Capítulo IVCuando el Marqués se subió a su calesa, vio que el Coronel Alistair Merrill se dirigía apresuradamente hacia él. —Buenos días, Alistair. Esperaba verte anoche en mi fiesta. El Coronel se llevó al Marqués a un lado para que los sirvientes no pudieran oírlo. —Fui a Eton— dijo en voz baja—. Deseaba echarle un vistazo a mi su-puesto primo, el Vizconde Merr. —¿Y qué impresión te causó? —Mientras reflexionaba sobre lo que me contaste y lo que estaba escrito en la carta de tu vieja institutriz, recordé claramente a Grimwood. Yo acostumbraba visitar Merrill Park con frecuencia cuando se me considera-ba el presunto heredero del Duque. El Coronel apretó amargamente los labios antes de continuar diciendo: —Recuerdo haber pasado más de una vez por la granja de los Grimwood cuando ib