado.  Mi madre no tiene "sangre azul", lo que significa que no desciende de ningún linaje de la monarquía. De ahí viene mi familia en esta parte del mundo, mi madre es inglesa, al igual que mi tía y Matt, claro.  Mi madre se mudó de pequeña con su padre a Dinamarca, lugar en donde conoció a mi padre, y posteriormente, me tuvieron a mi. Debido a esta prematura mudanza, mi madre no es tan conocida en este lugar. Incluso creo que si pregunto a alguien si conoce a los reyes de Dinamarca no sabría que responderme. Eso es beneficioso para mi plan.  Nada mejor que un lugar donde no te conocen para comenzar una vida nueva. O fingirla.  Con el pasar de estos días también he hecho amigos. Bueno, en realidad son los amigos de Matt, pero aparentemente fui de sus agrados y ahora podría decirse que tengo un "grupo de amigos". Digamos que estoy practicando esto de tener que socializar.  Bajo del auto y me encamino al gimnasio. Las grandes puertas de vidrio se abren automáticamente y me dirijo hacia las cintas de correr para entrar en calor.  Al instante, veo a mi primo entrar y al verme camina hacia mí. — ¿No te parece este un buen día para atrofiarse los músculos? —bromea, encendiendo la cinta a mi lado. Niego con la cabeza, divertido. — ¿Quieres ir a un bar con los chicos esta noche? Hago una mueca, pensativo, pero asiento. Podría ser divertido. En ese instante, levanto la mirada al frente y me quedo casi hipnotizado con la cabellera rubia que se asoma por una de las columnas. Recorro con la mirada sus torneadas piernas y su cintura, esperando que voltee para poder verla completa. — ¿Qué tanto miras? —susurra Matt a mi lado, provocando que me sobresaltara y provocara ruido en la máquina de correr. Ella voltea en busca del ruido provocado y me observa para rápidamente quitar la mirada. —Oh, ya veo —ríe por lo bajo—. Se llama Kyanna. Veo como camina alejándose pero dándome una buena vista que apreciar. — Ella forma parte del grupo, por lo que ya sabes… la veremos esta noche —dice con cierto tono. Definitivamente esta noche podría ser divertida.   (…)   — ¡Fondo blanco! —exclaman todos en la mesa una y otra vez hasta que logro terminarme todo el contenido del vaso. Mierda, nunca tomé un vodka tan fuerte. La bulla aumenta aún más al ver la mueca en mi rostro. — ¡Así se hace, novato! —grita uno de los chicos abrazándome por el cuello. Suelto una carcajada al verlo trastabillar. — Suficiente alcohol para ti —le digo intentando sentarlo. Él rechina sus dientes y niega con la cabeza, tomando otra lata de cerveza. Vaya mezcla. — No seas aguafiestas, novato. Matt ríe divertido sin quitarnos los ojos de encima. Ruedo los ojos. Empezaba a odiar ese estúpido mote. Desde que Matt inventó una larga y divertida historia del novato recién salido de la universidad con poca experiencia con la vida misma me llegó ese apodo poco erróneo, a decir la verdad. — Está a punto de comenzar la acción —dice Matt, con su mirada detrás de mi.  Giro completamente para ver a la persona, por la cual vine, llegar y pasar sin siquiera mostrar su entrada e identificación.  La veo caminar tranquilamente hacia la barra, pedir algo al barman e inspeccionar el tumulto de personas mientras espera su pedido.  — No puede ser que esté aquí — murmura por lo bajo Matt, incorporándose de golpe.  Frunzo el ceñó sin entender su visible molestia, pero antes de que pueda dirigirse hacia la persona en cuestión, se detiene cuando las luces del lugar bajaron notablemente.  Un chico hace sonar el micrófono, interrumpiendo la canción que estaba sonando y llamando la atención de todos en el lugar. — ¡Buenas noches a todos! ¿Están finalmente listos para la acción?  Para mi sorpresa la multitud grita emocionada, y ya no sé si me encuentro en un bar o en una presentación de Tomorrowland.  Entonces los reflectores apuntan a cierto lugar en el escenario donde una cabellera rosa resalta, la veo acomodar sus auriculares rosa chillón, provocando una ola de exclamaciones en apoyo.  No puede ser. ¿Es dj o algo similar? — Es dj — confirma Matt, a mi lado.  Observo con asombro a las personas levantar sus brazos al son de la música y ladear constantemente la cabeza al ritmo. Algunos saltan, otros bailan y otros simplemente la observan.  