- ¡Oh, guau! ¡Eres tan bonita! Las otras chicas murmuraron en acuerdo mientras la oradora saltaba de su silla y se acercaba al trote. Era más pequeña que Sasha y tenía el cabello rubio rizado que se balanceaba alrededor de su rostro con cada movimiento. Sus grandes ojos azules tenían una dulce especie de inocencia y Sasha tenía dificultades para imaginarla bailando en uno de los postes de abajo. - Soy Misaki- dijo, ofreciendo una mano para que ella la estrechara- ¡Si alguna vez necesitas algo, házmelo saber y estaré feliz de ayudarte! - Gracias- respondió, un poco sorprendida por la cálida bienvenida. - ¿Qué te trae por aquí?- preguntó la segunda jugadora de cartas mientras se echaba un exquisito cabello rojo por encima del hombro y la miraba con llamativos ojos violetas por encima de