- Tienes mucha suerte, Hana- dijo Misaki suavemente mientras entraba al camerino y comenzaba a subir las escaleras- No tuviste que perder un bebé hoy Su voz normalmente alegre sonaba tan triste que no pudo evitar mirarla. Había un dolor grabado en su rostro, un dolor que no pertenecía allí. - ¿Tu?- preguntó ella suavemente. - Sí. Jitsu también. Sucede a veces en lugares como este. Jitsu estaba tan molesta por eso que ya ni siquiera da vueltas, y mucho menos hace más que eso. Escuché que quería quedarse con el bebé, pero Dajaku dijo que la echaría del club si lo hacia. Creo que todas hemos estado en la clínica al menos una vez en algún momento. A veces resulta que no es nada, como tú hoy. Pero a veces... Misaki se quedó en silencio y vio tanta tristeza en la chica normalmente vibrante