No entiendo mucho de música pero definitivamente está hecho para que muevan la cadera y lo que prosigue hacia abajo.  Al instante en que veo que una castaña sube y baila a la par de la rubia dando un buen espectáculo, escucho a Matt maldecir por lo bajo.  Definitivamente estos tienen historia. Decido preguntar sobre eso más tarde.  La veo bajar del escenario y cuando veo que toma el camino directo hacia la barra del bar, me apresuro a llegar antes que ella.  — ¿Qué vas a pedir? —grita el barman, para que lo oiga.  Pienso rápido. — ¿Qué suele tomar la dj?  Hace una mueca, pensativa.  — Generalmente pide cocteles sin alcohol. — Dale las rondas que quiera tomar de la bebida que pida, las p**o yo — respondo entregando un par de billetes de cien, eso debe ser suficiente. Giro a ver el paradero de la rubia y al no encontrarla, frunzo el ceño. — No creo que acepte las bebidas, señor.  Volteo a verlo, seriamente.  — Solo has lo que he pedido, por favor —antes de se retire, digo—: Que sea anónimo.  El barman me mira extrañado pero no comenta nada al respecto. Hace bien, realmente no iba a darle más información de la necesaria.  La veo dirigirse finalmente hacia la barra y esperar su turno a ser atendida. Mientras tanto la observo y admiro hipnotizado lo bella que luce esta noche, está tan hermosa que mis latidos van el doble de lo normal. — ¿Nunca has visto una mujer atractiva? —se burla Matt apareciendo a mi lado.  — He visto muchas mujeres atractiva, pero ninguna ha captado mi atención hasta ahora—respondo sin quitar mi vista de ella, y él ríe en respuesta. La veo sonreirle al barman y algo dentro de mmi arde, pero no de buena manera. — ¿Conoces al dueño del lugar? —le pregunto a mi primo.  Él asiente y señala a un hombre junto a la barra. Camino hacia él y al llegar a su lado, carraspeo llamando su atención.   — ¿Necesitas algo, muchacho? —me observa seriamente.  Asiento y tomo asiento a su lado.  — Quiero dejar propina extra a la dj de esta noche —respondo sin dar más vueltas.  Él hombre, ya pasado en años, me mira como si sospechara algo pero en realidad no tiene de que.  — ¿Por alguna razón de particular?  Me encojo de hombros.  — No necesito razones y usted no necesita oirlas. Lo único que hará es darle esto a la rubia —le entrego un fajo de dinero y luego otro par de billetes por separado—.  Y usted se quedara con esto por las molestias generadas.  Me levanto lentamente y sin perder el porte me arreglo la camisa azul que decidí usar. Sin embargo, antes de poder alejarme de él, me toma del brazo bruscamente.  Gran error.  Rápidamente dos de los cuatro hombres de n***o se hacen presente y lo empujan lejos de mi. Por desgracia, esto parece llamar la atención de un par de personas, más aún cuando ven al dueño del bar sumamente asustado. — No lo complique mucho —le guiño un ojo y añado—. Ni usted ni ella tiene que saber quien soy, ¿quedó claro?  Él asiente rápidamente. Al instante los dos hombres lo sueltan y se ponen a mi lado, escoltándome a la salida.  Para nada llamamos la atención, pienso.  Entro en la camioneta negra, casi obligado por mis guardaespaldas. Saco mi teléfono para mandarle un mensaje a Matt, cuando la veo salir del club.  Nuevamente me quedo paralizado.  La parálisis aumenta cuando la veo salir abrazada con un hombre y caminar hacia un auto. Ella se sube al lado del conductor y él del otro lado. Antes de entrar completamente de su lado, gira y mira hacia los lados, como en busca de algo.  Sus ojos se detienen en mi ventanilla y frunce el ceño, imito su mueca. Realmente es imposible que vea algo, los vidrios son todos blindados. Entonces, ¿qué busca?  Sin apartar sus ojos entra lentamente al auto y cierra de la misma manera su puerta. Arranca el motor y emprende su camino.  Eso fue muy extraño. Suspiro.  Tengo que encontrar la forma de cruzar nuestros caminos.  ______________________________________________ Hola de nuevo a todos Les recuerdo que me pueden seguir en i********: @loslibrosdemica ahí estoy publicando contenido sobre las novelas Saluditos
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