Había llorado toda la noche, no podía creer que al fin iba a salir libre, todos estos años habían Sido una tortura, pero hoy al fin sería libre para retomar mi vida.
— ¿Lorena Salazar, ya estás lista? — Me preguntó una guardia.
— Muchísimo — Le contesté feliz.
— Vamos, que ya te están esperando —
Ella abrió las rejas y yo salí, este día iba a recordarlo para siempre.
— Ten cuidado allá afuera — Me dijo la guardia.
— no se preocupe, yo me cuidare mucho —
Camine con ella por el enorme corredor, estaba a unos pocos minutos de salir de este lugar.
— tengo miedo — Le dije, ella me miró y sonrió un poco.
— allá afuera solo están las personas que te quieren, ahora disfruta de tu libertad —
Ella abrió la reja y yo salí, el sol me pegó en el rostro de una manera tan deliciosa.
Al fin era libre, al fin podía volver con mi familia.
— hasta nunca Lorena — Me grito la guardia, yo voltee a verla y le sonreí.
¡Si, hasta nunca! no pretendía pisar este lugar otra vez, ahora solo iba a centrarme en hacer todo bien, en cuidar de mi abuelo y de mi papá.
Mire al frente observado como abrían el enorme portón, poco a poco pude ver el exterior, y allí estaba mi abuelo junto a la señora Juliette, mi abogada, ella había luchado por años para que me dejaran en libertad, cuando ella me contó que pronto saldria de prisión, no podía creerlo.
Camine lentamente a ellos, me daba tanto miedo que esto fuera un sueño.
— Lore mi pequeña — Me dijo mi abuelo abriendo sus brazos.
Yo corrí a el y lo abrace fuertemente, necesitaba sentirlo para creerme que esto era verdad.
— abuelito dime qué no estoy soñando — llore en sus brazos como una niña pequeña.
— No mi pequeña, esto es verdad, ya eres libre — Me separé de él y mire a la señora Juliette.
— ¡gracias! No sé cómo pagarle lo que ha hecho por mi todos estos años — Ella me dió una fuerte abrazo.
— verte libre es el mejor p**o — Me dijo ella y volvió a abrazarme.
— Ahora vamos, te tengo una sorpresa — Yo asentí con la cabeza, ella nos guío a un coche color azul, era bastante lindo.
— Suban por favor — Yo subi apenas ella abrió la puerta, los asientos eran tan suaves y cómodos, yo podría dormir en este lugar, también olía delicioso, olía a muchos dulces.
— Todo ha cambiado en estos años, creo que te va a sorprender mucho —
Ya estaba deseando volver a casa, quería estar en un lugar seguro.
Me recosté en el asiento y mire por la ventanilla, todo era bonito y brillante, yo... quería llorar en este momento, pero no lo haría, creo que he tenido suficiente de llorar, ahora era momento de poder ser feliz.
*
Mi abuelito me levanto, me había quedado dormida en todo el camino, cuando llegamos al fin a casa, ya era de noche, yo me bajé del coche y mire ambos lados, el lugar estaba cambiado, ahora se veía mucho mas deprimente.
— Muchas personas se han ido, y otros nuevos han llegado — Me dijo el como leyendo mis pensamientos.
Yo camine con mi abuelo a la entrada de la casa, el abrió y allí había una linda decoración con algunos globos.
— ¡gracias! — Le dije a mi abuelo y lo abrace fuerte.
— he traído pastel — dijo la señora Juliette entrando a la casa con una caja en sus manos.
— usted de verdad es un ángel para mí —
Yo le acerque a ella y la ayude con el pastel, mi abuelito saco un par de platos y cubiertos.
— ¡tenemos que celebrar esto en grande! —
La señora Juliette puso el pastel en la pequeña mesa que teníamos y corto varios trozos.
Yo le meto el dedo a la crema del pastel y me la lleve a la boca, era tan deliciosa y suave.
— yo me tengo que ir, pero ustedes se pueden comer todo el pastel — Me dijo la señora Juliette.
Ella se despidió de nosostros y salió de la casa. mi abuelito me entrego un enorme trozo de paste y yo me metí un pedazo a la boca, el dulce del pastel invadió toda mi boca, esto era lo mas delicioso que había probado en mi vida!
— come despacio, aquí todavía a más —
Yo le sonreí un poco y asentir con la cabeza.
La puerta de la casa se abrió y entro mi papá, yo dejé el plato en la mesa y corri a el, lo abrace y lo llene de besos.
— ¡Déjame! — Me grito mientras me apartaba de el.
— no debiste salir de prisión, ahora todos vamos a terminar en la mierda —
Empecé a llorar, ¿acaso no fue suficiente los años que pase en la cárcel por protegerlo?
— Yo te amo papá —
El me miró mal y paso sobre mi, y entro al cuarto.
— el es un mal agradecido, pero tú no le prestes atención, ahora sigamos disfrutando del pastel —
Ya no tenia ganas, solo quería tirarme a dormir, tal vez mañana sea mejor.
*
Papá se levantó temprano y se fue de casa, mi abuelito me preparo algo de desayunar.
— voy a salir por unas horas, cuando vuelva si quieres podemos salir un rato — Yo asenti emocionada, tenía tantas ganas de volver a ver la ciudad, quería ver cuan cambiada estaba.
— Te espero aquí, no te preocupes — Mi abuelo se despidió de mi y se fue, yo fui al baño, quería darme una ducha y cambiarme para cuando llegue mi abuelito ya esté lista.
Me di la ducha y me envolví el cuerpo con una toalla.
Salí del baño y en la sala habían tres hombres, yo agarre con mas fuerza la toalla en mi cuerpo.
— ¿Tu quien eres? — Pregunto uno de los hombres.
— soy Lorena, ¿ustedes que hacen aquí? — El tipo que me había hecho la pregunta se levantó y dió un paso a mi.
— acaso tu eres amante del infeliz de Marcelo? —
Yo negué con la cabeza de inmediato.
— soy su hija, pero el no está —
El hombre pateó un banco y me miró con rabia.
— tu papá me debe mucho dinero, y he venido a cobrarlo — Yo trague en seco.
— El no está — Le volví a decir.
— eso puedo notarlo, pero mientras lo espero voy a divertirme un poco —
El saco una navaja.
— si te portas bien conmigo yo me portare muy bien contigo —
Empecé a llorar.
— papá les va a pagar, solo denle un poco más de tiempo — Le dije llorando.
— traiganla — Ordeno el hombre.
Uno de los tipos me agarró del brazo y me arrastró hasta donde su jefe.
— El les va a pagar — Le volví a decir.
El tipo me puso la navaja en el cuello.
— desnúdate — Yo negué con la cabeza de inmediato.
— ¡Por favor! mi papá les va a pagar —
El tipo me empujo y yo terminé en el suelo.
— si que me va a pagar, y ya se cómo cobrarme—
Yo cerré los ojos con fuerza, no quería ver lo que el pretendía hacerme.
— ¿Quien carajos son ustedes? — Preguntó una voz ronca y profunda.
— He hecho una pregunta —
Yo abrí los ojos y vi al hombre de cuál provenía esa voz.
— Hola Lorena — Me saludo el hombre con un atisbo de sonrisa, al mirarlo detenidamente supe de inmediato quién era, esos ojos no podían pertenecer a nadie más.
El tipo con la navaja se lanzo a él, pero Donovan rápidamente lo redujo, y le quitó la navaja.
— Largo, y llevenlo a un hospital, le acabo de partir los dedos — Los otros dos hombres recogieron a su jefe y salieron de ma casa.
Donovan se agachó y me quedo mirando.
— bienvenida a la libertad, ¿lo estás disfrutando? —
Yo me puse de rodillas.
— perdóname —
El volvió a sonreír.
— Me encantaría perdonarte, pero no puedo, tu mataste a la persona más importante en mi vida, manchaste su buen nombre, eso es lo que más me jode —
El se levantó y yo lo mire desde mi lugar en el suelo, de esta forma podía ver lo poderoso que el era, el aura de poder que transmitía era enorme.
— Lo siento — Le dije entre lágrimas.
— sentirlo no soluciona nada —
¿Que más podía decirle? Todo lo que salga de mi boca para el será algo malo.
— ¡El olor a pobreza es terrible! ¿cómo pueden vivir en estos lugares? —
Yo me levanté y trate de acercarme a el.
— ¿porqué viniste? — Le pregunté.
— tu papá me robó muchísimo dinero, o me pagan o el terminará en la cárcel, y ustedes en la calle, porque está pocilga me pertenece —
Yo trague en seco, papá no podía ir a prisión, eso allí era horrible, y mi abuelito no podía terminar ena calle, el ya estaba anciano.
— yo puedo trabajar y pagarte —
Donovan se acercó a mí, en un movimiento rápido atrapó mi mandíbula y la apretó con fuerza.
— Lo harás, de eso me voy a encargar yo —
Donovan me acerco a el, se inclino un poco y me miró a los ojos.
— Me perteneces Lorena Salazar, tu mediocre vida es mía, y si pensaste que saliendo de prisión todo había acabado, estabas muy equivocada, ahora empieza tu verdadero castigo —
Los ojos de Donovan daban tanto miedo, había tanto odio y resentimiento en ellos que hacían que mi corazón latiera con fuerza, mis piernas eran una gelatina, yo estaba temblando en estos momentos.